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XVIII Encuentro Nacional de Formación Permanente para los responsables de los Curso Introductorios de los Seminarios de México. Del 24 al 28 de noviembre.

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1 XVIII Encuentro Nacional de Formación Permanente para los responsables de los Curso Introductorios de los Seminarios de México. Del 24 al 28 de noviembre 2014 – Monterrey, N. L.

2  ”LOS DESAFIOS FORMATIVOS ACTUALES Y EL CURSO INTRODUCTORIO EN SU PROCESO DE RECONSTRUCCION”    
Objetivo: Presentar el proceso histórico de construcción del CI, confrontarlo con la realidad formativa actual, para responder de la mejor manera a los desafíos de la formación sacerdotal.

3 MÉTODO IDEAL DE LA FORMACION EN EL CI (Construcción)
REALIDAD (Deconstrucción; desmontaje de un concepto o de una construcción intelectual por medio de su análisis, mostrando así contradicciones y ambigüedades)  PROPUESTAS-ACCION (Reconstrucción)

4 la implementación del Curso Introductorio en los Seminarios de México
La Iglesia de México respondió pronto al llamado del Concilio Vaticano II en el Decreto Optatam totius de establecer un Curso Introductorio. En el desarrollo histórico se pueden reconocer al menos tres etapas: a)   La primera, a partir del Vaticano II y hasta finales de los años 80, es un período de búsquedas, con experiencias y modelos muy variados en las diversas iglesias particulares b)  La segunda etapa gira en torno al Sínodo de los Obispos dedicado a la formación sacerdotal y al documento producto del mismo, Pastores Dabo Vobis. Aquí la experiencia se ha estabilizado en el marco de un año (aunque algunos distinguen el curso introductorio de un tiempo de nivelación). c)   La tercera etapa corresponde al último lustro. Continuando la idea de la reiniciación cristiana, procura, sin embargo, una perspectiva más integral de la experiencia, desarrollando las diversas dimensiones formativas, con un fuerte acento vocacional y de conocimiento de Cristo y de la Iglesia. 

5 “Elementos de un curso Introductorio” devym-1989

6 Objetivos específicos del CI
1. Promover en los postulantes una formación humano-cristiano, unida al adecuado nivel cultural que les permita desarrollar “equilibradamente a la persona humana de manera integral” cultivando así aptitudes necesarias para poder obtener frutos del proceso educativo especifico del seminario mayor.

7 2. Tener una experiencia de vida comunitaria intensa, a la luz del misterio de Cristo y de la ministerialidad de la Iglesia; facilitar que los formandos descubran con claridad, los valores y las exigencias específicas de la vocación al ministerio ordenado y del carisma al celibato.

8 3. Profundizar cuidadosamente el proceso de discernimiento vocacional personal del formando y cultivar en ellos una disponibilidad sincera, generosa, libre y madura, sustentada en una fe teologal, mediante la que puedan expresar su determinación de aceptar con plenitud de ale

9 4. Proporcionar una intensa “propedéutica espiritual” que facilite la formación espiritual en el seminario mayor.

10 LOS ACENTOS PEDAGÓGICOS
a) Generar una atmósfera comunitaria de serenidad objetiva, que facilite a cada postulante encontrarse consigo mismo y descubrir sus mecanismos de evasión. b) Ejercitar las potencialidades reflexivas de manera ordenada y sistemática, capacitándole para asumir una distancia crítica respecto de la vorágine sensorial de la sociedad de consumo. c) Ayudarle a desarrollar y afinar la capacidad de silencio interior a fin de que aprenda a escuchar con gozo la naturaleza, los hermanos, la comunidad, los formadores, la Iglesia y a Dios.

11 d) Cultivar y crecentar la sensibilidad humana respecto de la belleza, la verdad, el bien, la armonía y el orden, junto con una primera iniciación en ejercicios de discernimiento de los signos de los tiempos y de los valores auténticos. e) Transmitir un clima de autenticidad y confianza en el que la veracidad, la sinceridad y la transparencia sean apreciadas, estimuladas y vividas como caminos de crecimiento y de libertad.  f) Rectificar los conceptos distorsionados, incompletos o erróneos, respecto de las dimensiones biológicas y psicológicas de la virilidad, la femineidad, la genitalidad y el matrimonio, iluminando los caminos que conducen a una armoniosa y casta integración de la sexualidad y la afectividad.

