GRIEGOS Y ROMANOS A LA MESA

LA ALIMENTACIÓN EN GRECIA

Una sola comida principal: LA CENA Tanto en Grecia como en Roma, la cena comenzaba varias horas después del mediodía. En época clásica, la costumbre era que los hombres comieran reclinados y que niños y mujeres se sentaran. Para reclinarse utilizaban unos lechos dispuestos en torno a una mesa cuadrada. Lo habitual era echarse sobre el brazo izquierdo de forma que quedara libre el brazo derecho. Si había invitados la comida se hacía en la parte de la casa reservada en exclusiva a los varones; en caso contrario , se hacía en el patio.

A los invitados, antes de colocarse a la mesa, unos esclavos se encargaban de quitarles el calzado, les lavaban los pies y les pasaban un recipiente de aguas para lavarse las manos. No utilizaban cuchillos ni tenedores, por lo que los alimentos se daban troceados y se cogían con las manos. Tampoco se usaban manteles ni servilletas. El desayuno era muy sencillo, a veces un trozo de pan empapado en vino puro. La leche la tomaban sólo los niños. El almuerzo se parecía más al lunch inglés que a nuestra comida y solía tomarse fuera de casa.

La cena se componía normalmente primero de entremeses variados, consistentes en verduras diversas, pescado salado y ostras. La base del plato principal era casi siempre de carne o pescado preparado de diversas formas. El postre consistía en frutas o pasteles. Los restos de comida se arrojaban al suelo y al final los comensales se lavaban las manos. La cena se terminaba bebiendo vino. Lo habitual era que el vino se mezclara con agua, caliente o fría. Tras la cena comenzaba el “symposium”, de donde viene nuestra palabra banquete, en el que se bebía, se charlaba, se escuchaba música, hasta altas horas de la noche. Con el tiempo se convirtió en la parte más importante de la cena.

LA ALIMENTACIÓN EN ROMA La alimentación romana, como la de muchas civilizaciones antiguas, no era tan exquisita como la presentan las películas. El ciudadano de a pie, tenía una alimentación bastante pobre, basada fundamentalmente en frutos secos, aceitunas, trigo, queso… poca carne y poco pescado. Lógicamente con el paso del tiempo, las costumbres varían, por no podemos hablar ni de la misma dieta, ni de las mismas costumbres en el comer en las distintas etapas históricas de Roma. LA ALIMENTACIÓN EN ROMA

En la Monarquía… “Es preciso comer para vivir…” Esta es la frase que marca la actitud de los romanos primitivos ante el alimento. No comen por placer. Son austeros. Realizan tres comidas al día Los comensales están sentados en el atrio, cerca del hogar. Sólo el padre está recostado La madre, los niños y los esclavos comen en esta misma estancia, juntos o en mesas separadas. Se nutren de hortalizas preparadas sin refinamiento o de unas gachas espesas preparadas con granos de trigo, cocidos con agua en principio, y más tarde con leche Se bebe poco vino. Incluso está prohibido para mujeres y jóvenes. “El marido es juez de su mujer; si ha bebido vino o cometido adulterio, que la mate” (Catón)

En la República… ANTES DE LAS GUERRAS PÚNICAS El lujo en el comer está supervisado por los censores, que actúan con severidad contra los amantes de festines prolongados. Poco a poco, tras vencer en las Guerras Púnicas, los Romanos van deseando vivir mejor. Se facilitan las importaciones, lo que supone más posibilidades de variar el menú. UNA RECETA DE CATÓN BIZCOCHO CARTAGINÉS Remojar una libra de harina; escurrir; mezclar con 3 libras de queso fresco, ½ libra de miel y un huevo. Después de haber mezclado bien, cocer todo en una olla de barro, hasta que adquiera una consistencia espesa.

DESPUÉS DE LAS GUERRAS PÚNICAS JENTACULUM: pan y queso. Los niños llevan una pasta a la escuela. PRANDIUM: Refrigerio al mediodía: carne fría, frutas, un poco de vino, de pie y con prisas. CENA: Verdadera comida tomada a media tarde, cuando se han terminado las ocupaciones de la vida activa. Se acababa normalmente después de la caída de la noche.

LA ETIQUETA EN LA MESA La cena en un principio se tomaba en el atrium, luego se trasladó al cenaculum y cuando se extendió la costumbre, por contagio de Grecia, de comer recostados, se empezaron a construir habitaciones expresamente para ello, llamado triclinium En el centro de la habitación había una mesa redonda, rodeada de tres lechos de plano inclinado, de madera o cemento, dejando un hueco entre ellos para facilitar el servicio. Los lechos tenían tres plazas y se cubrían de colchones y telas o tapices. El lecho de honor era el medius y el puesto de honor dentro de este era el imus in medio El número mínimo de invitados era 3, el de las Gracias, y el máximo 9, el de las Musas. Si había más de 9 invitados se disponían más mesas.

Se cuidaba mucho qué esclavos servían la mesa. Se escogía a los más guapos, se les dejaba el pelo largo y se les vestía con colores variados. En cambio los encargados de recoger los restos de comida arrojados al suelo, llevaban el pelo corto y vestían de forma tosca. El primer plato de la cena solía ser entremeses variados, en los que no faltaba generalmente el huevo, que se acompañaba de mulsum, una mezcla de vino con miel. Luego se servían platos diversos de carne o pescado, acompañados con vino. Los postres eran también frutas y dulces. En las grandes ocasiones, tras el postre tenía lugar la comissatio que consistía en algo parecido al symposium griego. Tanto en Roma como en Grecia, el “banquete”, la sobremesa, tenía un valor social importante. No faltaba la figura del parásito que hacía todo lo inimaginable para que se le invitase a cenar

En Roma sí era habitual el uso de servilletas, que los invitados portaban y luego se llevaban a casa con los restos de la comida. Se comía con las manos y la etiqueta exigía coger los alimentos con las puntas de los dedos, sin mancharse las manos ni la cara. Los esclavos pasaban los aguamaniles y cada invitado llevaba su toalla. Las mujeres estuvieron mucho tiempo excluidas de las cenas. Las casadas consiguieron este derecho en el siglo I a.C. Los esclavos recibían cotidianamente casi 1 kg de cereales, que ellos mismos molían, amasaban y cocían. También recibían pescado en salazón, aceitunas, sal , aceite y vino. La cantidad dependía del trabajo realizado.

En el Imperio… “Los Romanos comen para vomitar y vomitan para comer” (Séneca) La literatura y la historia hablan demasiado de orgías como para ignorarlas. Las mujeres jóvenes ya han conseguido el derecho de asistir a las cenas. Las mesas se sirven al son de instrumentos de música. Cuanto más rebuscado es el alimento, más estruendosa es la música. El servicio de los platos se mezcla con danzas, juegos, sorpresas… La gastronomía romana alcanza su apogeo en este momento.