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DEBER MISIONERO DEL PUEBLO DE DIOS

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Presentación del tema: "DEBER MISIONERO DEL PUEBLO DE DIOS"— Transcripción de la presentación:

1 DEBER MISIONERO DEL PUEBLO DE DIOS
CARÁCTER MISIONERO DE LA IGLESIA Y DEBER MISIONERO DEL PUEBLO DE DIOS

2 El carácter misionero de la Iglesia tiene su raíz en el envío del Padre al Hijo y del Hijo a los apóstoles. “Como el Padre me ha enviado a mí, así yo os envío a ustedes.”. El mismo Cristo nos da su mandato “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura viviente”. Este mandato de Cristo hecho a los apóstoles, la Iglesia lo hace suyo, con el compromiso de llevar la Buena Nueva a todas partes. Esta acción es impulsada por el Espíritu Santo, para que todos sepan que Cristo es la Salvación y así se cumpla el plan del Padre. Por lo anterior, todos tenemos el compromiso de anunciar la Buena Nueva de Jesucristo a todas las personas.

3 Designio del Padre La Iglesia es misionera por naturaleza, pues procede de la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo según el designio de Dios Padre. Este designio es fruto del amor del Padre, quien ha constituido a su pueblo para darle a conocer y hacerlo partícipe de su misterio divino.

4 Misión del Hijo Para establecer la paz y la comunión con Él, Dios decretó entrar en la historia de la humanidad, enviando a su Hijo, hecho carne, para salvar al mundo. Cristo Jesús fue enviado al mundo como verdadero mediador entre Dios y los hombres. Por ser Dios está en Él la plenitud de la divinidad y por su Encarnación verdadera hace a los seres humanos partícipes de esta divinidad. Jesús se hizo pobre, vino a servir y a dar su vida para la redención de todos.

5 Misión del Espíritu Santo
Cristo envió al Espíritu Santo de parte del Padre, para impulsar la Iglesia hacia su propia dilatación. Aunque el Espíritu Santo obraba en el mundo antes de la glorificación de Jesucristo, descendió sobre los discípulos en Pentecostés para iniciar la difusión del Evangelio por la predicación. El Espíritu Santo además de vivificar, impulsa a la comunidad de fieles a continuar con la misión de la Iglesia.

6 Misión de la Iglesia La misión de la Iglesia es anunciar el Evangelio, la Buena Nueva de Jesucristo; propagar la fe y la salvación de Cristo, obedeciendo al mandato de Cristo y movidos por la gracia y caridad del Espíritu Santo para conducir a todos a la fe, a través de la predicación, del ejemplo de vida, los sacramentos y los demás medios de gracia, y así todos participemos del misterio de Cristo.

7 Deber misionero de todo el pueblo de Dios
Todos los fieles, incorporados a Cristo por el bautismo, tenemos el deber de cooperar en la expansión de la Iglesia. Por tanto debemos tener viva conciencia de nuestra responsabilidad, fomentar el espíritu católico y consagrar los esfuerzos a la obra de la evangelización. Por tanto la primera y principal obligación es vivir profundamente la vida cristiana y así ser ‘sal de la tierra’ y ‘luz del mundo’. El testimonio es la primera forma de misión.

8 A la luz de la palabra Reflexión
1 Cor. 9,22 ¿Qué significa hacerse “todo para todos”? Mt. 28, 20. ¿Cuál es la promesa de Jesús? Reflexión El misionero da respuesta a un llamado de Dios, pero no puede hacerlo si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Debe estar dispuesto a permanecer durante toda su vida en la vocación, a renunciarse a sí mismo y “hacerse todo para todos”. Anunciar el Evangelio, siguiendo las huellas del Maestro. Dar testimonio de Cristo con su vida enteramente evangélica, con paciencia, caridad sincera y obediencia. Dios le concederá valor y fuerza. Debe renovar su espíritu constantemente.

9 La espiritualidad misionera debe caracterizarse por una profunda dimensión trinitaria y mariana, además de alimentarse en la Eucaristía. En la Trinidad está el fundamento de la cultura del envío. A María se le toma como modelo de mujer, de discípula de Cristo. Ella anticipó en sí la misión de la Iglesia. En ella los misioneros pueden formarse en la escucha, la disponibilidad y la obediencia: “Hágase en mí, según tu palabra”. Y al alimentarnos de la Eucaristía nos formamos a la comunión, haciendo referencia a la entrega total de Jesucristo.

10 Dejarse guiar por el Espíritu
“Vivamos con plena docilidad al Espíritu, dejándonos plasmar interiormente por él. No se puede dar testimonio de Cristo sin reflejar su imagen, la cual se hace viva en nosotros por la gracia y por obra del Espíritu. La docilidad al Espíritu compromete además a acoger los dones de fortaleza y discernimiento, que son rasgos esenciales de la espiritualidad misionera.” “Será el Espíritu quien los conducirá por los caminos arduos y nuevos de la misión.”

11 Vivir el misterio de Cristo “enviado”
Es esencial la comunión íntima con Cristo para vivir la misión con referencia a Él, como enviado a evangelizar. En este misterio contemplamos la Encarnación y redención como despojamiento total de sí. Por eso al misionero se le pide: “renunciarse a sí mismo y a todo lo que tuvo hasta entonces y a hacerse todo para todos”. Precisamente porque es “enviado”, el misionero experimenta la presencia consoladora de Cristo, que lo acompaña en todo momento de su vida. “No tengas miedo… porque yo estoy contigo”.

12 Amar a la Iglesia y a los seres humanos como Jesús los ha amado
Otra característica es la caridad apostólica. “Quien tiene espíritu misionero siente el ardor de Cristo por las almas y ama a la Iglesia, como Cristo.” “… se inspira en la caridad misma de Cristo y que está hecha de atención, ternura, compasión, acogida, disponibilidad, interés por los problemas de la gente.” Es signo del amor de Dios en el mundo, que es amor sin exclusión ni preferencia.

13 El verdadero misionero es el santo
“La llamada a la misión deriva de por sí de la llamada a la santidad. La espiritualidad misionera de la Iglesia es un camino hacia la santidad.” “Siendo jóvenes en la fe, deben irradiar entusiasmo y valentía, con generosa entrega a Dios y al prójimo; ser signos de Dios en el mundo; renovando su espíritu y actualizando también su formación doctrinal y pastoral” “El misionero ha de ser un contemplativo en acción.” La característica de toda vida misionera auténtica es la alegría interior, que viene de la fe.

14 ¿Cómo puedo vivir la santidad a la que he sido llamado?
¿Cómo vivo el amor a la Iglesia, con las personas de mi comunidad?

15 Oración ¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia a donde quiera que vaya. Inúndame de tu Espíritu de Vida. Penetra mi ser y aduéñate de tal manera de mí, que mi vida sea reflejo de la tuya. Ilumina por mi medio y toma posesión de mí de tal manera que cada persona con la que entre en contacto pueda sentir tu presencia en mí. Permanece en mí de manera que brille con tu luz y que mi luz pueda iluminar a los demás. Toda mi luz vendrá de Ti, oh Jesús. Ni siquiera el rayo más leve será mío. Tú, por mi medio, iluminarás a los demás. Pon en mis labios la alabanza que más te agrada, iluminando a otros a mi alrededor. Que no te pregone con solamente las palabras sino con el ejemplo de mis actos, con el destello visible del amor que de Ti viene a mi corazón. Amén.


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