12 g) Potenciar el aprecio del deporte, los tiempos libres, las recreaciones comunitarias y el sentido de la gratuidad y de la fiesta. h) Estimular el sentido de iniciativa y responsabilidad personales, desalentando la competitividad y las comparaciones, al tiempo que se ayude a descubrir y a ejercitar el sentido humano-cristiano del trabajo, tanto manual cuanto intelectual. i) Educar el sentido de la expresión personal al respecto de la higiene, el vestido, el trato interpersonal, la urbanidad en el comer y beber, la gratitud, el respeto y la modestia en el actuar.

13 j) Cultivar el valor de la comunicación y la amistad fraterna, educando respecto de los medios para dilatar el corazón, liberándolo de los movimientos de posesividad, celos, envidias y exclusivismos selectivos. k) Ampliar la conciencia histórica, de manera que estimule la capacidad de proponerse objetivos a mediano y largo plazo, con el correlativo señorío de la ansiedad y el ejercicio concreto de la fortaleza, la paciencia y la perseverancia en el esfuerzo emprendido.

14 l) Relativizar y ampliar el campo de las experiencias personales, ayudándoles a ser más abiertos, realistas, universales, y brindándoles aquellos elementos que les capaciten para progresar en el ejercicio de un estilo de diálogo capaz de potenciar la complementación y afianzar la comunidad afectiva y efectiva. m) Capacitarlos para que sean protagonistas de un sincero, serio y eficaz proceso de autoformación, mediante la internalización responsable del camino formativo que les ofrece la Iglesia, tanto en el Ciclo Propedéutico cuanto, luego, en el Seminario Mayor.

15 n) Sensibilizarlos respecto del sentido de la justicia y del bien común, acompañándolos en la identificación de los prejuicios, mecanismos de defensa, resentimientos y agresividades manifiestas o latentes, de manera que puedan asumirlos, integrarlos y superarlos. ñ) Favorecer el descubrimiento de la austeridad como estilo de vida personal, mediante el cultivo de la abnegación y la reciedumbre interiores, unidas a la amabilidad y mansedumbre exteriores, de tal manera que puedan irse afianzando, simultáneamente, en la generosidad, la magnanimidad y un ejercicio no exhibicionista sino eficaz y fraterno, de la servicialidad.

16 o) Alentar el desarrollo de una actitud positiva ante los acontecimientos y situaciones, favoreciendo el clima de alegría compartida y el culto del buen humor respecto de sí mismo, al tiempo que se desalienten con firmeza los apodos, sobrenombres, ironías y ridiculizaciones a otros, por cuanto hieren, humillan y, con suma frecuencia, retardan u obstaculizan el crecimiento de los hermanos. P) Ayudarlos a descubrir con sencillez y realismo, las carencias humanas, las deformaciones culturales y los límites, orientándolos en el conocimiento del propio temperamento y en la reeducación positiva del carácter.

17 LOS PROTAGONISTAS DEL PROCESO
a) Cristo, de quien procede el llamado. El atrae sin descanso, cautivando interiormente y acrecentando el grado de libertad para poder responder mediante el seguimiento. Actúa con su Espíritu para transformar el corazón humano del postulante.  

18 b) El obispo, que ha sido constituido pastor por el Espíritu Santo para apacentar a la Iglesia del Señor. Él ha recibido la misión de aceptar a los postulantes y conocerlos en profundidad. A él corresponde, también, proveer a su más adecuada formación.

19 C) El rector del Seminario Mayor en íntima colaboración con el director, el vice-director, el ecónomo, los formadores y profesores del Ciclo Propedéutico

20 d) Los postulantes que proviniendo de ambientes, situaciones y contextos con frecuencia muy diferentes entre sí, constituyen un signo elocuente de que el Señor no hace acepción de personas.

