¿Cómo ayudar a mi hijo a ser maduro?

Educar en libertad: un reto a nuestro alcance El propósito de toda educación debe ser el de acompañar a nuestros hijos en el camino hacia su madurez.

ACOMPAÑAR “El educador tiene ante sí la tarea de introducir al niño en la realidad que está frente a él y es independiente de él”. No se trata sólo de un acompañamiento meramente físico. Acompañar es, también, saber lo que tiene en la cabeza, lo que le preocupa y lo que no. Es atender.

Algunas características de la persona inmadura: MADUREZ: SABER AFRONTAR LOS PROBLEMAS La madurez, que es el término de la adolescencia, consiste en hacerse cargo de la situación vital. Algunas características de la persona inmadura: Inestabilidad de ánimo Actitud rebelde: no se pide, se exige. Toma de decisiones no ponderadas. Se confunde libertad con espontaneidad. La mejor ayuda para que nuestros hijos sean maduros es la de hacerles ver la realidad tal cual es y no como ellos creen que es.

Notas imprescindibles en el papel del educador A) Fortaleza B) Tiempo C) Confianza D) Paciencia

FORTALEZA: “es el amor que todo lo soporta por el objeto de sus amores”. Superar las dificultades. Tirar la toalla es educar a medias. No hay que alarmarse ante los pequeños fracasos. No olvidemos que también nosotros hemos sido alguna vez niños.. Ser fuertes es saber exigir. Si no exigimos a nuestros hijos en cosas como esforzarse en sacar mejores notas, tener ordenada la habitación, que forren los libros, evitar caprichos, cumplir con los deberes cristianos, entonces no es verdad que les queremos, pues son precisamente estas cosas las que hacen que nuestros hijos sean mejores.

Tiempo: estar con, tratar. Para conocer a nuestros hijos es indispensable estar con ellos. Si no tratamos a nuestros hijos, la poca relación que cabe es fría y casi violenta. “Gastar tiempo” con nuestros hijos nunca es perderlo.

CONFIANZA · La confianza es la clave, el password, para poder exigir. · No podemos educar como si fuésemos Don Aconsejador

PACIENCIA: “virtud que nos hace soportar los males con buen ánimo”. La paciencia, es saber sonreír en la ejemplaridad. Paciencia es saber escuchar. Es fundamental que nuestros hijos nos vean siempre contentos. De lo contrario, si nos ven con cara larga y triste (¡¡se dan cuenta!!), les hacemos un gran daño aunque no lo manifiesten Querer que nuestros hijos sean maduros hoy y ya es una utopía, y sobre todo, una manifestación de impaciencia.

¿CASTIGO O CORRECCIÓN DIALOGADA? El castigo debe ser una norma de excepción, pero en ningún caso una pauta a seguir de modo habitual. La corrección dialogada exige el trato, y, por lo tanto, el tiempo, el conocimiento: en una palabra, le comprendemos. El castigo parece ser la forma más fácil para los padres, pero no lo hace fácil al hijo. El castigo es la apariencia de la fortaleza. Hacerle ver al hijo que una determinada acción no le conviene es darle razones, es motivarle que es lo propio de la educación. El castigo se hace casi siempre enfadado, y, por tanto, se pierde la objetividad Sólo haciéndoles ver la realidad, podrán ser libres y hacer el bien porque les da la gana.

RESUMIENDO: FORTALEZA - SABER EXIGIR LOS ADOLESCENTES MADURAN A PARTIR DE LA LUCHA PERSONAL LOS ADOLESCENTES SE HAN ACOSTUMBRADO A CONSEGUIR TODO TIPO DE COSAS SIN ESFUERZO ALGUNO. LA GRAN ENFERMEDAD ES EL CONFORMISMO

TIEMPO FACILITAR EL DIÁLOGO EL TIEMPO LIBRE NO SOLO ES DIVERSIÓN DEBEMOS ESTAR DISPONIBLES PARA HABLAR, PREGUNTAR, BUSCAR MÁS EL TRATO. TIEMPO

LA CONFIANZA QUE SE PUEDE TIENER ES PROPORCIONAL AL TIEMPO CON EL QUE ESTAMOS CON NUESTROS HIJOS.

SABER ESCUCHAR SABER SONREÍR BRINDAR OPORTUNIDADES PACIENCIA

CONCLUSIÓN La madurez de nuestros hijos depende de nuestra responsabilidad educativa: está en nuestras manos el futuro de nuestros hijos. Si somos fuertes y les hacemos fuertes, si les tratamos y les dejamos hablar, si nos ganamos su confianza y si somos pacientes, sólo entonces podrán alcanzar la madurez porque le hemos acompañado desde niños.

COLEGIO AHLZAHIR 22 NOVIEMBRE DE 2001 fin COLEGIO AHLZAHIR 22 NOVIEMBRE DE 2001 ALBERTO SÁNCHEZ LEÓN