DISLEXIA

Concepto Se llama dislexia a la incapacidad de algunas personas para leer y escribir correctamente, sin tener por otro lado, una inhabilidad intelectual en cualquier otro ámbito. Se presenta cuando el hemisferio cerebral izquierdo, responsable de procesar la información visual, realiza su tarea a una velocidad inferior que el lado derecho, encargado de los procesos del lenguaje. Generalmente es hereditaria. Los disléxicos pueden mejorar si reciben ayuda adecuada durante la infancia aunque no en todos los casos. La dislexia puede tener diversos orígenes: causas genéticas, dificultades en el embarazo o en el parto, lesiones cerebrales y problemas adaptativos en la escuela son algunas de sus causas.

Algunos síntomas Los signos de la dislexia varían a medida que el niño crece. De los 3 a los 5 años experimenta desarrollo lento del habla y dificultades de pronunciación; inconvenientes para aprender rutinas y memorizar números, letras o los colores; dificultades con la manipulación de sus prendas de vestir (abotonar o subir cierres). Desde los 6 y hasta los 11 años, aproximadamente, confunde los números, las letras o cambia el orden de éstas en las palabras; presenta dificultades en la pronunciación y recordar palabras; inconvenientes para comprender las lecturas; y tiene dificultades de coordinación lo que le provoca una mala caligrafía. De los 12 años en adelante tiene dificultades para concentrarse; no formula conceptos de forma ordenada; le cuesta planificar su tiempo; y se bloquea emocionalmente. La dislexia puede diagnosticarse desde la época preescolar, y debe ser atendida desde su captación, pues en tanto más se demore en el tratamiento, más compleja se torna.

Tratamiento de la dislexia Tiempo atrás el tratamiento de la dislexia se anclaba en el idea del refuerzo del área de lateralidad, la orientación espacial, la grafo motricidad, la orientación temporal y las seriaciones; pero los últimos descubrimientos en este campo, consideran necesario además el “sobreaprendizaje”. Es decir, volver a aprender la lecto-escritura, pero adecuando el ritmo a las posibilidades del niño. Además de un adecuado tratamiento por parte de un profesional (pedagogo-terapeuta, logopeda…). Es conveniente poder ayudarle a aprender de la manera que le sea posible. Algunos instrumentos de ayuda conocidos hasta el momento, son calculadoras, magnetófonos, tablas de datos y como no, la presencia de un adulto ayudándole con la lectura oral del material de estudio. Hemos de tener en cuenta que tanto en la escuela como en casa, para un niño disléxico las tareas escolares le van a ocupar más tiempo que a otro niño cualquiera, convirtiéndose a veces en un trabajo arduo y pesado y por tanto, aumentando su frustración y rechazo.