Hábitos negativos para el rendimiento escolar y para la salud Javier Gaudó Navarro Roberto Sánchez La Parra Alfonso Aguiló Pastrana

No se trata de asustar con fantasmas, hablamos de riesgos y problemas reales.

Hábitos negativos para el rendimiento escolar y para la salud Hábitos de alimentación Hábitos relacionados con la imagen corporal Hábitos de ocio Hábitos de sueño Hábitos psicológicos

Hábitos de alimentación

Sobrepeso y obesidad Incremento de la proporción de niños obesos y con sobrepeso. Conductas modificables sobre los hábitos de alimentación. Factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, diabetes II, litiasis, osteoartritis, apneas, problemas respiratorios y cáncer.

Índice de masa corporal: IMC

Índice de masa corporal: IMC Valores límites del IMC (kg/m²) Peso insuficiente <18,5 Normopeso 18,5 - 24,9 Sobrepeso grado I 25 - 26,9 Sobrepeso grado II 27 - 29,9 Obesidad de tipo I 30 - 34,9 Obesidad de tipo II 35 - 39,9 Obesidad de tipo III (mórbida) 40 - 49,9 Obesidad de tipo IV (extrema) >50

Impacto de la sociedad moderna en el incremento de la inactividad Transporte: ↓ esfuerzo desplazamiento Ambiente laboral: ↓ labor manual Lugares públicos: ↓ esfuerzo físico Hogar: ↑ uso de equipos, ↑ comidas precocinadas, ↑ uso TV y videojuegos Uso del tiempo libre: ↑ cine ↓ esfuerzo físico

La obesidad infantil es uno de los principales problemas de salud de nuestra época.

Es fundamental el orden en los horarios de comidas. No se debe facilitar demasiado el acceso a la comida.

Es muy difícil mantener una dieta sana si no se acostumbra a comer de todo.

Los caprichos alimentarios suelen ser dietéticamente inconvenientes, pero los chicos

La obesidad en los primeros años produce un aumento del número total de adipocitos –células que almacenan la grasa–, que ya nunca disminuirá. Ese número se mantendrá durante toda su vida y le producirá una tendencia a la obesidad durante la etapa adulta. Una persona normal tiene unos 5 millones de adipocitos, y una personas obesa tiene entre 20 y 25 millones.

La obesidad supone una importante sobrecarga en las articulaciones que luego pasa factura.

No se debe ceder ante la “comida rápida”: les gusta, pero no les conviene habituarse a ella.

La obesidad es un problema, pero es peor la obesidad de espíritu: aburrimiento, falta de ideales, apatía, conformismo...

Los grandes enemigos son la pereza, los excesos, la falta de moderación, el desorden. Para lograr un desarrollo y una alimentación sana es fundamental ganar la batalla de los caprichos en las comidas, del comer a deshoras, de comer demasiado o demasiado poco, de la pasividad…, en definitiva, alcanzar un buen nivel de reciedumbre y de templanza personal.

Hábitos relacionados con la imagen corporal

Durante la adolescencia se experimentan grandes cambios físicos y psicológicos. Los padres deben hacerles ver que esos cambios son normales. A su vez, deben dejar de tratarles como a niños. Hay que tener en cuenta que los padres empiezan a tener menor peso como referencia personal, y en cambio tienen más importancia los amigos. Por eso es tan importante el ambiente donde se educa el adolescente.

Los mensajes de los medios de comunicación cifran gran parte del éxito personal en la imagen corporal. El modelo estético imperante potencia cuerpos delgados femeninos y cuerpos musculosos masculinos.

La obsesión por estar fuerte puede llevarle a conductas extrañas.

En los niños y adolescentes obesos existe una sensibilidad manifiesta ante la crítica, el rechazo y el menosprecio por su aspecto. Esto sólo es compensado en aquellos con gran destreza física y que canalizan su desarrollo en el deporte.

Anorexia nerviosa, caracterizada por un miedo exacerbado a ganar peso y por una percepción alterada de la imagen corporal que hace que las personas que la padecen se vean y se sientan gordas aunque no lo estén. Los cánones de belleza que propugnan la moda y la publicidad son factores importantes en el origen de los trastornos de los comportamientos alimentarios.

Chicos y chicas muy perfeccionistas, con altas aspiraciones frente a una baja autoestima, tienen más riego de caer en la anorexia. Afecta a los chicos en una proporción diez veces inferior a las chicas.

La obesidad previa se presenta en un 40% de los casos de anorexia en varones. Experimentan una doble tensión contradictoria: su ansia de comer y su afán de tener un cuerpo esbelto.

