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Estados sociales.

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Presentación del tema: "Estados sociales."— Transcripción de la presentación:

1 Estados sociales

2 La seguridad social es resultado de un largo proceso histórico y ha estado sujeta (sigue estándolo) a múltiples desarrollos, cuestionamientos y cambios. Hubo formas de procurar seguridad en diferentes civilizaciones y épocas históricas.

3 Pero las formas contemporáneas de seguridad, desarrolladas en algunas sociedades industriales, urbanas y democráticas (o “complejas”) han tenido características específicas. En efecto, al producirse la industrialización (tanto en el siglo XIX como en el XXI) el trabajador se encontró en el más absoluto desamparo frente a los riesgos y contingencias sociales, ante jornadas de trabajo extenuantes, percibiendo salarios miserables que tenía que aceptar para no morir de hambre, mientras que la asociación y la huelga eran tipificadas como delitos.

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5 Se usó coerción para crear el mercado laboral, para regir las relaciones laborales en la industria y servicios y para impedir la organización de los trabajadores (coartando su libertad de asociación y su libertad durante el tiempo de trabajo).

6 Un hecho incontestable es que la mayoría de la gente en Gran Bretaña (y posteriormente en otros lados) no participó con entusiasmo en el trabajo asalariado, por lo menos mientras hubo alguna alternativa. Para asegurarse de que la gente aceptara el trabajo asalariado, los economistas políticos clásicos promovieron activamente medidas para privar a las personas de sus medios tradicionales de subsistencia. Los actos brutales asociados con el proceso de despojar a la mayoría de la gente de los medios de producción propios podrían parecernos muy alejado de la reputación de laissez-faire de la economía política clásica. En realidad, el despojo de la mayoría de los pequeños productores y la construcción de laissez-faire están estrechamente relacionados, a tal punto que Marx, o al menos sus traductores, etiquetaron esta expropiación de las masas como “acumulación primitiva”.

7 Una sociedad rural de cercanías, estática y aislada, dio paso a la nueva experiencia de un mundo urbano industrial de masas y dinámico Los requisitos de la nueva industria eran muy diferentes de los de la agricultura. Mientras que el viejo mundo esencialmente exigía fuerza bruta y resistencia y podía tolerar la alternancia de ráfagas de energía con periodos de juego y ocio, la industria capitalista requería regularidad, puntualidad, sincronización de parte de los empleados, precisión en sus habilidades operativas, así como predictibilidad y confiabilidad.

8 Los rústicos debían recibir educación informal y formal
Los rústicos debían recibir educación informal y formal. En efecto, serán necesarias escuelas, en particular escuelas dominicales, que aleccionen en las virtudes industriales de diligencia, ahorro y, sobre todo, regularidad, para convertir a campesinos en obreros fabriles y habitantes de zonas urbanas.

9 Los teóricos de la economía política clásica procuraron restringir la viabilidad de las ocupaciones rurales tradicionales para obligar a la gente a trabajar por un salario. Trataron de: a) empujar a los trabajadores rurales hacia las fábricas; b) obligarlos a cumplir las órdenes de aquellos que deseaban emplearlos allí; c) erradicar cualquier signo de pereza. En vez de sostener que las fuerzas del mercado debían determinar el destino de los pequeños productores rurales, los economistas clásicos pidieron la intervención del Estado a fin de perjudicarlos en su capacidad para satisfacer sus propias necesidades.

10 Pero también la ausencia de libertad para participar en el mercado laboral sería una de las maneras de mantener a la gente en la esclavitud y el cautiverio, así como la lucha contra la situación de los trabajadores no libres todavía es importante en muchos países (y lo fue hasta la guerra civil en los Estados Unidos o, por lo menos, hasta 1888 en Brasil) Escravidão no Brasil, Jean-Baptiste Debret ( )

11 Ya en las últimas décadas del siglo XIX la doctrina y utopía liberal de un “Estado de serenos” (mero guardián de la tranquilidad interna y externa del país), pasivo en lo económico, cedió posiciones frente a los que propugnaban su intervención en el "problema social" de manera preventiva y/o paliativa. "Intervencionismo" que se fortalece y amplía cuando los estados europeos organizan, en la segunda década de este siglo, "economías de guerra" y, en la tercera y cuarta décadas, cuando ponen en práctica "políticas anti-cíclicas" en lo económico, o se reorganizan corporativamente o, en la segunda pos-guerra, se constituyen como “Estados de bienestar”.

