BOLETÍN DEL MINISTERIO DE ENERGÍA Y MINAS INFORMATIVO MÉDICO JULIO 2013 BOLETÍN DEL MINISTERIO DE ENERGÍA Y MINAS AÑO XII N° 161 ÍNDICE Pensamiento……..……….Página 1 Feliz 28!!!.............................. Página 2 Tras las causas de la muerte súbita.....Páginas 3 – 5 Sindrome de Brugada……………...Páginas 6 – 8 Humor: Kamasutra del siglo XXI……………..Página 9
Tras las causas de la muerte súbita Miles de personas mueren cada año por muerte súbita. En los últimos años, el fallecimiento de conocidos deportistas ha situado a esta afección a la orden del día. No obstante, practicar actividad física es beneficioso, aunque más si se hace de forma segura y con todas las garantías. Por este motivo, los especialistas insisten en la importancia de realizarse revisiones médicas rutinarias, ya que evitarían muchos fallecimientos. Además, señalan que una vez diagnosticada una cardiopatía, es mucho más fácil seguir las recomendaciones para poder convivir con ella. Existen avances científicos que ayudarían a explicar el 80% de las muertes súbitas (suceso inesperado, no violento ni traumático, que se presenta de manera instantánea o dentro de las primeras horas de haberse iniciado los síntomas) que hoy no quedan claras. Uno es una técnica basada en la secuenciación genética masiva. Con ella puede realizarse, en una sola prueba, el análisis de cientos de genes (en la actualidad se analiza un gen con muchas pruebas). No obstante, los científicos advierten que hasta dentro de tres o cuatro años no podrán interpretar toda la información que estas ofrecen. Hace tiempo que los especialistas abogan por los estudios genéticos como pruebas estándar de actuación sanitaria, puesto que las consecuencias de no diagnosticar a tiempo una cardiopatía es una potencial muerte súbita. Aunque todavía hoy muchos profesionales no respaldan su uso. El principal motivo de los detractores es la falta de una interpretación única de las pruebas, lo que dificulta el diagnóstico rápido de la enfermedad. Según los contrarios, la genética ofrece cierta incertidumbre y para poder interpretarla hace falta tener formación específica en la materia. Más allá de la polémica, la realidad es que conocer el defecto genético que provoca estas enfermedades podría beneficiar en dos líneas: saber de manera más rápida la predisposición genética de sufrir una cardiopatía y reducir el gasto sanitario. Anticiparse a la muerte súbita Las revisiones médicas rutinarias antes de practicar deporte evitarían muchos fallecimientos. En la actualidad, se puede prevenir la muerte súbita en jóvenes solo en la mitad de las cardiopatías hereditarias que pueden provocarla: miocardiopatía hipertrófica, miocardiopatía dilatada, miocardiopatía arritmógena, miocardiopatía restrictiva, sindrome de QT largo, sindrome de Brugada, taquicardia ventricular catecolaminérgica o sindrome de QT corto.
Prevenir la muerte súbita: chequeo en deportistas Tras un fallecimiento súbito o un diagnóstico de cardiopatía que podría provocar la muerte, es imprescindible conocer los genes que provocan la enfermedad. Una técnica como la basada en la secuenciación genética masiva permitiría anticiparse a todo ello. El diagnóstico precoz también mejoraría el seguimiento de los familiares del afectado, ya que en el 50% de los casos los familiares de primer grado pueden heredar la mutación del gen. A pesar de que la muerte súbita puede afectar a cualquier individuo, en los deportistas la prevención es muy importante. Sobre todo en los que se dedican de forma profesional (aunque también hay que hacer hincapié en los amateur), es fundamental que se realicen revisiones médicas. Los que practican deportes de resistencia o de alta intensidad física como el ciclismo, el triatlón, el maratón o el fútbol, ponen el organismo tan al límite que ello puede acarrear consecuencias graves, que en una persona no deportista no se manifestarían aunque sufriera el mismo problema. Practicar deporte es beneficioso, aunque más si se practica de forma segura y con todas las garantías. Con revisiones médicas rutinarias se podrían evitar muchos fallecimientos. Sin embargo, la realidad dista de este consejo. Una vez diagnosticada una cardiopatía, es mucho más fácil seguir las advertencias de los especialistas. Por norma general, las recomendaciones van dirigidas a seguir hábitos de vida saludable: tratar la fiebre de forma precoz (en el caso del síndrome de Brugada), restringir la ingesta de determinados fármacos y evitar el ejercicio físico extenuante o que implique cambios bruscos de intensidad (tenis, fútbol). También se aconseja mantener el peso adecuado, evitar el tabaco, las drogas y el abuso de alcohol. Prevenir la muerte súbita: chequeo en deportistas Cualquier persona que corra maratones o medias maratones debería realizarse un chequeo para conocer si su corazón puede resistir esfuerzos extremos. Así concluye el estudio realizado por más exhaustivo realizado sobre el riesgo de muerte súbita en carreras de larga distancia. Se ha publicado hace poco en la revista 'The New England Journal of Medicine' y ha sido llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Harvard (EE.UU.). Aunque los científicos afirman que es un riesgo bajo en comparación con el de otras actividades deportivas (solo uno de cada 111.000 hombres y una de cada 625.000 mujeres sufrieron un paro cardiaco), también han alertado de que todos los sucesos cardiacos registrados eran evitables, ya que estaban causados por trastornos fáciles de detectar en un chequeo.
