La descarga está en progreso. Por favor, espere

La descarga está en progreso. Por favor, espere

FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN

Presentaciones similares


Presentación del tema: "FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN"— Transcripción de la presentación:

1 FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN
LAS RELACIONES ENTRE RAZÓN Y FE EL CONOCIMIENTO DE DIOS Y EL ALMA. Se enfrenta a tres ámbitos: las relaciones entre fe y razón, la naturaleza de Dios y del alma humana y la Ciudad de Dios. .

2 RELACIONES ENTRE RAZÓN Y FE.
Se adhiere al maniqueísmo en la búsqueda de la sabiduría, deseaba encontrar una explicación racional del Universo y una solución al problema del mal. La lectura de las Sagradas Escrituras, hecha en esta época, le decepcionará.

3 RELACIONES ENTRE RAZÓN Y FE.
Todo pensador cristiano se enfrenta al problema de las relaciones entre la Fe y la Razón, entre la Religión y la Filosofía. San Agustín transmite a la Edad Media la identificación entre ambos planos. Descubrió que la fe pone a su disposición la verdad que la razón no había logrado descubrir, por eso su experiencia le persuadió de que mejor era creer para saber que saber para creer.

4 RELACIONES ENTRE RAZÓN Y FE.
El entender sigue al creer. Pero la fe no es entendimiento, sino que nos prepara para él. Aunque la fe sea un “acto del pensamiento al que se concede asentimiento”, no es el entendimiento que nos abre las puertas de la sabiduría. Por eso el acto de la fe debe prolongarse con el de entender. El entender lo que creemos nos hace contemplar, aprehender, la Verdad. Lo que creemos es en Dios, y éste es la Verdad. Creer, saber y aprehender son las tres etapas que hacen al hombre feliz.

5 RELACIONES ENTRE RAZÓN Y FE.
Crede ut intelligas, intellige ut credas : expresa la relación entre fe y razón y la supeditación de esta a la primera, pero esta fórmula tiene dos partes.

6 RELACIONES ENTRE RAZÓN Y FE.
a.- “Cree para entender”. En el orden natural del conocer, la autoridad siempre precede a la razón- San Agustín distingue entre la autoridad humana y la divina, que es la “Vera Autoritas”, la que avala la verdad revelada en las Sagradas Escrituras. Por eso, con esta primera parte de la fórmula, la Autoridad Verdadera, la Sagrada Escritura proporciona los contenidos de nuestro saber racional. Sin la revelación, nuestro saber natural sería ciego para la verdad.

7 RELACIONES ENTRE RAZÓN Y FE.
b.- ”Entiende para creer”. La razón, el elemento más elevado de la naturaleza humana, es la facultad con la que el hombre, a partir de lo visible, asciende a lo invisible. Por eso el acto de la fe debe prolongarse con el de entender. Entender lo que creemos nos hace aprehender la Verdad. Por la fe creemos, por el entendimiento aprehendemos la Verdad y, ambas cosas nos proporcionan la Sabiduría.

8 RELACIONES ENTRE RAZÓN Y FE.
San Agustín supera la desconfianza de algunos pensadores cristianos (Tertuliano) y da a la filosofía el derecho de ciudadanía en el marco del pensamiento cristiano. No se plantea si la razón sola puede alcanzar ciertas verdades. A esto responde afirmativamente. El problema era si la sola razón nos puede conducir a la sabiduría. Y esto fue lo que negó: la razón sin la fe no conduce a la Verdad.

9 CONOCIMIENTO DE DIOS Y DEL ALMA.
objetivos. “Quiero conocer a Dios y al alma. - ¿Nada más?. - Nada más”. (Solil., I, 2). La primacía, en cuanto a su excelencia, la tiene Dios. Pero, en el orden natural del conocer humano, la primacía temporal recae en el conocimiento del hombre, en el conocimiento de su alma, ya que a través de ella llegamos a Dios. Así pues, veremos en primer lugar la antropología agustiniana y a través del principio de interioridad, podremos llegar al conocimiento de Dios.

10 CONOCER AL HOMBRE Este objetivo lo trata desde varios frentes: a.- El hombre como Imago Dei (imagen de Dios). Introspección. Desde la interioridad del alma alcanzaremos el autoconocimiento y el conocimiento de Dios.