12 Etapas de la seguridad social
Garantías indiferenciadas: ahorro (previsión individual o familiar) y seguro privados (contrato de derecho privado por el que el asegurado paga un precio al asegurador, que lucra), mutualismo (asociaciones previsionales voluntarias para compartir riesgos y contingencias, que conllevan solidaridad grupal y no pretenden lucrar), responsabilidad profesional (el empresario debe asumir ciertos daños) y asistencia (fundada en la caridad y beneficencia ante los indigentes, a menudo propiciada desde la religión pero también pública = prestaciones mínimas, cobayos, estigmatización).

13 2) Seguros sociales: se establecieron para resolver los problemas que los sistemas iniciales de previsión no solucionaban adecuadamente. Otto von Bismark, político conservador y fundador del Estado alemán moderno, presentó al Parlamento un proyecto de seguro obligatorio contra accidentes y enfermedades, que alcanzó consagración legislativa el 15 de julio de 1883, para proteger a los trabajadores de la industria, en forma obligatoria, contra el riesgo de enfermedad y la contingencia de la maternidad. Disponía prestaciones por un máximo de trece semanas, mediante el pago de cotizaciones abonadas en sus dos terceras partes por los trabajadores y una tercera por los empresarios. Este sistema se hizo extensivo a los trabajadores de la agricultura y de los transportes por las leyes de 5 de mayo de 1886 y de 10 de abril de 1892, respectivamente. En 1884 se aprueba el seguro contra accidentes de trabajo, a cargo exclusivo de los empresarios. Ley del Seguro de Vejez e Invalidez (1889) y Código de Seguros Sociales (1901), único en su género. El avance legislativo alemán se inició con la finalidad de apaciguar la agitación reinante en el movimiento obrero.

14 3) Seguridad social: nace con el propósito de amparar a toda la población y aspira a cubrir todos los riesgos y contingencias a que están sujetos los miembros de una determinada colectividad. Apareció en el mundo occidental a partir de la Social Security Act de 14 de agosto de 1936, promulgada por el presidente Franklin D. Roosevelt, con la finalidad de hacer frente a la crisis económica, erradicar la miseria y evitar las convulsiones sociales. Disponía medidas contra la desocupación, por medio de subsidios a los desempleados; de asistencia, en favor de las personas económicamente débiles, con preferencia a las viudas, indigentes y ancianos; seguros de invalidez, vejez, muerte y desempleo para todos los trabajadores por cuenta ajena. Fue la primera ley que consideró a la seguridad social como sistema integral, utilizando todas las instituciones para lograr ese propósito.

15 Si bien los sistemas de seguridad social en los países desarrollados comenzaron en el siglo XIX, recién se contó con programas jubilatorios en la totalidad de los países a fines de la década de los cuarenta del siglo XX.

16 La expresión ‘‘seguridad social’’, con el contenido señalado, quedó sancionada con alcance mundial en la Carta del Atlántico de 14 de agosto de 1941 y en la Declaración de Washington de 1942, en las cuales se proclamaba que: ‘‘Todas las naciones tienen el deber de colaborar en el campo económico social, a fin de garantizar a sus ciudadanos las mejores condiciones de trabajo, de progreso económico y de seguridad social’’.

17 Social Insurance and Allied Services
Informe redactado por el economista liberal inglés William Beveridge en 1942 que servirá de fundamento de los Estados de bienestar de la posguerra. Proponía: a) asignaciones por hijos hasta la edad de 15 años, o hasta los 16 si están en una educación a tiempo completo; b) servicio de salud y rehabilitación universales para la cura de enfermedades y la restauración de la capacidad de trabajo disponible para todos los miembros de la comunidad; c) mantenimiento del empleo y políticas para evitar el desempleo masivo. Combinaba: seguro social para necesidades básicas; asistencia nacional para los casos especiales y seguro voluntario para las adiciones a las provisiones básicas.