Deben saber que es normal ganar algo de peso en la etapa de la pubertad.

Atención a la vigorexia: obsesión por verse musculoso, miradas continuas al espejo, continuas visitas a la báscula, gran dedicación al gimnasio sin un objetivo claro, dietas ricas en proteínas, interés por anabolizantes y productos similares....

El aumento de la motivación y las inquietudes acerca de la apariencia física es una oportunidad para estimular los jóvenes a que adopten y mantengan estilos de vida sanos que puedan influir en su atractivo físico. Uno de los mejores caminos es la práctica de deportes, y mejor si lo hace sujetándose a una cierta disciplina y organización, que le transmitan valores humanos y afán de superación.

Hábitos de ocio Sedentarismo y falta de actividad física. Industria del ocio, centros comerciales… Ambientes que les hacen ver como normales algunas actitudes negativas respecto al alcohol, droga, sexo, etc.

El exceso de horas de televisión facilita el sedentarismo, la obesidad, la alimentación caprichosa, la falta de concentración y el bajo rendimiento académico.

Si se quiere facilitar la lectura o el estudio, hay que poner coto a la televisión, los videojuegos, internet o el ordenador. Si no, la batalla está perdida, por mucho que se hable.

Las posturas tienen más importancia de lo que parece. El modo de sentarse, mantener el cuello erguido, la compostura en el vestir, etc., todo eso influye mucho en las actitudes vitales.

Procurar que no lean o estudien tumbados o recostados. Hay posturas que son poco sanas para el cuerpo y que además favorecen la pereza y la pasividad.

El estilo de ocio del adolescente urbano actual es bastante sedentario.

Pasar horas y horas escuchando la música preferida fomenta la introversión, aislamiento, falta de comunicación, déficit de atención y concentración habituales, malhumor, frustración, etc. No es bueno que en cuanto tengan un minuto estén escuchando música, jugando con el móvil o poniendo un videojuego. Todo esto les dificulta la comunicación con los demás, el acceso a la cultura y la concentración en clase o en el estudio.

La televisión, videojuegos, auriculares, etc La televisión, videojuegos, auriculares, etc. sumergen al adolescente en un mundo virtual en el que se refugian.

Hay que defender los tiempos de las comidas como momentos de reunión de familia, sin televisión.

El tabaco sigue teniendo mucha fuerza en el mundo adolescente.

No hay que demonizar el tabaco, pero hay toda una serie de hábitos de ocio que empiezan por el tabaco, continúan con el alcohol, siguen con pastillas o porros, se le añaden conductas sexuales equivocadas… El consumo de tabaco en España comienza cada vez a edades más tempranas: normalmente, a partir de los 13 años. Si estás en el grupo, tienes que hacerlo, porque si no, te encuentras excluido.

Hábitos de sueño

La movida nocturna ocupa la noche del fin de semana de muchos adolescentes. Dificultad para retomar el ritmo y el horario escolar. Insomnio, dificultad para levantarse, pereza hasta para desayunar.

Hay toda una serie de productos que se empiezan a consumir en el “ambiente de la noche”. Ojo, el peligro está más cerca de lo que parece.

Entrar con decisión a estas cuestiones Los modos más simples y eficaces de evitar esos problemas es mantenerse firmes en dos puntos: dinero de que disponen hora de vuelta a casa Entrar con decisión a estas cuestiones Hay ambientes mejores y peores

Hábitos psicológicos Factores protectores de la salud mental. Factores de riesgo de la salud mental.

Aplazar la gratificación Prueba de la chocolatina (Walter Mischel, Stanford). Lucha entre el deseo primario y el autocontrol, entre la gratificación y su demora. Resistir el impulso es el fundamento de cualquier tipo de autocontrol emocional, pues toda emoción supone un deseo de actuar, y es evidente que no siempre ese deseo será oportuno. Quienes desarrollan esta capacidad son en su vida adulta personas notablemente más emprendedoras y equilibradas, menos proclives a desmoralizarse, más resistentes a la frustración, y más decididos y constantes.

Espiral de la preocupación Cuando la preocupación se hace crónica y reiterativa, sin aportar soluciones positivas, se genera un agobiante murmullo de ansiedad. Si ese círculo vicioso se intensifica y persiste, puede conducir, en los casos más graves, a trastornos nerviosos de diverso género: fobias (cuando la ansiedad se fija en una intensa aversión hacia situaciones o personas); obsesiones (por la salud, el orden, la limpieza, la propia imagen, el peso, la forma física, etc.); sensación de pánico (ante un riesgo físico, o al tener que aparecer en público); insomnio (como consecuencia de pensamientos intrusivos o preocupaciones no bien abordadas); etc.