11 CONOCER AL HOMBRE Dos corrientes confluyen en la configuración de la antropología agustiniana: -La corriente bíblica y paulina del hombre como Imago Dei y ser caído en la culpa y, -La corriente griega del homo rationalis, movido por un logos interior en que se cifra toda su dignidad. Para hacernos ver cómo se expresa en el hombre la imagen de Dios acude a dos frases del Génesis: “Y Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza”. “Adán perdió por el pecado la imagen y semejanza de Dios”.

12 CONOCER AL HOMBRE Todos los males proceden del pecado de Adán.
Arbitra una solución para el mal que no afecte ni a la Infinita Bondad ni al Infinito Poder de Dios. Quitará entidad metafísica al mal (que será un no-ser) y hace responsables de la debilidad de nuestra naturaleza y del mal moral al pecado original. Pese a esto, el ser humano es un ser orientado a Dios, una “ parte de la creación”, que tiene un lugar privilegiado en ella en función de su mayor dignidad, expresa en su racionalidad. Por eso, aunque el hombre es una simbiosis de animalidad y racionalidad, su esencia es el alma, que es lo que desea conocer. Para ello se preguntará por su origen y analizará su función más específica: la del conocimiento.

13 CONOCER AL HOMBRE b.- El origen del alma.
Creacionismo puro: las almas son creadas por Dios de un modo inmediato y ex nihilo (a partir de la nada). Traducianismo generacionista: el alma, como el cuerpo, se transmite a los hijos por los padres, en el proceso de la generación. Creacionismo traducianista. Será la solución adoptada por San Agustín: son nuestros padres los que engendran un cuerpo y es en ese cuerpo en el que Dios crea, a partir del alma de Adán, el alma individual de cada hombre, cuya naturaleza espiritual queda así asegurada. Así resuelve la cuestión del pecado original.

14 CONOCER AL HOMBRE c.- La teoría del conocimiento: la iluminación. El alma desarrolla una función específica: la de conocer. El objetivo: alcanzar la verdad. Pero, a diferencia de la tradición filosófica, es una Verdad encarnada: “yo soy la Verdad y la Vida”.

15 CONOCER AL HOMBRE Difiere de los escépticos para quienes no se puede conocer la verdad. San Agustín: “puede hallarse”. Parte, como en su día hará Descartes, de hechos de inmediata evidencia, de los datos de la conciencia.

16 CONOCER AL HOMBRE Dirá San Agustín: “¿Duda alguien de que vive, de que recuerda, de que conoce, quiere, piensa, sabe, juzga?. Pues si duda, vive...; si duda sabe que no sabe algo con plena seguridad; si duda sabe que no puede dar su asentimiento de ligero. Nadie podrá dudar de que está dudando. Por otra parte: “Si yerro, sé que existo”, nos dirá. Con ello ha descubierto una serie de verdades, las verdades de la conciencia, y cree haber superado la raíz del escepticismo.

17 CONOCER AL HOMBRE San Agustín: la verdad es eterna y necesaria.
Lo mismo que Platón llega al concepto de verdad en su sentido ideal. Porque la fuente de la verdad no puede estar en la experiencia sensible ya que el mundo de los cuerpos es mudable. Además nuestra alma tiene que prestar algo de sí misma a las percepciones sensibles para que éstas puedan darse.

18 CONOCER AL HOMBRE El alma contiene en sí misma las reglas e ideas guías de la sensibilidad. Por ejemplo: las idea de unidad, de orden metafísico, matemático, ético y estético. El origen de estas ideas sólo puede estar en un mundo de realidades extramentales inmutables y necesarias. Pero no en el "mundo de las ideas" platónico, sino en la mente divina. La existencia de verdades eternas, inmutables y absolutas, cobra así un nuevo fundamento para el mundo cristiano.

19 CONOCER AL HOMBRE San Agustín distingue entre la razón y la inteligencia: la razón es la facultad de ordenar los datos sensibles y producir la ciencia. la inteligencia es la facultad de percibir el mundo inteligible y de conseguir la sabiduría. Ciencia y sabiduría, razón inferior y razón superior, tienen como objetivo ayudar al hombre a la intelección de Dios.

20 CONOCER AL HOMBRE La doctrina de la iluminación.
¿Cómo el hombre puede alcanzar la verdad? La fuente de la verdad está en el espíritu del hombre. En lo interior del hombre habita la verdad. El espíritu no se halla a solas en sí independiente. Está unido y como adherido a algo superior a él: La verdad se irradia desde Dios sobre el espíritu del hombre. No se trata de una iluminación sobrenatural, ni de una revelación, sino de algo natural, dada la cercanía de nuestro espíritu - parte superior de nuestra alma - con la realidad divina. ¿Cómo se produce esa iluminación?