18 Principios del seguro social: a) tipo fijo de prestación de subsistencia; b) tipo fijo de cotización; c) unificación de la responsabilidad administrativa, y d) clasificación (ajuste del seguro a las distintas circunstancias de cada una de las clases de personas, según sus ingresos y ocupaciones). Beveridge elaboró un plan y sistema para combatir la indigencia, la enfermedad, la ignorancia, la suciedad y la ociosidad: a) seguro nacional de amparo a la enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y muerte; b) seguros de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales; c) Servicio Nacional de Salud; d) régimen de asignaciones familiares, y e) régimen de asistencia nacional para personas menesterosas que no están aseguradas y por consiguiente no aportan.

19 Declaración Universal de Derechos Humanos
Aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948, proclama que : Art 22: Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad Art 25 : 1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad. 2. La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.

20 Una nuevo tipo de Estado
Implicó una reforma del Estado de laissez faire: “Los cambios estructurales más importantes realizados en una sociedad contemporánea en ausencia de procesos revolucionarios”. A la luz de esas transformaciones se juzgó que las discontinuidades con el pasado eran más llamativas que las continuidades. Una nueva racionalidad y organización se constituía en la realidad política de las democracias occidentales de raíz liberal en la segunda mitad del siglo XX: liberal democrática social

21 Ciudadanía civil, política y social
La ciudadanía civil consiste en los derechos necesarios para la libertad individual (libertad personal, de expresión, de pensamiento y de religión, derecho de propiedad, de contratar, de recurrir a y recibir justicia). La ciudadanía política consiste en el derecho a participar en el ejercicio del poder político (como miembro de un cuerpo con autoridad política o como elector de sus miembros).

22 La ciudadanía social consiste en el derecho a un mínimo de bienestar económico y seguridad, a participar del patrimonio social y a vivir la vida de un ser civilizado conforme a los estándares corrientes, y cambiantes, de la sociedad. Las instituciones más estrechamente conectadas con estos derechos serían el sistema educativo, el de salud y otros servicios sociales y eran un desarrollo contemporáneo (típico del siglo XX). De acuerdo al sociólogo inglés T. H. Marshall (en su conferencia de 1949) esa era la evolución histórica de los derechos de las personas entre los siglos XVIII y XX, al menos en el caso de Gran Bretaña.

23 La creación del Estado regulador de bienestar, social o de providencia involucró la aparición de programas de asistencia pública y múltiples modos diferentes de intervención en la vida económica. Hasta entonces no existía, por ejemplo, ningún cuerpo significativo de leyes administrativas en ninguno de los países angloparlantes.

24 En tanto correctivo de las distorsiones del liberalismo, ese Estado social intervendrá siempre que la economía de mercado haga peligrar las condiciones mismas del mercado libre o cause daños significativos a la economía nacional o al medio ambiente.

25 Un Estado interventor pero de derecho
Implicó una transición o pasaje del Estado liberal de derecho al Estado social de derecho o Estado social liberal (ver Valadés): “que permitiría alcanzar al movimiento obrero y a la burguesía un equilibrio jurídicamente regulado. En otras palabras, se planteaba la viabilidad de un orden justo de la autoridad sobre la economía, particularmente mediante la limitación de la propiedad privada, la subordinación del régimen laboral al derecho, la intervención coercitiva del Estado en el proceso productivo y la trasposición de la actividad económica del ámbito del derecho privado al campo del interés público”.

26 Dos usos del término Amplio: refiere a una organización política estatal, desarrollada en los países capitalistas industrializados durante los últimos ciento treinta años, asociada a una serie de medidas intervencionistas por parte de los poderes públicos que rompen con la noción liberal de la independencia del mercado como principal agente regulador de las interrelaciones económicas de una sociedad. Restrictivo: se aplica a las estructuras políticas vigentes en los sistemas democráticos de tradición liberal a partir, sobre todo, de la segunda guerra mundial.

27 Otros reservan la denominación a los que se caracterizaron por la prestación creciente de servicios públicos de interés social, tales como educación, vivienda, alimentos, tiempo libre, atención médica y asistencia social; un sistema impositivo progresivo; la tutela de los derechos urbano, obrero y agrario, y la redistribución de la riqueza. Distinguen entre los predominantemente industrial-comerciales (Europa, EEUU) y los urbano – agrícolas (algunos en América Latina).

