H. Basilio Rueda Guzmán, “La Vida Comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970 Serie meditativa 02 cepam H. Basilio Rueda Guzmán, “La Vida Comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970 Serie meditativa 02 cepam

“Mucho más importante que dominar la psicología es poseer una espiritualidad adecuada. ‘La oración’, nos dice Galot, ‘tiene como efecto no sólo producir acercamiento de la comunidad en lo externo, sino fomentar la unidad de corazón. El vínculo íntimo de los religiosos con Dios es el más fuerte de cuantos puedan unirlos mutuamente’.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 072) “Mucho más importante que dominar la psicología es poseer una espiritualidad adecuada. ‘La oración’, nos dice Galot, ‘tiene como efecto no sólo producir acercamiento de la comunidad en lo externo, sino fomentar la unidad de corazón. El vínculo íntimo de los religiosos con Dios es el más fuerte de cuantos puedan unirlos mutuamente’.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 072)

“Un sentido de fraternidad universal dotada de amplios horizontes, la cual, lejos de contentarse con simples soliloquios románticos, llegue hasta las duras exigencias de un amor que caracteriza toda fraternidad basada en Cristo, nuestro hermano mayor. Sentido de fraternidad, que nos impulse a buscar la unión con Dios en la relación y servicio a los demás, y que nos permita valorar las riquezas santificadoras de la convivencia sin caer en el error de desentendernos de la búsqueda de la santidad, disociándola del prójimo por un pretendido amor de Dios. Tal proceder iría contra la naturaleza misma de la caridad, pues, como ha dicho Claudel, «Dios no quiere ser amado contra sus criaturas»”. ( H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 075) “Un sentido de fraternidad universal dotada de amplios horizontes, la cual, lejos de contentarse con simples soliloquios románticos, llegue hasta las duras exigencias de un amor que caracteriza toda fraternidad basada en Cristo, nuestro hermano mayor. Sentido de fraternidad, que nos impulse a buscar la unión con Dios en la relación y servicio a los demás, y que nos permita valorar las riquezas santificadoras de la convivencia sin caer en el error de desentendernos de la búsqueda de la santidad, disociándola del prójimo por un pretendido amor de Dios. Tal proceder iría contra la naturaleza misma de la caridad, pues, como ha dicho Claudel, «Dios no quiere ser amado contra sus criaturas»”. ( H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 075)

“Un serio cultivo de la oración, sobre todo de la oración filial. Sin ésta, la fraternidad o se esfuma o se debilita, pues lo que a los hombres nos hace ser, sentirnos y actuar como hermanos, es el ser, sentirnos y actuar como hijos. En el cristianismo, toda fraternidad auténtica es conducta filial y toda actitud filial verdadera lleva a la fraternidad. Quede claro que, en el origen y raíz, lo que sustenta — permítasenos la expresión— es la línea vertical. No olvidar, sin embargo, que se trata de una verticalidad que, lejos de oponerse a la horizontalidad, la engendra de modo inmediato y la completa so pena de volverse falaz. En consecuencia, no es cristiana una fraternidad sin filiación, como no lo es tampoco una filiación sin fraternidad. Es error cultivar la una con descuido de la otra, y más grave aún el error de pretender contraponerlas.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 075) “Un serio cultivo de la oración, sobre todo de la oración filial. Sin ésta, la fraternidad o se esfuma o se debilita, pues lo que a los hombres nos hace ser, sentirnos y actuar como hermanos, es el ser, sentirnos y actuar como hijos. En el cristianismo, toda fraternidad auténtica es conducta filial y toda actitud filial verdadera lleva a la fraternidad. Quede claro que, en el origen y raíz, lo que sustenta — permítasenos la expresión— es la línea vertical. No olvidar, sin embargo, que se trata de una verticalidad que, lejos de oponerse a la horizontalidad, la engendra de modo inmediato y la completa so pena de volverse falaz. En consecuencia, no es cristiana una fraternidad sin filiación, como no lo es tampoco una filiación sin fraternidad. Es error cultivar la una con descuido de la otra, y más grave aún el error de pretender contraponerlas.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 075)

“Elemento que puede favorecer extraordinariamente la vida común: Un concepto comunitario y fraternal del cielo, es decir, que no represente una visión o un goce individualista de Dios cual si contemplásemos, como en una película maravillosa, la belleza del Señor, sino como el gozo inefable de encontrarnos reunidos todos los hermanos de la gran familia del Padre en torno a Él, celebrando una Pascua eterna.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 078) “Elemento que puede favorecer extraordinariamente la vida común: Un concepto comunitario y fraternal del cielo, es decir, que no represente una visión o un goce individualista de Dios cual si contemplásemos, como en una película maravillosa, la belleza del Señor, sino como el gozo inefable de encontrarnos reunidos todos los hermanos de la gran familia del Padre en torno a Él, celebrando una Pascua eterna.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 078)

“Sin oración, difícilmente crece la fe, y sin ésta no hay óptica cristiana respecto al prójimo. La oración establece el equilibrio interior y rehace nuestra voluntad de comprensión, facilitando la justa visión de las cosas, deteriorada a veces por el cansancio o por un cúmulo de molestias. Si no existe un clima de oración y de reposo psíquico, la actitud de generosidad y hasta de perdón se vuelve impracticable, aun para personas virtuosas y llenas de buena voluntad.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 078) “Sin oración, difícilmente crece la fe, y sin ésta no hay óptica cristiana respecto al prójimo. La oración establece el equilibrio interior y rehace nuestra voluntad de comprensión, facilitando la justa visión de las cosas, deteriorada a veces por el cansancio o por un cúmulo de molestias. Si no existe un clima de oración y de reposo psíquico, la actitud de generosidad y hasta de perdón se vuelve impracticable, aun para personas virtuosas y llenas de buena voluntad.” (H. Basilio Rueda Guzmán, “La vida comunitaria”, Circular del 6 de junio de 1970, Vol. XXV, N° 2, p. 078)

Deja que lo que has leído se hunda lentamente en tu espíritu. Ora al Señor por medio de María para que lo comprendas mejor y lo lleves a la vida Deja que lo que has leído se hunda lentamente en tu espíritu. Ora al Señor por medio de María para que lo comprendas mejor y lo lleves a la vida