21 e) La comunidad cristiana –superiores, director espiritual, profesores, personal de apoyo y postulantes- del Ciclo Propedéutico.

22 f) Las familias de los postulantes y de los formadores, que tienen una misión –fundamental e insustituible- de brindar la riqueza peculiar de sus relaciones interpersonales plenas de afecto, generosidad y ternura.

23 g) Los diversos miembros del pueblo de Dios –especialmente aquellos de las comunidades de procedencia.

24 LOS EJES FUNDAMENTALES
1) Educar a la autotrascendencia. 2) Generar una comunidad. 3) Iniciar en el arte del conocimiento propio. 4) Encaminar a la internalización de los valores

25 LA TAREA DE LOS FORMADORES
La coherencia y plenitud de vida. 2. La ministerialidad efectiva.  3. La aptitud para la resolución. 4. Carisma para el discernimiento.

26 LA REALIDAD - PROCESO DE DECONSTRUCCIÓN
desmontaje de un concepto o de una construcción intelectual por medio de su análisis, mostrando así POSIBLES contradicciones y ambigüedades.

27 CARACTERISTICAS PRINCIPALES DE LA POSMODERNIDAD
Es Individualista. Lo importante son sus gustos e intereses Es NIhilista. Para él nada es permanente y vive la cultura del desecho. Epson Jacinto Pérez López Es un Nativo digital, acostumbrado a las relaciones virtuales, y a la inmediatez) Es Superficial. Lo importante en su vida es la exterioridad, la imagen. ) Es Relativista. No tiene valores absolutos. Tiene el sentido de Autoridad diluida. Le ha faltado referencias estables y creíbles. Es Hedonista. Hace el menor esfuerzo posible, no tiene espíritu de sacrificio, busca sólo lo que satisface. Vive una Espiritualidad sincretista. Lo importante es llegar a Dios. Desencanto a los grandes relatos. Crisis de pertenencia a las instituciones

28 REALISMO ANTROPOLOGICO Y PEDAGOGICO PARA VER A LOS FORMANDOS
¿Cómo sanar las heridas emocionales y psicológicas de los candidatos? ¿Cómo generar hábitos capaces de plasmar personalidades, robustas, humildes para hacer una opción de vida definitiva? ¿Cómo acompañar un proceso de discernimiento vocacional? ¿Cómo hacer compatible la diversidad de ritmos de crecimiento personal con los objetivos para cada etapa? ¿Cómo ayudar a los candidatos en la formación intelectual cuando llegan con una deficiente educación sin método de estudio ? ¿Cómo ayudar a clarificar las motivaciones iniciales, para madurarlas, profundizarlas y confrontarlas, para llegar a una claridad en la recta intención?

29 Es imprescindible el conocimiento del individuo concreto que se está formando, con sus irrepetibles particularidades. Pero el conocimiento de cada persona se basa en el conocimiento del ser humano en cuanto tal, de una visión antropológica. Toda pedagogía tiene su base en una determinada visión del ser humano.

30 No soy yo quien obra el mal, sino el pecado que habita en mí
No soy yo quien obra el mal, sino el pecado que habita en mí. Bien sé que el bien no habita en mí, quiero decir, en mi carne. Puedo querer hacer el bien, pero hacerlo, no. De hecho no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Por lo tanto, si hago lo que no quiero, eso ya no es obra mía sino del pecado que habita en mí. (Rm, 7,15-17)

31 Reconocer la bondad fundamental del hombre
Ante todo, el hombre es creatura e imagen de Dios. Hay en él una dignidad y una nobleza que lo ponen por encima de toda otra creatura. La filosofía y la psicología que el hombre es espíritu de algún modo abierto al infinito, en el que hay un dinamismo profundo hacia la trascendencia. El hombre es fundamentalmente bueno, muy bueno (cf. Gn 1,31). Tarea del educador será ayudar a que se despliegue toda la bondad ínsita en cada uno de sus seminaristas y llegue a su más alto desarrollo. Ha de saber descubrir en el educando la imagen de Dios que se oculta quizás tras un muro de defectos, pero que no por eso es menos real.