28 No se trató de un desarrollo lineal ni natural, aunque un amplio consenso terminaría por aceptar, en la segunda posguerra, que sin sumarle una dimensión social (que eliminara la dependencia fáctica, material, de los ciudadanos situados por debajo de ciertos límites socioeconómicos) la misma lógica democrática carecía de una base efectiva para su realización.

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30 Factores históricos puntuales
En los primeros 50 años del siglo XX, los europeos, los estadounidenses y gran parte del resto del mundo afrontaron una serie de desastres sin precedentes que eran obra humana. Dos guerras mundiales (o civiles europeas de repercusión mundial); revoluciones en México y Rusia; guerras civiles localizadas y movimientos de descolonización; graves crisis económicas mundiales (con inflación, desempleo masivo, proteccionismo y hundimiento del patrón oro); transformación de democracias en dictaduras autocráticas o en Estados de partidos totalitarios; limpiezas étnicas y genocidios. De ahí que se le haya apodado el siglo del miedo.

31 Al finalizar la segunda guerra mundial el problema mayor y más urgente, para las elites dirigentes de Occidente (y para buena parta de la población), era el de cómo asegurarse de que la experiencia del período no se repitiera nunca más. Y el de evitar la propagación de los procesos revolucionarios por imitación de las promesas soviéticas de una alternativa al capitalismo.

32 Fueron reiteradas circunstancias desesperadas y en los momentos de mayor penuria y gravedad la ampliación de la intervención del Estado (y de su regulación y hasta regimentación centralizada, muy distante de la abstinencia liberal decimonónica) había permitido superar el desafío (por ejemplo, en el esfuerzo de guerra) y subsistir a la población (con cartillas de alimentación y otros insumos, ollas colectivas, etc.)

33 “Sin excepción, tanto vencedores como vencidos pusieron no sólo al país, a la economía y a cada ciudadano al servicio de la guerra; también movilizaron al Estado de formas que habrían sido inconcebibles sólo treinta años antes. Con independencia de su color político, los Estados combatientes movilizaron, regularon, dirigieron, planificaron y administraron cada aspecto de la vida”. (Judt)

34 Un consenso extraordinariamente amplio
De allí que (ver Judt) inclusive los conservadores inteligentes –como muchos democratacristianos que se hallaron por primera vez en el poder después de presentaran pocas objeciones al control de los “puestos de mando” de la economía por parte del Estado; de hecho lo recibieron con entusiasmo, lo mismo que ocurrió con la tributación fuertemente progresiva.

35 Desde los defensores del New Deal hasta los teóricos del “sistema social de mercado” alemán, desde el Partido Laborista británico en el gobierno hasta la planificación económica “indicativa” que fue política pública en Francia (y en Checoslovaquia, hasta el golpe comunista de 1948): todos creían en el Estado.

36 Consideraciones morales se sumaron a esta perspectiva crecientemente extendida, como repercusión ante el impacto de las experiencias de la primera mitad del siglo. La moral y la política debían gobernar a los hombres. Se proyectaron instituciones internacionales de cooperación y coordinación; se hicieron grandes transferencias económicas para asistir a Europa en la reconstrucción.

37 La ética por sobre el mero cálculo
Puede, quizás, sorprendernos hoy el contraste entre el carácter “no ético” de la ciencia económica moderna y la evolución histórica de esa disciplina que ocurrió, en gran medida, a partir de la filosofía práctica. No sólo Adam Smith, el “padre de la economía moderna”, fue Profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Glasgow, sino que el estudio de la economía fue, durante mucho tiempo, considerado como una rama de la ética. En la segunda posguerra esas consideraciones tuvieron una fugaz reaparición.

38 Estado activista, planificación económica e inversión pública a gran escala
Casi todo el mundo temió las implicaciones de una vuelta al terror del pasado reciente y estuvo dispuesto a limitar la libertad del mercado en nombre del interés público. Así como se procuró que el mundo de la posguerra fuera regulado y protegido por un conjunto de instituciones y acuerdos internacionales, desde las Naciones Unidas hasta el Banco Mundial (entre ellos la Organización Internacional del Trabajo), una democracia bien gestionada también procuraría consensos en torno a acuerdos internos comparables.

39 Esta evolución, entonces y al menos parcialmente, fue impulsada por el descontento de muchos con las consecuencias destructivas, en vidas y recursos productivos, de las relaciones de mercado irrestrictas y por demandas de servicios públicos y apoyos financieros provenientes inclusive del sector empresarial.