21 CONOCER AL HOMBRE La participación:
Dios es la fuente iluminativa de nuestro propio conocer en virtud de las razones eternas o ideas absolutas en la mente divina. La relación entre ellas y las cosas es de participación. El hombre, en tanto que luz participada, toma conciencia de su limitación tanto en el orden del ser como en el de conocer y del obrar, y esto es lo que le impulsa al conocimiento de Dios. El sentido último de esa iluminación radica en que nos hace conocer nuestro origen, nuestra dependencia ontológica, al encontrar en nuestra alma la huella del Creador.

22 CONOCER AL HOMBRE d.- La libertad y la gracia.
El hombre no es sólo conocimiento, sino también voluntad. La voluntad humana es libre de elegir entre el bien y el mal, de salvarse o condenarse. La voluntad tiende hacia la felicidad y ésta sólo puede encontrarla en Dios, pero su naturaleza caída le hace inclinarse hacia los bienes perecederos. “La experiencia cristiana de la libertad es una experiencia dramática. La libertad se halla amenazada: por la corrupción de la naturaleza que nos inclina hacia el mal y por la fuerza de la gracia que nos empuja hacia el bien”. Ambos impulsos parecen hacer peligrar la libertad humana.

23 CONOCER AL HOMBRE San Agustín defiende la necesidad de la gracia sin negar la libertad humana. Es precisamente la realidad natural del hombre, su naturaleza caída, la que da sentido a la encarnación del Verbo y a su sacrificio en la cruz como necesarios para la redención humana.

24 El CONOCIMIENTO DE DIOS
Este objetivo incluye para San Agustín los siguientes aspectos: a.- El principio de la interioridad como camino hacia Dios. b.- La existencia y la naturaleza de Dios. c.- La creación y el tiempo.

25 El CONOCIMIENTO DE DIOS
a.- El principio de la interioridad como camino hacia Dios. Conocer al hombre para conocer a Dios: “No salgas hacia fuera, vuelve a ti mismo. En el interior del hombre habita la verdad.

26 El CONOCIMIENTO DE DIOS
En el principio de interioridad agustiniano están presentes: la demostración de la existencia de Dios . las pruebas de la inmortalidad y espiritualidad del alma. San Agustín logrará vencer el materialismo en general y el maniqueísmo en particular: con la interioridad vislumbra un reino superior de valores y la necesidad de alcanzarlos, su ansia de vuelo espiritual. El hombre exterior es el que se caracteriza por su apartamiento de Dios Frente a él, el hombre interior no es un ser “ensimismado”, reducido a sí mismo, sino que, consciente de su limitación ontológica, se trasciende a sí mismo para llegar al conocimiento de la existencia y la esencia divina.

27 El CONOCIMIENTO DE DIOS
b.- La existencia y la naturaleza de Dios. La existencia de Dios es algo claro porque su concepto pertenece a los conceptos fundamentales del espíritu. Por eso San Agustín no se preocupa por demostrar su existencia desde argumentaciones a posteriori.

28 El CONOCIMIENTO DE DIOS
No obstante aduce sus propias pruebas, una de las cuales es la prueba noética: a partir del conocimiento de las verdades eternas: el hombre descubre en los actos de su vida espiritual, en el pensar, en el sentir y en el querer, verdades eternas, inmutables y necesarias. A través de ellas se revela dentro del hombre otro ser sobrehumano y supratemporal. Detrás de todo lo imperfecto tocamos lo perfecto. Sencillamente por esta vía tocamos a Dios. Es a través de las verdades eternas y necesarias San Agustín llega a la Verdad que las trasciende, a Dios.

29 El CONOCIMIENTO DE DIOS
La existencia de Dios para San Agustín se ofrece como una realidad a la vez íntima y trascendente al pensamiento. Su presencia es atestiguada por cada juicio verdadero, ya sea científico, estético o moral; Pero su naturaleza se nos escapa porque El es inefable. Entre todos los nombres que se le pueden dar, hay uno que lo designa mejor que los demás: “Ego sum qui sum” (Soy el que soy). Es el ser mismo, la realidad plena y total.