32 Reconocer los límites y posibilidades del hombre
Sin embargo, sería también un grave error ignorar los límites y hasta las miserias que trae consigo ese joven que se prepara para el sacerdocio. Es un ser finito, condicionado por las coordenadas de su corporalidad e historicidad, ajetreado por influjos psicológicos conscientes o inconscientes. Y sobre todo, es un hombre cuya naturaleza quedó tocada por el pecado El buen formador no puede dejar de tener en cuenta esta realidad y obrar en conformidad: primeramente reconociendo la herida y detectando sus consecuencias prácticas; en segundo lugar, previendo; y, en tercero, curando.

33 El realismo antropológico y pedagógico de Cristo Maestro.
No cierra los ojos ante la nobleza apasionada de Pedro, ni ante la fidelidad de Juan. Pero los conoce muy bien, los conoce por dentro. Sabe que «el espíritu está pronto, pero la carne es débil» El Evangelio nos presenta a un Cristo conocedor profundo del corazón humano (cf. Jn 2,25) Jesús es capaz de descubrir la sinceridad de un verdadero israelita como Natanael (cf. Jn 1,47) la mentira e hipocresía de los fariseos (cf. Mt 23,13-32) Pero lo que más nos sorprende es que, a pesar de conocer perfectamente su fragilidad, los llama y los destina a una misión muy superior a sus fuerzas para que quede patente que la santificación y la evangelización es obra de la gracia.

34 También el formador es hombre
También el formador es hombre. Conviene que lo tengamos siempre presente. Yo, formador, soy también una mezcla de grandeza y de miserias, de tendencia a la trascendencia y de egoísmo, afectado por impulsos, pasiones y condicionamientos psicológicos. Yo soy también imagen de Dios redimida.

35 Rasgos peculiares del formando de hoy
Tendencia marcada a la dispersión mental. A la superficialidad , la distracción y la divagación. También la formación de la voluntad es débil. La sociedad del consumo fácil e inmediato promueve y acentúa la tendencia humana a la comodidad y al abandono de todo esfuerzo y sacrificio Falta un sano sentido de autocrítica del propio comportamiento, de los gustos, costumbres y hábitos que se van adquiriendo.

36 Se encuentran fácilmente a merced de sus sentimientos, gustos y caprichos.
Regulan su vida según el vaivén de las emociones, de la moda, de la presión ambiental. Si bien todo joven, de toda época, es ordinariamente inestable e inconstante por estar todavía madurando su personalidad, tal vez el joven de hoy lo sea aún más. No hace falta reflexionar excesivamente para comprender la incidencia que todos estos factores negativos tienen sobre la formación de un joven que aspira al sacerdocio. El desarrollo de su vida interior, la conquista esforzada de la virtud, su preparación intelectual... encontrarán serias trabas en esas carencias.

37 LOS RASGOS POSITIVOS DE LOS FORMANDOS DE HOY
Su mayor sentido de espontaneidad, la "soltura" con que se han acostumbrado a moverse entre ellos y entre los adultos, y que favorece su franqueza, su apertura a los demás y su entendimiento sincero con los formadores. Los mismos medios de comunicación social y los modernos medios de comunicación social han favorecido un aumento enorme del conocimiento del mundo, de las necesidades y problemas de los pueblos, esto ha agudizado el natural sentido de solidaridad de la juventud y su deseo de ayudar a sus semejantes. Si consideramos además el mayor sentido de "protagonismo" y participación esto puede ofrecer para la preparación de sacerdotes sensibles a las necesidades del prójimo, activos, deseosos de contribuir al bien de todo el pueblo de Dios y de la sociedad.

38 Habría que concluir con un "etcétera"
Habría que concluir con un "etcétera". Pero solamente recordar que el formador debe conocer y considerar todos los rasgos positivos y negativos con que se presentan los jóvenes de hoy. El formador ha de reconocer que su labor debe comenzar muchas veces a un nivel elemental

39 LOS FORMADORES Penurias de los Obispos para escogerlos
Dificultad para armonizar los énfasis subjetivos en el interior del cuerpo de formadores-urgencias-soluciones pragmáticas-demagógicas, haciendo a un lado los criterios eclesiales de discernimiento Falta de formación específica para conducir un proceso pedagógico prolongado y complejo. ¿Cómo afrontar los obstáculos que se originan en las interferencias surgidas por la actuación de formadores paralelos?

