La primera ola. El feminismo ilustrado y la revolución francesa Las libertades, los derechos y la igualdad jurídica no afectaron a las mujeres. Mary Wollstonecraft en Vindicación de los Derechos de la Mujer hace un alegato contra la exclusión de las mujeres del campo de bienes y derechos. La clave era acceder a la educación. Olimpia de Gouges en la Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana demandaba libertad, igualdad y derechos políticos: derecho al voto. La Revolución Francesa supuso una derrota para el feminismo: las mujeres fueron reconocidas únicamente como madres y esposas.

La segunda ola. El feminismo liberal sufragista La misoginia romántica se utilizó contra la segunda ola del feminismo, el sufragismo. Hegel, Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzche lideraron esta filosofía. Hegel en Fenomenología del Espíritu explicó que el destino de las mujeres era la familia y el de los varones el Estado. Schopenhauer añadió que el sexo masculino encarna el espíritu, mientras que la naturaleza es el sexo femenino.

La segunda ola. El feminismo liberal sufragista El sufragismo en EEUU La Declaración de Séneca Falls: lograr la ciudadanía civil de las mujeres y modificar las costumbres y la moral. 2 objetivos del sufragismo: derecho al voto y derechos educativos. Carácter interclasista. El sufragismo en Inglaterra Stuart Mill se centró en la petición del voto femenino. Las sufragistas pasaron a la lucha directa. Con la Primera Guerra mundial, en 1917 fue aprobada la ley de sufragio femenino. El sufragismo en el Estado español Instaurada la República (1914) se reconoce el derecho al voto.

La segunda ola. El feminismo liberal sufragista El socialismo marxista Ofreció una explicación a la subordinación de las mujeres: causas sociales. Su emancipación vendría de la mano de su independencia económica. Contradicción con la dirección del partido: para éste la “cuestión femenina” no era prioritaria. La mística de la feminidad Doble objetivo: alejar a las mujeres de los empleos obtenidos en el periodo bélico devolviéndolas al hogar y diversificar la producción fabril. Consecuencia: graves trastornos en la población femenina.

La tercera ola. El feminismo sesentayochista Betty Friedan en La Mística de la feminidad lo denominó “el problema que no tiene nombre”. Friedan creó la Organización Nacional de Mujeres (NOW) y consideraba que si las mujeres ejercían los derechos adquiridos y se incorporaban a la vida pública, sus problemas tendrían solución. El feminismo liberal definió el problema de las mujeres como de exclusión de la esfera pública. Propugna su inclusión en el mercado laboral.

La tercera ola. El feminismo sesentayochista El feminismo radical identificó la dominación patriarcal en esferas hasta entonces consideradas “privadas”. En Política sexual de Kate Millet y La dialéctica de la sexualidad de Sulamit Firestone se acuñaron los conceptos de patriarcado, género y casta sexual. Se organizaron grupos de autoconciencia que analizaban en clave política las experiencias personales de opresión. Carácter igualitarista y antijerárquico: las líderes estaban mal vistas.

La tercera ola. El feminismo sesentayochista El feminismo de la diferencia se basa en el feminismo cultural. Exalta el “principio femenino” y sus valores. Considera que las mujeres no tendrían nada que ganar de un acceso más equitativo al poder y a los recursos. En Francia e Italia existen notables pensadoras de la diferencia sexual.

El feminismo después de los ochenta Década de los 80: conservadurismo reactivo que intentó relegar al movimiento feminista. Organismos de igualdad que construyeron modelos femeninos conservadores. El feminismo presente en los poderes públicos reclamaron sistemas de cuotas y paridad. “Techo de cristal” en todas las escalas jerárquicas y organizacionales. Aparecieron grupos que promovían la autoconcienciación y se transformaron en asociaciones de apoyo a mujeres subvencionados por organismos estatales.