30 El CONOCIMIENTO DE DIOS
c.- La creación y el tiempo. El Dios del que habla San Agustín es, además, el creador de cuanto existe. La idea de creación va a ser básica en el pensamiento cristiano. Dios crea “ex nihilo” por un acto de su libre voluntad. Dios, por estar dotado de suprema inmutabilidad, no ha desplegado su acción creadora a través del tiempo. Expresándose por completo en su Verbo, contiene eternamente en sí los modelos arquetípicos de todos los seres posibles, sus formas inteligibles, sus leyes, sus pesos, medidas y números. Para crear el mundo Dios no ha tenido más que decirlo;

31 El CONOCIMIENTO DE DIOS
La máxima expresión del creacionismo es el orden del universo: “El mundo es un cosmos ordenado que tiene en Dios su principio y finalidad. Este orden se da en el plano físico, en el personal y social. Todas las cosas han sido ordenadas por Dios en medida, número y peso. Son estos principios filosófico - teológicos los que nos permitirán entender la ordenación espiritual y social de la Edad Media, tal como San Agustín la concibe en La Ciudad de Dios.

32 “LA CIUDAD DE DIOS” San Agustín expone en esta obra su visión de la Historia y su Teoría política. Nos dice que la vida moral del hombre no es separable de su vida comunitaria (o social) porque el principio constitutivo de lo social es el sentimiento íntimo y personal del amor Es el amor quien une o divide a los hombres: cada uno de ellos se sentirá vinculado con aquellos que amen lo mismo que él ama. Antes que cualquier otro, el amor a Dios establece una comunidad universal entre todos los hombres que lo poseen. El sentido de la historia personal o colectiva gira en torno a aquello que se ama. Es el amor, principio de intimidad, el que decide tal sentido.

33 “LA CIUDAD DE DIOS” La sociedad no es una extensión de la naturaleza sino de la racionalidad porque sólo ella hace posible el amor. Las sociedades se distinguirán según el orden de sus amores. Un pueblo se legitima como sociedad por aquello que ame, es decir, por el sistema de valores sean estos espirituales o materiales. De ahí se deducirá la célebre distinción entre las dos ciudades: la de Dios y la terrenal.

34 “LA CIUDAD DE DIOS” La ciudad terrenal es la de los hombres que quieren vivir según la carne. La ciudad de Dios es la de los que quieren vivir según el espíritu,. Cada ciudad en su paz propia. Una no se refiere a la Iglesia y otra al Estado, ni una la celeste y otra la terrestre; la ciudad de Dios la forman todos aquellos que aman a Dios, mientras que la terrenal está formada por aquellos que anteponen el amor propio y todas sus secuelas al amor de Dios. La ciudad de Dios busca la gloria de Dios y establece unos vínculos con sus ciudadanos no de un modo autoritario, sino basándose en la caridad. Los ciudadanos de ambas ciudades viven en el seno de las mismas sociedades históricas. A la ciudad de Dios per­tenecen todos los justos, los que viven actualmente, los que vivieron y los que vivirán.

35 “LA CIUDAD DE DIOS” La ciudad de Dios es el modelo de toda sociedad: solo en ella reina la justicia, el orden y la paz verdadera. San Agustín propició la obediencia a las leyes justas del Estado, defendió la sumisión del derecho civil a las leyes y mandatos de la Iglesia. Aunque defensor de la sociedad civil, piensa que los males que surgen de ella impiden que sea un ámbito de paz duradera. Tales males, tienen su expresión histórica en la guerra. Tales males tienen su origen en la naturaleza caída del hombre, en su condición de heredero de la culpa original.

36 “LA CIUDAD DE DIOS” El orden es la condición de toda paz: el acuerdo y el respeto a la debida naturaleza de cada cosa. Supone una ordenación de valores, en en dos direcciones: - la de los seres humanos con respecto a sus elementos constitutivos (ética) - la de unos hombres con respecto otros (política). La paz social no será posible a través del dominio del hombre sobre el hombre.

37 “LA CIUDAD DE DIOS” La garantía de la paz y el orden es la justicia.
Ella es la virtud que hace que el hombre reconozca y dé a cada uno lo suyo. No hay justicia humana perfecta. Solo la sociedad de los justos en Dios realizará la verdadera justicia. Mientras el amor de Dios no sustituya al egoísmo, el orden, la paz y la justicia serán imposibles por convicción y solo podrán realizarse por coacción legal. la verdadera filosofía de la historia será la que encamine la realidad histórica del Estado hacia un ideal ético que exija un progreso en el orden jurídico. En San Agustín las convicciones éticas tendrán un sentido superior al puramente humano: el del amor a Dios.


Descargar ppt "FILOSOFÍA DE SAN AGUSTÍN"

Presentaciones similares


Anuncios Google