La muerte súbita en cifras Estos exámenes no son ni complicados ni caros. Se basan en un electrocardiograma que se puede complementar con una prueba de esfuerzo y, si los resultados sugieren algún posible problema, con una ecografía cardiaca. En Italia, desde que estas pruebas son obligatorias por ley para cualquiera que haga deporte, se ha reducido de manera drástica la tasa de mortalidad cardiaca en adultos jóvenes. En nuestro país la mayoría de personas que corren maratones y medias maratones nunca se han hecho un buen chequeo médico. El estudio ha confirmado un dato que ya se había detectado en trabajos anteriores: el riesgo de paro cardiaco en carreras de larga distancia es cinco veces mayor en hombres que en mujeres. Ni haber corrido durante años ni ser joven son motivos, según los científicos, por los que no deba hacerse un chequeo de salud si se quiere correr una maratón. manera: entre el 65% y el 70% son debidas a enfermedad de las arterias coronarias; entre un 15% y un 18% son por miocardiopatías (enfermedades del músculo cardiaco que deterioran su función); entre un 5% y un 10% se clasifican como otras causas cardiovasculares; y entre el 5% y el 10% son de origen desconocido. Además, entre el 25%y el 50% de todas ellas hay una base genética. La muerte súbita suele clasificarse según la edad que se manifieste, en menores o mayores de 35 años. Ello se debe a que las patologías causantes son diferentes. Antes de los 35 años, las enfermedades cardíacas congénitas constituyen la mayor proporción de causa de muerte (en concreto, la miocardiopatía hipertrófica) mientras que, en el segundo grupo, la enfermedad arteriosclerótica coronaria es la más habitual. La muerte súbita en cifras La mayor parte de los casos de muerte súbita se da en menores de 45 años. Las enfermedades cardiacas son, sin duda, las que provocan más fallecimientos inesperados, con una tasa que alcanza el 90% de total, que se reparte de la siguiente
El síndrome de Brugada y la muerte súbita Los cardiólogos aconsejan chequeos a quienes practican deporte, incluso sin síntomas ni antecedentes familiares, y un examen médico al inicio de la adolescencia Se ha avanzado mucho desde que en 1992 se describió por primera vez el síndrome de Brugada, un tipo de arritmia que puede causar muerte súbita en corazones que parecen estar sanos. En la actualidad, se conocen diversos factores genéticos que favorecen su desarrollo, a la vez que se han realizado grandes progresos respecto a su prevención. Por otro lado, Internet está colmada de información indiscriminada que en muchos casos solo sirve para extender miedo. La consulta a un especialista es clave para poder convivir con la enfermedad, sobre todo, en pacientes asintomáticos. El Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares celebrado a finales de octubre en Valencia fue sede de una tertulia entre Josep y Ramon Brugada, dos de los tres hermanos que en 1992 describieron por primera vez el síndrome al que le dieron nombre: un patrón extraño en el electrocardiograma de pacientes que habían padecido el mismo y misterioso fallecimiento. El síndrome de Brugada es una arritmia hereditaria que provoca un latido tan rápido del corazón, que la sangre no puede circular con eficacia. A consecuencia de esto, el paciente pierde el conocimiento y puede morir en unos pocos minutos si el corazón no retoma su ritmo normal. Se cree que el origen es genético (alrededor del 30% de los casos están asociados con una mutación en el gen que codifica los canales de sodio) y, aunque no hay medicación para reducir los riesgos, sí puede tratarse con desfibriladores implantables. Cuando es una enfermedad heredada, todos los miembros de la familia se deben examinar, a pesar de que la enfermedad no garantiza siempre que se padezcan arritmias ni muerte súbita. La prevalencia de este síndrome se sitúa en torno a 1 de cada 2.000 individuos, aunque se estima que muchos pacientes tienen formas silentes de la enfermedad y, por lo tanto, es posible que el porcentaje sea superior. Desde su primera descripción hace 20 años, se siguen muchas líneas de investigación, como dudas sobre el diagnóstico, cuestiones éticas, el papel de la genética y la problemática de los pacientes asintomáticos. Es una patología conocida, sobre todo, por el fallecimiento de deportistas de élite, aunque no todas estas muertes súbitas hayan tenido el síndrome de Brugada como causa principal.