40 El Vaticano II afirma que los formadores y profesores de los seminarios han de ser elegidos de entre los mejores, y cita a pie de página un texto de Pío XII: Ante todo elíjanse cuidadosamente los superiores y los profesores... dedicad a estos sagrados colegios los sacerdotes dotados de la mayor virtud; no dudéis en retirarlos de otros cargos que en apariencia son de más importancia, pero que en realidad no pueden compararse con este ministerio esencial, al que ningún otro supera.

41 Características de los formadores
El formador tiene que ser, ante todo, un hombre de Dios, caracterizado por la profundidad de su vida interior, experimentado en la oración; Hombre de Iglesia, que sintoniza cordial y profundamente con el sentir de la Iglesia universal y con el pastor de su iglesia particular. No podrá realizar su función de padre y amigo si es irascible, brusco, impositivo, hosco. Al contrario, debe ser una persona paciente, amable, abierta, cercana, sencilla y accesible. Su servicio de autoridad exige de él un comportamiento digno, respetuoso y respetable. Esa mezcla de bondad y firmeza no consiste en la convivencia de dos tendencias contrarias en una misma persona, sino dos manifestaciones de una misma actitud de fondo: el respeto sincero al seminarista confiado a su responsabilidad .

42 Tener carácter ecuánime, sereno, firme y decidido.
Es prudente sabe medir las consecuencias para el formando y para la comunidad de sus decisiones, consejos o actuaciones. sabe esperar y buscar los tiempos y modos más aptos para hablar, aconsejar, llamar la atención o alentar Fortaleza de espíritu, para sobrellevar la responsabilidad que tiene asignada y no se agobie ante sus propias dificultades o ante los problemas de los demás. La fortaleza hace posible que sus estados de ánimo y su situación personal no afecten indebidamente a su actuación como formador. Debe ser un hombre entusiasta y optimista, que irradie alegría y deseo de entrega, que vea siempre todo con espíritu positivo, que no se lamente, ni deprima a los demás con sus actitudes o sus palabras

43 El formador tiene que ser también muy humilde
El formador tiene que ser también muy humilde. Sólo así sabrá actuar siempre de cara a Dios, sin miedo a pedir al formando lo que en conciencia le debe pedir.

44 El formador es un artista del espíritu
El formador es un artista del espíritu. Hay artistas que esculpen figuras maravillosas en la piedra inerte; el formador trabaja para ayudarle al Espíritu Santo a modelar al hombre y al cristiano, para que se configure a Cristo buen pastor. La formación sacerdotal es una obra artesanal…no policiaca SS. Francisco

45 PROCESO DE RECONSTRUCCION

46 ITINERARIOS FORMATIVOS

47 ¿Qué es un itinerario formativo?
Es el conjunto de pasos que se proponen pedagógicamente a los formandos, para que consigan, de una manera intencional y libre, el objetivo que se pretende en la etapa que corresponda. Se trata de precisar el CÓMO, de una manera gradual y progresiva

48 ¿Porqué un Itinerario? Las normas básicas establecen solamente el fin. Se necesita una mediación pedagógica para que el formando y el equipo sepan los pasos concretos que deben dar en cada momento. Cada etapa persigue objetivos difíciles de seguir. Sólo se caminará hacia ellos con planteamientos específicos

49 Al joven de hoy le favorece no solo objetivos a largo plazo, sino otros que puedan verificarse a corto plazo y le ayuden a un mejor discernimiento El itinerario ofrece materia específica y abundante para las entrevistas formativas, la dirección espiritual, el plan de vida.

