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MITO: Las chicas son menos exitosas en la ciencia Las chicas son menos exitosas en la ciencia INVESTIGACIÓN: La 1º Investigación Internacional de Logros.

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1 MITO: Las chicas son menos exitosas en la ciencia Las chicas son menos exitosas en la ciencia INVESTIGACIÓN: La 1º Investigación Internacional de Logros Educacionales en Ciencia (1970) demostró en todos los países que los logros de las chicas eran menores que los de los muchachos. Sin embargo, en 1983 en un estudio similar, Keeves reporta que la brecha entre los géneros ha decrecido significativamente. Aunque no está claro si es consecuencia de un mayor rendimiento de las chicas o de un menor éxito de los varones. Estudios desarrollados años más tarde en Australia (1983/4) señalan que la adquisición de conocimientos de ciencia ha sido más alta en los muchachos que en las chicas, excepto cuando estaban referidas a actividades prácticas vinculadas con situaciones fuera del aula. En exámenes realizados en Reino Unido no se encontraron diferencias en cuanto a la adquisición de conocimientos científicos pero se advierte que hay ciertos temas en los que las chicas obtuvieron mejores puntajes como, por ejemplo, en aquellos que vinculan la ciencia con situaciones de la vida diaria. CONCLUSIÓN: Se ha comprobado empíricamente que si a las jóvenes se les proporcionan condiciones apropiadas para desplegar y resolver sus necesidades e intereses más significativos, adquieren los conocimientos científicos en igual medida o mejor de lo que pueden hacerlo los varones.

2 MITO: Las chicas son menos aptas que los muchachos para adquirir conocimientos científicos. INVESTIGACIÓN: Uno de las mayores investigaciones en cuanto a las habilidades cognitivas desarrolladas en los años 70 demostró que solamente en las llamadas habilidades espaciales los varones obtenían puntajes más altos que las chicas, y ello ocurría exclusivamente después de la pubertad. Estudios más recientes han confirmado que estas diferencias sexuales tempranas no son estables. Los tests de habilidades cognitivas no señalan diferencias entre chicas y chicos. Un estudio del Reino Unido pidió a profesoras y profesores que examinaran trabajos de distintas alumnas y distintos alumnos para predecir sus futuras adquisiciones en ciencia. Significativamente, las y los docentes evaluaron los trabajos en orden decreciente, según estuvieran encabezados por el nombre de un chico o de una chica. La mayoría de las y los docentes esperaba de los varones mayor rendimiento y éxito en la carrera que de las chicas. CONCLUSIÓN: Las investigaciones no han producido evidencias significativas respecto a que las chicas sean menos hábiles para adquirir conocimientos científicos y tecnológicos que los muchachos pero muchas y muchos docentes todavía lo creen y trasmiten, en general de manera inadvertida, estas expectativas.

3 MITO: Las chicas se interesan menos en la ciencia que los muchachos. INVESTIGACIÓN: En las investigaciones que indagan cuestiones relacionadas con los intereses por las carreras científicas o a los beneficios de la ciencia, ellas tienen menos puntajes que ellos. Pero existen diferencias según la historia escolar previa. Las jóvenes que han concurrido a escuelas donde se estimulaban y desarrollaban actividades científicas están tan interesadas como los muchachos. Investigaciones sobre el uso del tiempo fuera de la escuela demuestran que ellos pasan más tiempo dedicados a actividades relacionadas con la Física y la Tecnología; y ellas, con la Biología. Muchas veces esta clase de evidencia se presenta como muestra de una diferencia innata entre los sexos; pero, en realidad, refleja los efectos de la socialización basada en modelos y valores de género. Por ejemplo, son diferentes los juegos y juguetes que se les brinda unos y a otras, las actividades escolares y sociales en las que se los estimula a participar, las metas que se premian o desalientan en cada caso, etc. CONCLUSIÓN: Cuando las mujeres advierten que la Ciencia y la Tecnología pueden aportar a alcanzar logros y valores vinculados con el mejoramiento de la vida cotidiana y con cuestiones sociales, se muestran tanto o más interesadas que los muchachos.