Estilos pesimistas y estilos optimistas La predisposición hacia la depresión está aumentando de modo preocupante entre los jóvenes. La tendencia patológica a la autocompasión, el abatimiento o la melancolía se presentan cada vez con más frecuencia y a edades más tempranas. Las personas propensas a la depresión suelen estar dominadas por hábitos mentales pesimistas: luchar contra esos hábitos es una buena forma de prevenir. Los estilos pesimistas explican los sucesos desagradables con razones de tipo personal (es culpa mía), con carácter permanente (siempre va a ser así) y proyectándolo sobre el futuro (esto va a arruinar mi vida). Los estilos optimistas son totalmente opuestos: hay cosas que no dependen de mí, las malas situaciones no van a durar siempre, ni ocupan toda la vida, sino sólo una parcela de ella. Depende mucho del modo en que los padres explican cada cosa que sucede.

El aprendizaje de la decepción Los sentimientos de fracaso o de decepción, cuando no se saben asumir, en vez de aportar una experiencia aleccionadora, hacen que se apodere de la mente una idea negativa sobre uno mismo o sobre los demás. Es preciso hacer frente al abatimiento o al enfado, reconducir nuestros pensamientos negativos y transformar el fracaso en una herramienta de mejora. Estudios de Martin Seligman: el individualismo y el declive de las creencias religiosas y del soporte moral proporcionado por la familia y la sociedad, suponen la pérdida de toda una serie de recursos útiles para amortiguar los reveses y fracasos de la vida. Si se tiene una perspectiva más amplia, se es mucho más resistente al abatimiento y la desesperanza. El hombre sólo fracasa realmente cuando fracasa como persona. Ojo a la sobreprotección

Los estándares del machismo El machismo es una ideología cultural que subraya la agresividad física masculina, arriesgar imprudentemente, transgredir las reglas establecidas, buscar relaciones sexuales casuales e impersonales, infidelidad en las relaciones, negligencia en las responsabilidades domésticas y del hogar. Representa un estereotipo con valores, juicios y supuestos culturales muy arraigados. Los varones sufren una fuerte presión social para cumplir con los estándares de falsa masculinidad que dicta la sociedad. El desarrollo adolescente sano incluye habilidades para resistir presiones, negociar exitosamente las interacciones interpersonales y comportarse de acuerdo a sus valores y creencias personales.

Estilos victimistas En todo ven malas intenciones, hostilidad, confabulaciones y menosprecios. Todas sus dificultades se vuelven materia de pleito. Siempre están en su papel de maltratado habitual. Cultura de la queja, que intenta convencernos de hasta qué punto somos ingenuos y nos están tomando el pelo. En nombre de las desgracias pasadas, justifican sentimientos negativos como la envidia, los celos, el rencor e incluso la venganza. Hay que contrarrestar buscando soluciones razonables y alternativas viables, expresando las dificultades en términos que admitan la propia superación. Si las personas o las familias se dedican a rumiar sus dolencias respectivas, será difícil que vivan en paz y concordia. Siempre hay motivos para no superar las desavenencias recíprocas.

Cultivar la responsabilidad Muchos ven a los adolescentes como personas que ni se pueden controlar, ni nunca aprenderán a controlarse: ni en el sexo, ni en los estudios, ni en nada. Sacarse las castañas del fuego. Lo que puedan hacerse ellos, que lo hagan ellos. Prolongación de la infancia. Síndrome de Peter Pan.

Sensibilidad ante los sentimientos ajenos Hay personas que sufren de una especial falta de intuición ante los sentimientos de los demás. Todos emitimos continuos mensajes emocionales no verbales (gestos, expresiones de la cara o de las manos, tono de voz, postura corporal, silencios) que manifiestan aprecio, desagrado, cordialidad, hostilidad, etc. Quienes no aprenden a emitirlos y captarlos sufren una gran falta de empatía, son poco sociables, les cuesta entablar amistad, son más inestables, herméticos, inexpresivos, etc. Todo eso les limita mucho en su vida afectiva y profesional. Hacerles caer en la cuenta de las repercusiones que sus palabras o sus hechos tienen en los sentimientos de los demás.

Hábitos psicológicos de una familia sana Autoridad de los padres. Buen nivel de exigencia personal y cultura del esfuerzo. Buena comunicación verbal y no verbal, en un clima emocional de confianza, estable y cálido, con aceptación y respeto mutuo. Ambiente de serenidad. Tono positivo. Capacidad para resolver conflictos y tomar decisiones. Sentido trascendente, capacidad de motivación y de ideales de servicio.