40 1945-1975 treinta años gloriosos
Las disposiciones sociales correspondieron a una fase económicamente expansionista en la que fue consolidándose una fuerza de trabajo estable sumida en un creciente proceso de organización sindical y político. Las medidas de intervención social adoptadas en esa época no fueron concebidas, en primer término ni solamente, para el incremento de la eficiencia o de la racionalidad del sistema productivo sino como un contrapeso frente a las consecuencias del mercado económico.

41 Derechos y ya no beneficencia
Esas políticas de seguridad social, educación, sanidad y vivienda irán desplazando progresivamente la concepción paternalista y “caritativa” de las medidas sociales basadas, muchas veces, en criterios de dependencia institucional o incluso personal, en favor de la defensa de un nuevo tipo de derechos, los derechos sociales, que acabarán integrándose junto a los derechos liberales y democráticos en los marcos constitucionales durante esas décadas.

42 Los Estados ampliaron considerablemente su campo de acción
policíaco-militar, ideológico-educacional, regulativo-asistencial, administrativo-productivo, etc. Y aumentaron concomitantemente el número de sus aparatos y funcionarios. Una ampliación y aumento que, ya desde antes de la última guerra mundial, fue alentada por los sindicatos europeos y los partidos apoyados por estos como instrumento de una política de distribución de ingresos menos inequitativa. El gasto público en proporción al PBI es un parámetro utilizable para medir comparativamente el crecimiento del sector estatal o público a lo largo del tiempo y entre países. Este se elevó en los países industrializados de menos de 10% en 1900 a cerca de 40% en 1980.

43 La política social irá siendo paulatinamente considerada como parte de una política económica orientada hacia un crecimiento productivo más eficiente y racional que el que resultaba de los meros mecanismos de mercado. Desde la depresión de los años 30 treinta empieza a advertirse una notoria falta de adecuación práctica de la economía tradicional, basada en la lógica del mantenimiento de equilibrios presupuestarios.

44 En vez de dejar que las cosas simplemente ocurrieran, concluyeron economistas y burócratas, era mejor organizarlas con anticipación (pero no necesariamente hacer al Estado propietario de empresas). Los socialdemócratas de Escandinavia, por ejemplo, estuvieron mucho más interesados en la tributación progresiva y en la provisión de servicios sociales que en el control estatal de las grandes empresas.

45 Aparición de una serie de nuevos fenómenos
Eclosión a gran escala de un burocratismo y un tecnocratismo crecientes. Acceso de los ciudadanos a una serie de servicios sociales y a determinadas transferencias económicas, acceso que supuso una cierta “democratización” -en el sentido de extensión a gran parte de la población de bienes y servicios que antes eran privilegio exclusivo de los sectores con mayor nivel de renta.

46 Los cambios no ocurrieron sin oposición
En los años treinta un observador excepcionalmente bien informado, como J. Schumpeter, preveía, con disgusto, la extinción del capitalismo individualista y competitivo a consecuencia del proceso, en su juicio inevitable, de absorción por el Estado de todas las fuerzas económicas y sociales en sociedades crecientemente despersonalizadas y burocratizadas. En la misma década F. Hayek vinculaba las tendencias socializantes a una dirección hacia el "totalitarismo" y sostenía que sólo el capitalismo de libre mercado conducía por sí mismo a la democracia. Una tesis que anticipa la que, décadas después, fue difundida por M. Friedman y sus acólitos.

47 Procesos comparables parecían darse en todos los Estados y relacionarse con la llamada modernización. Las democracias liberal-sociales se revelarán, empero, como mucho más eficaces que los Estados no democráticos para canalizar las demandas de sus sociedades y promover un pluralismo productivo eficiente, que les permitirá conseguir un bienestar material alto (y creciente) para amplios sectores sociales (sobre todo de trabajadores asalariados).

48 En el cuarto de siglo posterior a la guerra esta intervención social de las autoridades públicas (mediante pactos, promoción de negociaciones y políticas económicas) producirá mayor seguridad en el empleo, administración menos dramática de las instancias de desempleo y movilidad social ascendente a una escala sin precedentes históricos. El empleo industrial alcanzará sus cotas máximas entre en la práctica totalidad de los países capitalistas avanzados.

