“Salió un sembrador a sembrar. Domingo 15º Tiempo Ordinario – Ciclo A Decía Jesús: “Salió un sembrador a sembrar. Al sembrar un poco cayó al borde del camino; Vinieron los pájaros y se lo comieron.
y por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero en cuanto salió el sol se abrasó y por falta de raíz, se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos ciento, otros sesenta, otros treinta. El que tenga oídos, que oiga”. (Mt 13, 3-9)
La actividad de la siembra está llena de lecciones. LA SIEMBRA Y EL SEMBRADOR La actividad de la siembra está llena de lecciones. El sembrador ha de conocer el terreno y las semillas, ha de estar atento a los cambios del clima y de las estaciones.
Sembrar es siempre apostar por la esperanza. Pero, sobre todo, el sembrador ha de tener una paciencia a prueba de desaliento. Sembrar es siempre apostar por la esperanza.
La sementera es también una metáfora de la educación. En la familia se siembra la semilla de los valores y los ideales. Pero no siempre se obtienen buenas cosechas en los hijos.
Son muchos los profesores que se sienten desanimados o quemados Algo parecido pasa en la escuela. Son muchos los profesores que se sienten desanimados o quemados por la abundancia del fracaso escolar..
Nos resulta fácil criticar la calidad del terreno para encontrar una respuesta al fracaso o éxito de la siembra. Habría que analizar la calidad de la semilla y evaluar la preparación y el estilo de los sembradores.
Esparce la semilla generosamente, La parábola del sembrador es conocida por todos los cristianos. En ella no se habla tanto del sembrado como del sembrador. Se insiste: en su fe, en su confianza, en su esperanza. Esparce la semilla generosamente, en todo el terreno y con igual dedicación.
Dios tiene un proyecto sobre el mundo y sobre la evangelización y va a sacarlo adelante. Si se retrasa no es por culpa suya o de la semilla sino por el rechazo humano. La primera parte invita a la gratitud; la segunda a la responsabilidad.
“¡Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen!” LIBERTAD Y PAZ “¡Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen!”
Toda persona ha de dar fruto en la vida. Confiar en la siembra porque existe un Sembrador. Es posible abrir los ojos y los oídos para descubrirlo en medio de la algarabía de este mundo.
Padre nuestro, que por Jesucristo derramas sobre nosotros la semilla de tu palabra, ayúdanos a acogerla de verdad, para que produzca frutos de buenas obras para tu gloria y nuestra paz. Amén.
PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Texto: José Román Flecha Andrés PALABRA DEL SEÑOR –Salamanca Presentación: Antonia Castro Panero Música: Langour