GARCIA SANTES LUIS ENRIQUE GARCIA MARTINEZ BRYAN

La obligatoriedad: un cambio institucional Al hacer obligatoria la Educación Media Superior (EMS), se continúa con el ciclo abierto en 1993 cuando se emprendió esta misma iniciativa con la educación secundaria y en el 2002 con la educación preescolar.

De pobreza a un buen trabajo Según el INEE, el aumento de la escolaridad de la población se asocia con el mejoramiento de la productividad, la movilidad social, la reducción de la pobreza, la construcción de ciudadanía y, en definitiva, con el fortalecimiento de la cohesión social (2011), factores que, al constituir la base del bienestar individual y social, posibilitan el acceso a una educación pública de calidad, relevante y pertinente que garantice una escolaridad de al menos 12 años de estudios formales y el logro efectivo de los aprendizajes.

El proceso para hacer obligatoria la educación media superior dio inicio en la cámara de diputados, con el propósito de que la población alcance una mayor nivel de escolaridad, el papel que jugaron las autoridades educativas, tanto federal como estatales, por medio del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU), fue relevante. La implementación de la obligatoriedad de la Educación Media superior presenta retos.

Para que la obligatoriedad de la Educación Media Superior cobre forma y se a definida como una política de Estado, es decir, que se integre al horizonte de los derechos y las garantías ciudadanas, deberá contar con el estatus de la Ley de la observancia y de aplicación general.

El artículo 3º reformado se lee como sigue: todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado- Federación, Estados, Distrito federal y Municipios-, impartirá, secundaria y media superior, la educación preescolar, primaria y secundaria conforman la educación básica; esta y la media superior serán obligatorias.

En México, la población joven de entre 15 y 19 años de edad es de 30 millones, de la que el 22.6% corresponde a la población en edad típica para cursar la Educación Media Superior (6.7 millones jóvenes), es decir, poco más de la quinta parte constituye la población potencial de la obligatoriedad.

Por último el Sistema Educativo Nacional debe hacer un gran esfuerzo por prestigiar la oferta pública de educación, lo que implica emprender transformaciones en la cultura de la rendición de cuentas, la evaluación y la planeación orientada a resultados. Junto con esto, tendremos un factor que no es menor: Hemos apuntado la necesidad de interacción entre los tres niveles de gobierno y de articulación del Ejecutivo con el Legislativo, pero hace falta alentar y fortalecer la corresponsabilidad de las familias en la educación de sus hijos. Pareciera este el ultimo eslabón, pero en realidad puede que sea el primero.