49 En todos los países occidentales, incluido Estados Unidos, aumenta considerablemente el PIB; pero aumenta todavía más el tanto por ciento ocupado por el gasto público, pasándose del 20-30% en 1950 al 40-50% en Dentro del gasto público, el principal protagonista es el gasto social (25 % del PIB aproximadamente). La brecha que separaba a los ricos de los pobres, tanto si se la mide por el patrimonio como por la renta anual, en Europa continental, Gran Bretaña y Estados Unidos se redujo espectacularmente después de 1945.

50 La mayor igualdad fue acompañada de otros beneficios:
se calmó el temor a una vuelta de la política extremista; se extendió la confianza en el futuro; aumentó el atractivo de la democracia; se produjo un ciclo de expansión productiva y de consumo.

51 Universalismo En vez de hacer depender los beneficios de la renta personal -en cuyo caso los profesionales bien retribuidos o los comerciantes prósperos podrían haberse quejado de que con sus impuestos estaban pagando unos servicios de los que ellos no se beneficiaban-, a la clase media educada se le ofreció la misma asistencia social y servicios públicos que a la población trabajadora y a los pobres: educación gratuita, atención médica barata o gratuita, pensiones públicas y seguro de desempleo.

52 Se procurará un funcionamiento del mercado libre que fuere compatible con metas sociales y legislación del bienestar, corrigiendo sus deficiencias o disfunciones, planificando, controlando empresas o actividades y mediante otras intervenciones (regulaciones, controles, acuerdos, negociaciones, redistribución)

53 En esas tres décadas de la segunda posguerra economistas, políticos, analistas y ciudadanos coincidieron en que un gasto público alto, administrado por las autoridades nacionales o locales con libertad suficiente para regular la vida económica a distintos niveles, era una buena política. En la base de este consenso hubo un fuerte componente de confianza en las instituciones y entre los integrantes de la sociedad: cohesión social.

54 Por otra parte en esos años los criterios de racionalidad científica y tecnocrática empiezan a ser decisivos avales legitimadores de las decisiones políticas, tanto para los gobiernos como la oposición. La irrupción legitimadora a gran escala de la Ciencia y de la Técnica constituye un rasgo de la etapa expansiva de los Estados de Bienestar.

55 En ese marco, en la década de 1960 la clase media europea tendría mucha más renta disponible que en ningún otro momento desde Esto posibilitó el proceso de sustituir la selección basada en la herencia o la riqueza por la movilidad ascendente mediante la educación (meritocracia).

56 Gracias a la generalización de la propiedad social, es decir, a la participación en recursos y derechos colectivos, la capacidad de existir como un Individuo con todas sus ventajas y derechos no estuvo ya reservada a una elite que podía basar su independencia en la propiedad privada.

57 Pero los Estados de bienestar no eran necesariamente socialistas en su origen ni en sus objetivos.

58 Diversos modelos Liberales o débiles: conexión entre beneficios y empleo, menor gasto, focalización del mismo, uso del sector privado Corporativos: diversidad de programas jubilatorios, alto nivel de gasto en los servidores públicos, intermedios Socialdemócratas: derechos y no beneficios, desmercantilización de las jubilaciones, mayor gasto, menos focalizado, no uso del sector privado

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60 Bismarckianos o de seguro: los trabajadores renuncian obligatoriamente a una parte de sus ingresos para construir un fondo para cuando no puedan trabajar por cualquier causa (enfermedad, vejez, desempleo). Se financia fundamentalmente con la contribución. Beveridgeanos o de solidaridad: permite cobrar ex-ante, funciona sobre la base de asegurar que los individuos se preocupen de la suerte de los demás como de la suya propia. Cuentan los intereses de todos, sobre todo de los que tienen menos suerte o aparecen como más desfavorecidos. Paineanos o de equidad: se renuncia obligatoriamente a parte de los ingresos para construir un fondo con el que pagar de forma uniforme a todos los miembros de la sociedad. Mientras que coincide con el tipo ideal anterior en la medida que no exige que el beneficiario haya cotizado, se diferencia de los dos anteriores en que no limita la transferencia a los que tengan voluntad de trabajar.