50 SEMINARIO MENOR CURSO INTRODUCTORIO FILOSOFÍA TEOLOGÍA
El joven recibe los elementos de formación humana, espiritual, intelectual y apostólica en un proceso de acompañamiento y discernimiento vocacional, para responder al llamado de Dios libre y responsablemente. (Cfr. NBFSM 51) CURSO INTRODUCTORIO Los jóvenes con inquietudes por la vocación al sacerdocio ministerial, viven una intensa formación humana y espiritual centrada en el misterio de Cristo y de la Iglesia, profundizando en el discernimiento vocacional en una vivencia comunitaria, iniciando en la experiencia pastoral y en el conocimiento de la Iglesia local, así como adquiriendo una visión global sobre los objetivos y contenidos de toda la formación sacerdotal. (Cfr. NBFSM 241) FILOSOFÍA El seminarista continúa, mediante la vivencia comunitaria, la integración de su personalidad humana y cristiana iniciada en el curso introductorio, fortalece una conciencia crítica y dialogante frente a las diversas corrientes de pensamiento acerca de Dios, del hombre y del mundo y consolida su opción por el sacerdocio como estado de vida propio. (Cfr. NBFSM 251) TEOLOGÍA Los seminaristas consolidan una opción fundamental que los lleve a configurarse con Cristo Buen Pastor, asumiendo sus criterios, actitudes y estilo de vida, haciéndose aptos para ejercer en la Iglesia el ministerio sacerdotal como hombres de comunión y pastores castos, pobres y obedientes capaces de entregar la vida por sus hermanos. (Cfr. NBFSM 260).

51 Seminario Menor Filosofía Teología
Una etapa Kerigmática Curso Introductorio Una etapa catecumenal Filosofía Una etapa Estructuradora y de Discipulado Teología Una etapa de Configuración Pastoral Formación permanente

52 ETAPA: CURSO INTRODUCTORIO
OBJETIVO GENERAL. Los jóvenes con inquietudes por la vocación al sacerdocio ministerial, viven una intensa formación humana y espiritual centrada en el misterio de Cristo y de la Iglesia, profundizando en el discernimiento vocacional en una vivencia comunitaria, iniciando en la experiencia pastoral y en el conocimiento de la Iglesia local, así como adquiriendo una visión global sobre los objetivos y contenidos de toda la formación sacerdotal. (Cfr. NBFSM 241) MOMENTO FORMATIVO META 1er. Trimestre El joven crece en el conocimiento, aceptación y valoración de si mismo y de los demás, integrándose a una vivencia comunitaria. 2o. Trimestre El joven tiene una experiencia cercana con Jesucristo que le motiva a identificarse con él y a imitarlo en su forma de vivir. 3er. Trimestre El joven se inicia en el conocimiento y experiencia del perfil sacerdotal en vistas a profundizar su opción vocacional.

53 INTEGRACIÓN DE LAS DIMENSIONES
Dimensión Pastoral Dimensión Espiritual Dimensión Académica Dimensión Humana

54 El Proceso interior

55 El itinerario es la descripción de un camino que hay que recorrer, marca la dirección que hay que llevar, y lo que es necesario para realizar el camino. El itinerario es algo externo a la persona. El proceso es la descripción de las fases sucesivas que experimenta el sujeto que recorre el camino o itinerario interiorizándolo, lo que pasa por dentro mientras se recorre el camino. “El itinerario es la descripción de un camino que hay que recorrer, marca la dirección que hay que llevar, y lo que es necesario para realizar el camino. Es algo que nos proponemos recorrer con las indicaciones de lo que es necesario para llegar a la meta. El itinerario es algo externo a la persona. El proceso no apunta tanto a la descripción del camino físico (o intelectual o formativo) que se recorre, sino a las fases sucesivas que experimenta el que recorre el camino. No todo el camino es igual. Hay tramos con especial significado por su dificultad, por sus características, y esto afecta a quien recorre el camino. De la misma manera que en una vuelta ciclista no todas las etapas son iguales y exigen unas más que otras del corredor, así en el camino de la vida y de la maduración de la persona pasan cosas parecidas. El proceso personal alude a la realidad operada en la persona que recorre un camino o itinerario interiorizándolo, o, con otras palabras, lo que me ha ido pasando por dentro mientras recorría el camino” Cfr. A. GINEL, “Itinerario y proceso en la acción pastoral”, en Misión Joven 390 (2009). En teoría, se puede describir y presuponer qué le pasará al caminante, sobre todo si se tiene experiencia de haber hecho el camino. Pero sólo será a título indicativo, porque cada persona, en su libertad, es muy dueña de sí.