4 MITO: Las chicas no son buenas en la resolución de problemas científicos. INVESTIGACIÓN: Un trabajo de Reino Unido muestra que si se presenta a chicas y chicos un mismo problema con idénticas circunstancias, ambos perciben diferentes problemas. Las niñas le ven mayor complejidad, no ignoran el contexto y los problemas presentados en forma abstracta, les parecen menos atractivos. En un proyecto se pidió a muchachas y muchachos que diseñen un vehículo. Los modelos de las chicas incluían espacios para las compras y un set con variados elementos. Los varones imaginaron un objeto totalmente electrónico, controlado y manejado por un adulta o adulto. Generalmente, en las clases de ciencia, los problemas se presentan de una manera similar al modo en que muchos varones se vinculan con la realidad. Se encontró que cuando a ellas se les permite formular los problemas científicos, se entusiasman más y producen respuestas realistas y fundamentadas. Seguramente, esto también sucede con varones que tienen otras maneras de percibir y actuar diferentes del estereotipo tradicional masculino. CONCLUSIÓN: Cuando las chicas reconocen que un problema científico se relaciona con cuestiones importantes de sus vidas o de su comunidad y se sienten libres para tomar en cuenta estos aspectos contextuales, tienden a ser más activas y a proponer soluciones valiosas y realistas.

5 MITO: Las chicas no pueden argumentar lógicamente. INVESTIGACIÓN: Esta discusión depende de cómo se define “lógicamente. Generalmente, alude a un razonamiento que procede a través de una secuencia lineal de argumentaciones y conclusiones. Muchos varones han demostrado una gran facilidad para utilizar este tipo de pensamiento pero este procedimiento tiene una gran limitación ya que puede resultar en una sobresimplificación de una situación mucho más compleja y por tanto dejar de lado la riqueza de la misma para imponer un solo modo de percibirla o explicarla. En Estados Unidos, Gilligan (1982) ha demostrado que los varones tienden a hacer juicios morales utilizando principios normativos abstractos mientras que las mujeres suelen tener en cuenta las características y condiciones de vida de los sujetos que intervienen en un dilema moral y aplican criterios relacionales. Ninguno de estos criterios es superior a otro. Salomón (1980) destaca que las discusiones de las chicas sobre asuntos científicos son más sofisticadas que las de los varones en el sentido de demostrar una mayor habilidad para reconocer las numerosas facetas de un problema. CONCLUSIÓN: Si se valoran los estilos más frecuentes que usan las chicas para acercarse a un problema y se les brinda el tiempo necesario para sopesar los distintos aspectos del mismo, ellas pueden llegar a conclusiones más complejas y diversas.

6 MITO: Las chicas prefieren el aprendizaje memorístico. INVESTIGACIÓN: Un proyecto de investigación realizado en Reino Unido se propuso relacionar el estilo de enseñanza con las adquisiciones de las alumnas y los alumnos y su actitud hacia la ciencia. Identificó tres estilos: informativo, resolución de problemas e investigador. Según este estudio la aplicación del estilo investigador demostró ser especialmente exitoso con las chicas que previamente habían mostrado un bajo rendimiento. La investigación presume que las chicas, que a menudo son minoría en las clases de ciencias, no se sienten preparadas para exponerse a cometer errores, a las respuestas incorrectas y, sobre todo, a las burlas de los muchachos, situación que ocurre con mucha frecuencia. CONCLUSIÓN: Las chicas disfrutan del aprendizaje investigativo y cuestionador pero cuando deben enfrentarse a estilos cognitivos con los que no están cómodas, se retraen y tienden a no participar o a aprender de memoria.