Cuando no hay síntomas El deporte, una ayuda Los motivos de muerte súbita en deportistas son la miocardiopatía hipertrófica obstructiva (un aumento del grosor de las paredes del corazón) y la displasia arritmogénica del ventrículo derecho, caracterizada por la presencia de atrofia muscular y reemplazo del músculo cardiaco del ventrículo derecho por tejido adiposo o fibroadiposo. El deporte, una ayuda La cifra total de muertes súbitas por múltiples causas en el conjunto de la población asciende a unas 30.000 al año (algunos datos apuntan incluso a 35.000). Solo 25 de estas muertes ocurren en personas menores de 35 años que practican deporte, de modo que solo 1 de cada 1.000 muertes súbitas están desencadenadas por el deporte en personas jóvenes. En más del 90% de los casos, la causa del fallecimiento es una arritmia cardíaca. Sin embargo, el impacto que conllevan es muy elevado, lo que ha impulsado una intensa investigación en los últimos años. Tampoco es cierto que el deporte sea la causa directa de estas muertes súbitas. La actividad física ayuda a prevenirlas. Algunas señales de alerta pueden ser desmayos, sensación de mareo o palpitaciones durante los entrenamientos. Ante estos síntomas, hay que consultar a un médico porque podrían ser indicios de un problema cardíaco. A partir de los 35 años, cuando el infarto se convierte en la primera causa por muerte súbita, debe añadirse un posible dolor en el tórax durante el ejercicio como señal importante de alerta y no dejar pasar por alto los antecedentes familiares asociados a patologías cardiovasculares Cuando no hay síntomas El problema reside en las personas asintomáticas. Si bien se han hecho avances destacados en el ámbito genético, el gran dilema que se plantea ahora es qué hacer con el portador genético asintomático. Es un problema que se agranda si se tiene en cuenta la gran cantidad de afectados en edad infantil que se deberían investigar. Un estudio elaborado a partir de 118 casos de personas que practicaban deporte en Gran Bretaña, publicado el año pasado en la revista "Heart", concluía que solo un 18% había tenido síntomas previos de enfermedad cardiaca y solo el 17% tenía antecedentes familiares de riesgo. Más allá de la genética, otros factores, como los ambientales o epigenéticos, intervienen en el hecho de que el portador de la enfermedad desarrolle síntomas, por lo que la investigación toma ahora este camino. La clave está en saber si un descendiente con una mutación heredada desarrollará o no síntomas. La genética aporta el riesgo, pero no predice una posible muerte súbita. Solo se pueden mejorar los factores que predisponen. El caso más frecuente está en los deportistas. Se puede detectar una anomalía congénita, pero no se puede predecir cuándo se registrará el evento cardiaco, ni si lo hará.
Por este motivo, varios jugadores de fútbol han abandonado su profesión, al descubrir que tenían un riesgo genético de padecer la enfermedad. Ante una persona a quien se le realizan pruebas clínicas con resultados negativos y, después, el examen genético muestra una mutación, si éste paciente sufre una muerte súbita, no se puede decir que el gen es la causa definitiva, pero sí que hay una posible relación asociada. "Es como un acto de fe", describe Ramon Brugada, que trabaja en la facultad de Medicina de la Universidad de Girona. Por todos estos motivos, los cardiólogos aconsejan chequeos a quienes practican deporte, incluso aunque no hayan sufrido ninguno de estos síntomas y carezcan de antecedentes familiares. La unidad de Cardiología Deportiva del Hospital Clínic de Barcelona recomienda un electrocardiograma y una prueba de esfuerzo cada año y una ecografía cardiaca cada dos años. También aconseja un examen médico para comprobar la salud cardiaca de toda la población escolar, en concreto, al inicio de la adolescencia. REANIMACIÓN, LA CLAVE Cada caso de muerte súbita que se conoce a través de los medios de comunicación, sobre todo, de deportistas jóvenes, reaviva la importancia de una asistencia inmediata a las víctimas para disminuir el número de fallecimientos. La rapidez es la clave y lo idóneo es que las maniobras de recuperación se efectúen antes de los primeros cinco minutos. Sobrevivir a una parada cardiorrespiratoria depende, en la mayoría de los casos, de la inmediatez con que se lleva a cabo el masaje cardiaco antes de que lleguen los especialistas de emergencias. Hacer lo máximo que se pueda sin perder ni un segundo es la consigna, según los especialistas, ya que cada minuto que se retrasa la asistencia al paciente disminuyen un 10% las probabilidades de sobrevivir. Más allá de 10 minutos sin hacer nada, las posibilidades son escasas. Se insiste también en el uso de desfibriladores semiautomáticos. La combinación de ambas técnicas ha demostrado su eficacia entre un 49% y un 75% de los casos.