61 El modelo escandinavo: institucionaliza la responsabilidad del Estado de proteger a las personas (incluso de sí mismas); brinda protección colectiva pero deja la economía al sector privado, con una carga tributaria muy alta para financiar los servicios sociales y culturales; aspira al pleno empleo El modelo de Europa continental: protege al ciudadano empleado de los estragos de la economía de mercado; aspira a proteger empleos de buena calidad

62 La clasificación de Mesa Lago para América Latina
Pioneros: introdujeron sus sistemas entre los años 10 y 30 del siglo XX. Tienen una cobertura casi universal en servicios de protección social básicos, una marcada estratificación en la calidad y condiciones de acceso, un rango estratificado de servicios a la población, y déficit estructural en cuanto a recursos y gastos. Intermedios: introdujeron sus sistemas en los años 40 y 50, y se distinguen dos subtipos. Uno que ha avanzado hacia un modelo estratificado maduro desde los tardíos; el otro corresponde a los que han avanzado a niveles de cobertura y oferta y calidad de servicios sin incurrir en los errores de la estratificación de los pioneros. Tardíos: introdujeron los sistemas en los 60 y los 70, tienen baja cobertura, un limitadísimo menú de opciones en materia de servicios, y una desproporcionada calidad y cantidad de beneficios a los sectores efectivamente protegidos.

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64 Tipología de Fernando Filgueira
Universalismo estratificado: a) protege a la mayor parte de la población mediante sistemas de seguro social y de servicios de salud, a la vez que extiende la educación primaria e inicial secundaria a toda la población; b) presenta una fuerte estratificación de beneficios, condiciones de acceso, y rango de protección en materia de seguro social y en similar medida en salud. Los trabajadores del Estado y los profesionales, servicios urbanos y trabajadores fabriles urbanos accedieron en ese orden a protecciones y beneficios, y también en ese orden estratificaron calidad y acceso. Los autoempleados, el sector informal, los desempleados crónicos, y trabajadores rurales lo hicieron tardíamente y con peor suerte en materia de acceso y beneficios. Regímenes duales: casi universalizado desarrollo de la educación primaria y un importante aunque estratificado grado de cobertura de salud. En lo relativo a la seguridad social la cobertura acentúa los aspectos estratificados de los sistemas maduros, sin la cobertura universalizada de los regímenes de universalismo estratificado. Regímenes excluyentes: presentan sistemas elitistas de seguro social y salud y duales en materia de educación.

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66 Una sucesión de crisis 1973-2012
A comienzos de la década de 1970 habría sido inconcebible contemplar el desmantelamiento de los servicios sociales, provisiones de bienestar, recursos culturales y educacionales financiados por el Estado y muchas otras cosas que para la gente habían cobrado carta de naturaleza. Sucesivas crisis estructurales (y otros cambios históricos que Judt resume como “pérdida de fe en el sistema” ) resitúan la noción de Estado de bienestar, cuestionando su subsistencia.

67 Crisis y críticos En este nuevo marco los partidarios de un “regreso” al libre mercado con mínima regulación estatal obtuvieron una mayor audiencia en la década del 70. Desde posiciones conservadoras, liberales e inclusive de izquierda se describió entonces al estado “providencia” o “de bienestar” como burocrático-autoritario, necesariamente conducente a una crisis fiscal, de baja productividad, paralizador de la iniciativa privada, promotor del interés propio de las burocracias públicas en perjuicio de los administrados, pasivizante, etc.

68 Descripciones negativas
Obstaculizan el ahorro y la inversión Erosionan los incentivos para trabajar Perjudican la asunción individual de responsabilidad Generan dependencia Producen inflación de demandas e ingobernabilidad

69 Desde posiciones muy diversas arrecian las críticas a los principios organizativos de estos Estados, a los que se acusa de ser sistemas caros (crisis fiscales), ineficientes (innovación escasa) y excesivamente burocratizados (paternalistas, sobreintervención) a la vez que desde otras perspectivas se les recrimina el no haber cumplido eficazmente las anunciadas expectativas de seguridad y de igualdad socioeconómica (reformistas pero no revolucionarios, productivistas y dañinos para el ambiente o naturaleza). Se cuestiona desde frentes diversos, y hasta opuestos, tanto la racionalidad técnica del sistema como su racionalidad ética.

