Para llegar a científico hace falta tiempo, esfuerzos y aprendizajes. Se necesita pasión por lo que se hace. Hoy reconocemos la existencia de un impulso epistémico o deseo de saber que hace de la curiosidad humana un camino hacia la investigación y las ciencias. La teoría psicoanalítica considera saludable la necesidad de conocer, y propone que el “problema de aprendizaje” manifiesta que tal deseo ha sido obstaculizado. “En todo científico anida un alma de niño”
La mano, la mirada, el chupeteo o mordisqueo, el oído alerta y el descubrimiento de aromas son los primeros instrumentos y estrategias que el bebé pone en juego para descubrir el mundo que lo rodea. Ese pequeño investigador ya se formula sus primeras conjeturas.
Las futuras habilidades de niñas y niños dependerán de quienes estemos cerca, para alentarlos, para desafiarlos, para ampliar el mundo de objetos y sucesos sobre los cuales podrán barajar hipótesis, provocar efectos, producir manipulaciones.
En los primeros años los padres y otros familiares, pueden animar la curiosidad a través de los objetos hogareños, plantas y animales. Recursos sencillos como una lupa, trozos de madera, plásticos, telas, etc., permiten “inventar” numerosas experiencias. Los paseos por los alrededores pueden dar lugar a múltiples descubrimientos. El agua, la arena, las comidas, los cambios climáticos son elementos que permitan la búsqueda, la exploración, la formulación de preguntas. Para lograr generaciones de investigadores…
Al hablar de curiosidad, de saberes que se conquistan, no nos remitimos solo al conocimiento de la biología, están también la lengua oral y escrita, las matemáticas, las ciencias sociales, la física, la química, la ecología y la ética. Cuando nos preguntamos, conjeturamos, anticipamos resultados o comprobamos hipótesis en torno a todo lo que nos rodea, estamos preocupándonos por el ambiente con todos los aspectos que están involucrados. Curiosidad: saberes que se conquistan.
BIBLIOGRAFÍA: González Cuberes, María Teresa, “De la curiosidad a las ciencias, un saber que se construye…”, en María Teresa González Cuberes (comp.) Articulación entre Jardín de Niños y E. G. B. La alfabetización expandida. Buenos aires, Aique (Aportes a la educación inicial). 1996, pp