56 Proceso de formación de los Discípulos-Misioneros

57 PROCESO DEL ACOMPAÑADO
ETAPA DEL ITINERARIO PROCESO DEL ACOMPAÑADO PAPEL DEL FORMADOR 1. El Encuentro con Jesucristo. Quienes serán sus discípulos ya lo buscan (cf. Jn 1, 38), pero es el Señor quien los llama: “Sígueme” (Mc 1, 14; Mt 9, 9). Se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. La persona ha sido “tocada” por Dios, se ha sentido llamada por Él. Eso la hace sentir feliz, afortunada, fascinada. O puede ser que se sienta indigna, temerosa, dudosa. El formador le ayuda a degustar el encuentro, a identificar sus emociones, sentimientos, razonamientos. Le invita a profundizar el encuentro, a diversificarlo, a buscarlo con humildad y agradecimiento. 2. La Conversión: Es la respuesta inicial de quien ha escuchado al Señor con admiración, cree en Él por la acción del Espíritu, se decide a ser su amigo e ir tras de Él, cambiando su forma de pensar y de vivir, aceptando la cruz de Cristo, consciente de que morir al pecado es alcanzar la vida. La persona se descubre ante Dios pequeña, frágil, pecadora. La inmensidad del amor de Dios hace su realidad personal y su respuesta muy desproporcionada. Pero ahora se siente interpelada a responder mejor, a ser mejor para Dios y con su ayuda. Quiere ser mejor para él, quiere ser más como él. El formador ayuda a la persona al autoconocimiento y a la auto aceptación. A reconocer su pecado y aceptar la salvación de Jesús. A fincar su autoestima en el amor incondicional de Dios de manera supere y llegue a ser lo que está llamado a ser. 3. El Discipulado: La persona madura constantemente en el conocimiento, amor y seguimiento de Jesús maestro, profundiza en el misterio de su persona, de su ejemplo y de su doctrina. El acompañado crece progresivamente en la amistad con Dios a través de la oración personal, la vida sacramental, la vivencia de los valores evangélicos, el seguimiento de Cristo. El formador anima al rencuentro, a la profundización, a optimizar la oración, a escuchar la Palabra y buscar a Dios en lo cotidiano de la vida. A discernir su voluntad, a ir poco a poco teniendo los mismos sentimientos de Cristo, un estilo de vida semejante al de Él. 4. La Comunión: No puede haber vida cristiana sino en comunidad. El discípulo participa en la vida de la Iglesia y en el encuentro con los hermanos, viviendo el amor de Cristo en la vida fraterna solidaria. El acompañado se va reconociendo hermano con quienes le rodean y busca con ellos recorrer su vida cristiana. Se va sintiendo aceptado, integrado a la comunidad de hermanos, con la que reza, aprende, comparte la fe y la vida. El formador anima al seminarista a vivir la comunión en su familia, su parroquia, su presbiterio otras pequeñas comunidades y movimientos. Impulsa al crecimiento en las relaciones humanas y la vida fraterna. 5. La Misión: La misión, el apostolado, es inseparable del discipulado, por lo cual no debe entenderse como una etapa posterior a la formación, aunque se la realice de diversas maneras de acuerdo a la propia vocación y al momento de la maduración humana y cristiana en que se encuentre la persona El acompañado a medida que conoce y ama a su Señor, experimenta la necesidad de compartir con otros su alegría de ser enviado, de ir al mundo a anunciar a Jesucristo, muerto y resucitado, a hacer realidad el amor y el servicio en la persona de los más necesitados, en una palabra, a construir el Reino de Dios El formador le ayuda al acompañado a descubrir y responder a su vocación específica en la Iglesia. A un discernimiento vocacional. Le apoyará también en la evaluación de su labor apostólica y a estar abierto a cualquier llamado de Dios.