7 MITO: Las chicas son mejores en las tareas rutinarias y repetitivas que en los trabajos creativos. INVESTIGACIÓN: Este punto de vista se ha sostenido en evidencias de investigaciones sobre la destreza manual y, en especial, sobre la motricidad fina de las mujeres. Posiblemente, ellas hayan desarrollado más estas capacidades debido a su especialización en actividades como la costura o el tejido. Por lo tanto, llegan a ser “mejores” en el manejo de estas destrezas que los varones. Pero estas diferencias no son universales y pueden cambiar mucho si se les proporcionan estímulos adecuados a ambos géneros. Por ejemplo, en países nórdicos a los chicos se les enseña a tejer a los chicos y se les brindan clases de orfebrería. La investigación demuestra que, debido a su posición de subordinación en la sociedad, a las mujeres se les ha asignado históricamente tareas de tipo rutinario y repetitivo, que además son las menos valoradas económicamente y tienen menos prestigio. CONCLUSIÓN: No podemos afirmar que exista ningún rasgo intrínseco o natural en este sentido y existen muchos ejemplos de creatividad femenina a lo largo de la historia en muy distintos campos.

8 MITO: A las chicas no les gusta trabajar en el laboratorio. INVESTIGACIÓN: Ellas suelen estar menos familiarizadas con los instrumentos usados en los laboratorios de ciencia y con los equipos de tecnología que sus pares varones. En la infancia las chicas no suelen recibir como regalos juegos de química ni juguetes electrónicos o software. Las profesoras y los profesores interpretan sus actitudes de cuidado de los materiales respecto del contexto y el estar atentas a las posibilidades de peligro como miedo o incapacidad. Por ello se las deja fuera de ciertas experiencias o no se les da el tiempo para acostumbrarse y comprobar su capacidad. Una constante es que los varones tienden a apropiarse de los aparatos, hacerlo con rapidez e imponiéndose, a veces incluso agresivamente, mientras las chicas se quedan a un lado. Algunos estudios demuestran que a las chicas les gustan las tareas de laboratorio pero no así el contexto en el cual se realizan en sus escuelas, ya que allí se sienten incompetentes, lentas o desubicadas. CONCLUSIÓN: Si se crea un clima respetuoso de los tiempos y modalidades de chicos y chicas, y se estimula a ambos a compartir por igual todas las tareas, las jóvenes disfrutan mucho de los trabajos de investigación tanto en ciencia como en tecnología.

9 MITO: Enseñar ciencia a las jóvenes es una pérdida de recursos porque ellas no usarán esos conocimientos en el futuro. INVESTIGACIÓN: Esta afirmación da por sentado que sólo quienes se dedican totalmente a la investigación científica usan la ciencia y que las jóvenes nunca se convertirán en científicas. Con mucha frecuencia se enseña ciencia a partir de teorías abstractas y de manera desvinculada de los contextos sociales y de vida de las personas. Tampoco se muestra de qué manera los conocimientos científicos son útiles para cualquier actividad o carrera profesional. Ello resta el interés de las chicas por esta disciplina. Las que no están decididas a seguir ciencia no ven que las materias que les enseñan en las escuelas vaya a tener algún valor en su carrera futura. CONCLUSIÓN: Chicos y chicas tienen derecho a aprender C y T y a hacerlo en contextos y con métodos que los estimulen por igual a reconocer el valor de estos conocimientos para diversas actividades humanas y para su desempeño laboral.

10 MITO: Las carreras científicas no son apropiadas para el proyecto de vida de las jóvenes. INVESTIGACIÓN: La presunción es que ellas se inclinarán por casarse y formar una familia y, por tanto, no continuarán estudios o - si lo hacen- no será el campo científico tecnológico el que les exigirá mayor dedicación. Esta creencia que todavía existe en muchas personas con influencia sobre las y los jóvenes, (magisterio, consejería, madres y padres) puede tener un efecto de disuasión en quienes están vacilando entre opciones de carrera. Lo cierto es que a pesar del desaliento y la exclusión que han padecido en muchas épocas históricas, las mujeres han trabajado en ciencia y muchas de ellas han podido formar una familia. Cada día aumenta la presencia de las mujeres en estas carreras y si bien todavía existen conflictos y tensiones entre la vida profesional y familiar personal, ello no impide que muchas mujeres no estén dispuestas a resignar sus vocaciones. CONCLUSIÓN: La igualdad de oportunidades para mujeres y varones en la ciencia beneficia a la ciencia y por lo tanto al desarrollo de las sociedades.


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