70 No necesariamente con nuevos argumentos, ganan entonces espacio los propagandistas de un “Estado mínimo”, quienes se reconocen herederos ideológicos del liberalismo decimonónico, en particular de la vertiente conservadora cuyo más difundido representante fuera, hacia el final de ese siglo, Herbert Spencer.

71 La crítica teórica, en la que un papel principalísimo correspondió a la teoría económica (una disciplina que se integra a las ciencias sociales pero que, persistente y muy discutiblemente, asume la apariencia o el rango de una ciencia exacta), en el marco de la crisis económica de 1973 y años posteriores (o, con otra perspectiva temporal, en el de la hoy más visible transformación del sistema de economías nacionales propio del capitalismo durante siglos en uno internacionalizado) fue acompañada de consecuencias prácticas, entre las que se pueden contabilizar: la derrota electoral de varios partidos socialdemócratas europeos, el largo período de gobierno conservador en Gran Bretaña, las "rebeliones de contribuyentes" y "Reaganomics" norteamericanas, las terapias de choque de inspiración ultraliberal en varios países de Europa oriental que destronaron sus anteriores gobiernos comunistas y el desmantelamiento de los servicios y seguros sociales, las rebajas impositivas al capital y la transformación (en dirección a menor protección y menguados derechos) de la legislación laboral (las mentadas "flexibilización" y "eliminación de rigideces") iniciadas por casi todos los gobiernos en Europa occidental y en el resto del mundo.

72 Posiciones teóricas críticas
Neoconservadores: crítica de la pérdida de valores y actitudes tradicionales (laboriosidad, disciplina, ahorro, austeridad, etc.). Crítica del individualismo hedonista y consumista que amenazaría la propia lógica del capitalismo y la estabilidad de las democracias. La administración pública en el mundo económico es vista como una amenaza totalitaria (paternalismo). Los Estados de Bienestar desincentivarían el empleo y las inversiones, producirían rigideces disfuncionales en el mercado de trabajo, tenderían al aumento de la presión fiscal, afectarían la propiedad y ocasionarían ingobernabilidad. Hay que retornar a un individualismo solidario (responsabilidad individual, familia, escuela, religión). Neoliberales: ataque frontal al Estado de bienestar por irracional. Hay que restaurar la eficacia de los mecanismos de mercado haciendo retroceder la actividad de la administración pública. Defensa a ultranza de la lógica individualista liberal frente a las lógicas democrática y social. Estado mínimo y fuerte que garantice la protección de los derechos individuales. Desapego por la cuestión social e indiferencia ante la pobreza y la desigualdad. El mercado lo solucionaría todo. Marxistas: los Estados de bienestar son funcionales al capitalismo, neutralizan la lucha de clases o provocan una escisión creciente entre las necesidades económicas del sistema y las expectativas democratizadoras de los ciudadanos. El intervencionismo estatal politiza las decisiones económicas y desplaza el centro del sistema económico-administrativo desde el ámbito económico al político creando una crisis de legitimidad en las democracias.

73 La transnacionalización económica, favorecida por la revolución tecnológica, ha resituado el tipo de intervención estatal a partir de la década de los ochenta. Predominio de criterios de eficacia y eficiencia del sistema económico-administrativo. Obsesión con el crecimiento como el principal, sino único, objetivo social a perpetuidad. Debilitamiento de las potestades de los Estados nacionales ante las corporaciones, los movimientos económicos supranacionales y las presiones de grupos privilegiados.

74 La privatización de actividades públicas, los llamados “ajustes fiscales” y la “desregularización” son publicitados (y parcialmente puestos en práctica por las políticas económicas de los gobiernos) como panacea universal. Sus defensores sostienen que los mecanismos de mercado, sin trabas ni influencias políticas, lejos de producir graves daños y acentuar desigualdades, maximizarán la prosperidad económica y la libertad individual. El libre juego de la competencia, dicen, es un eficaz mecanismo de saneamiento del sistema, sin perjuicio de admitir su crueldad (la que se justifica a menudo afirmando que los perjuicios de la intervención gubernamental conllevarían mayor daño y dolor, o que hay que esperar el “derrame” o “goteo”). En el sur de América ocurrió un proceso epigonal al de los Estados centrales, aunque condicionado por las especificidades socioeconómicas propias.

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