58 PROCESO DEL ACOMPAÑADO
ETAPA DEL ITINERARIO PROCESO DEL ACOMPAÑADO PAPEL DEL FORMADOR 1. El Encuentro con Jesucristo. Quienes serán sus discípulos ya lo buscan (cf. Jn 1, 38), pero es el Señor quien los llama: “Sígueme” (Mc 1, 14; Mt 9, 9). Se ha de descubrir el sentido más hondo de la búsqueda, y se ha de propiciar el encuentro con Cristo que da origen a la iniciación cristiana. La persona ha sido “tocada” por Dios, se ha sentido llamada por Él. Eso la hace sentir feliz, afortunada, fascinada. O puede ser que se sienta indigna, temerosa, dudosa. El formador le ayuda a degustar el encuentro, a identificar sus emociones, sentimientos, razonamientos. Le invita a profundizar el encuentro, a diversificarlo, a buscarlo con humildad y agradecimiento.

59 El formando no es sólo destinatario de “un proceso formativo”, sino sujeto principal del mismo
Los formadores son quienes proponen un itinerario vocacional y acompañan en este proceso interno La comunidad cristiana y muchas otras variables intervienen en ese proceso de formación.

60 Itinerarios y procesos

61

62 PROPUESTA PARA EL FORMADOR
EDUCAR FORMAR ACOMPAÑAR

63 Amancebados, jugadores y despilfarradores”
“Los jóvenes no son como en otras épocas; aquellos eran respetuosos con sus mayores, generosos y honrados, pero los contemporáneos están invadidos por la disolución, son de ánimo blando, resbaladizo, fáciles de prender en los engaños. Amancebados, jugadores y despilfarradores” Salustino, es decir del año 43 a .C.

64 DEL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (1, 35-42)
Al día siguiente, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijando la mirada en Jesús que pasaba, dice: He ahí el Cordero de Dios. Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que lo seguían les dice: “¿Qué buscan?”. Ellos le respondieron: Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives? Les respondió: “vengan a ver”. Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Eran más o menos las cuatro de la tarde. Palabra del Señor. /Gloria a ti, Señor Jesús.

65 Cuando los dos discípulos de Juan se cruzaron con Jesús, se sintieron atraídos por él. Sin duda Jesús no era como los demás. Juan ya les había dicho que era el Cordero de Dios, y había algo en él que lo hacía diferente a todo lo que conocían. Esa primera emoción es la que les hace acercarse y preguntarle: Rabí, ¿dónde vives? Les impulsa quizás cierto interés y también la curiosidad. Jesús, por su parte, no se dedica a explicarles nada, simplemente les invita a que compartan con él el lugar donde vive. 'Venid y lo veréis' Fueron, vieron donde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima

66 Es la misma pregunta que nosotros, al encontrarnos con Cristo, le dirigimos, fruto de nuestra curiosidad, de nuestro interés por algo que arde en nuestro corazón y que no sabemos muy bien de dónde viene. Fruto también de lo que hemos oído contar de él. Y la respuesta de Cristo sigue siendo la misma: Venid y lo veréis. No lo leáis ni lo escuchéis solamente, vividlo y tened vosotros mismos la experiencia. Si tenemos la dicha de acercarnos a él y aceptar su invitación a ir y ver con los propios ojos, también nosotros recordaremos, como Juan, la hora exacta de cuando sucedió. . Con esta misma pregunta queremos comenzar esta regla de vida. Maestro, ¿dónde vives? ¿Dónde encontramos hoy a Cristo, el Hijo de Dios? ¿Dónde podemos tener experiencia de Dios? Pero no olvidemos la pregunta que Jesús hace, ya que orientan nuestra vida, para no acomodarnos ¿Qué buscan? ¿ Qué buscamos?

67 “Una grieta que no se atiende al principio se vuelve un gran abismo al final”
“Antes se bautizaba a los convertidos, ahora hay que convertir a los bautizados” ¡GRACIAS POR SU GENEROSO Y VALIOSO SERVICIO A LA FORMACION DE LOS FUTUROS SACERDOTES!


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