Instituto de HH. de la Sagrada Familia de Urgel Rasgos esenciales de nuestro carisma

Don que Dios da a Ana María Janer la experiencia del VERBO ENCARNADO presente en las REALIDADES HUMANAS de su tiempo.

Núcleo de la experiencia janeriana Es el misterio del amor de Dios manifestado en la humanidad y en el proceder misericordioso de Jesucristo a favor de los hombres. Los ojos y el corazón de Ana María contemplan este misterio en su prolongación histórica: la humanidad concreta, palpable y real de aquellas personas a las que ella entrega por completo su vida.

La CARIDAD contenido fundamental de la experiencia de Ana María Experimenta que Dios en Cristo, es cercanía y salvación para todo aquel que pone su esperanza sólo en El. Su vida se convierte en reflejo y transparencia de la caridad divina a favor de los hombres. En los gestos cotidianos muestra ese amor a Dios y a los hermanos: cuidando y compartiendo los sufrimientos de los enfermos y ancianos. acogiendo y educando a los niños asistiendo a los heridos en una guerra fratricida sin hacer distinción de bandos.

El amor a Jesucristo plenifica la vida de Ana María Alimenta su consagración mediante la contemplación de la vida de Jesucristo de quien ella experimenta que recibe el ser, la vida y el dinamismo de su caridad. Su oración cotidiana, constante y confiada, se prolonga en el reconocimiento de la presencia de Dios siempre y en todo. Para ella amar a Jesucristo y reconocerlo en el rostro de todo prójimo forma una unidad. Jesucristo conocido y amado en la contemplación es, a la vez, conocido, amado y servido en el hermano necesitado.

Rasgos distintivos de la caridad de Ana María Dimensión universal de la caridad. “Háganse todas para todos como Jesucristo nos lo enseña” Identificación con la situación ajena descubriendo en ella a Jesucristo. “ Yo recojo a todos los que tienen necesidad y están heridos” Actitud previsora que vela por el bien de todos. Cuida de las necesidades de quiénes le rodean, pero al mismo tiempo sabe unir la firmeza y la suavidad que derivan de la prudente caridad.

Rasgos distintivos... Amor estable, paciente, fiel y misericordioso Es la madurez de un amor que habiendo pasado por innumerables pruebas, ha recibido del Espíritu el don de la magnanimidad. Abandono en manos de la Providencia y de la voluntad divina. “Dejen hacer a Dios que sabe todas las cosas”.

El Misterio de la Sagrada Familia “La congregación está puesta bajo la protección especial de la Sagrada Familia. Ella es nuestro modelo de vida y fuente de nuestra espiritualidad que se centra en el misterio de Dios hecho hombre...” Const. Nº 3. Es la encarnación del Verbo la que ilumina y da sentido al Misterio de la Sagrada Familia, constituida para hacer presente al Hijo de Dios en el mundo. El Instituto se siente invitado a reproducir e imitar la comunión de amor de la Sagrada Familia, reflejo humano del amor trinitario.

El Misterio de la Sagrada Familia Del Misterio de la Sagrada Familia, como lugar teológico donde el Verbo de Dios “se hizo carne y puso su morada entre nosotros”, donde se manifestó la comunión del amor trinitario, recibimos el sentido de pertenencia, y el estilo particular de comunidad y de misión que nos identifica y nos distingue. “De la Sagrada Famlia aprendemos que el camino del amor y del servicio no se hace sólo de acontecimientos extraordinarios, sino que se va trazando paso a paso en lo cotidiano de la vida ordinaria”. (L.G.A.A. Nº 4)

La vida en misión La participación en la misión de la Iglesia la realizamos desde nuestra propia identidad. Sólo podemos pensar nuestra misión como continuación de la redención humana llevada a cabo por Jesús unigido por el Espíritu. Pretende poner de manifiesto, por el ejercicio de la caridad que Dios está presente y cercano al hombre, que es fidelidad en cualquier situación que se encuentre , porque Dios ha entrado en comunión solidaria con él. Queremos hacer creíble la cercanía de Dios por el ejercicio de la caridad, como servicio gratuito, acogedor y sin distinciones.

La vida en misión Nuestra misión ha de ser una respuesta de amor a las circunstancias concretas en las que se manifiesta lo que la voluntad de Dios nos pide en cada momento. Buscar la transformación del hombre y del mundo desde la caridad hecha servicio. Nos compromete a encarnarnos en la realidad donde vivimos, a estar atentos a los signos de los tiempos y a las necesidades de la Iglesia. Estar abiertos a la acción misionera para dar a conocer la Buena Noticia.

CONCLUSIÓN Hoy como ayer, abiertos a la voluntad del Padre según el modelo de Jesús, María y José y a ejemplo de Ana María Janer queremos discernir cómo necesita Cristo ser servido en sus hermanos más pequeños y desvalidos. Estamos llamados a reproducir con valor la audacia, la creatividad y la santidad de vida de la Madre, como respuesta a los signos de los tiempos.