La capacidad de la palabra de Dios Isaías 55:6-11

Introducción Muchos quieren las bendiciones de Dios, pero pocos quieren obedecer a Dios. La mayoría no quiere la palabra de Dios. La mayoría separa a Dios de su palabra, y a su palabra de sus bendiciones.

“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Is. 55:10,11).

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Heb. 4:12). “eficaz” (gr. “energes”): “en trabajo” denota activo, poderoso en acción, lleno de poder para conseguir resultados.

“…No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4; cf. Deut. 8:2,3). Una lección que los israelitas debían aprender, ¿la hemos aprendido nosotros?

Dios creó con su palabra “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. El junta como montón las aguas del mar; él pone en depósitos los abismos. Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de él todos los habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió” (Sal. 33:6-9).

Dios creó con su palabra “Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos. Alaben el nombre de Jehová; porque él mandó, y fueron creados. Los hizo ser eternamente y para siempre; les puso ley que no será quebrantada” (Sal. 148:4-6).

Dios regula con su palabra “Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche” (Gen. 8:22). “El envía sus órdenes a la tierra, y su palabra corre velozmente. El da la nieve como lana y esparce como ceniza la escarcha. Lanza su hielo como mendrugos, ante su frío se congelan las aguas. Manda su palabra y las derrite, hace soplar viento y manan aguas” (Sal. 147:15-18, NC).

Dios deshacerá con su palabra “…en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra… pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio... en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas… los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!” (2 Ped. 3:5-12; cf. Heb. 1:10-12).

Dios sostiene todas las cosas con su palabra “El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Heb. 1:3)

Dios vivifica con su palabra “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Porque: toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Ped. 1:23-25; Sant. 1:18).

Dios bendice con su palabra Ejemplos: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Mar. 16:16). “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra” (Ef. 6:2,3). Toda promesa de la palabra de Dios está atada a una condición impuesta por Dios.

Vivimos en un mundo creado, regulado y gobernado por la palabra de Dios

Bendiciones generales (incondicionales) “para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Mat. 5:45) “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos” (Luc. 6:35).

Bendiciones generales (incondicionales) “si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones” (Hech. 14:17) “ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas” (Hech. 17:25) “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Sant. 1:17).

Bendiciones específicas (condicionales) “Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Is. 55:6,7). Las bendiciones especificadas en la palabra de Dios son condicionales a la obediencia del hombre.

Dios obra por medio de su palabra “Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados” (Hech. 20:32) “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Fil. 2:13). “…cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes” (1 Tes. 2:13).

La palabra de Dios sostiene todo “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mat. 4:4).

Conclusión Son varias las aplicaciones prácticas que podemos hacer cuando consideramos los beneficios que Dios busca para nosotros con sus mandamientos. El hombre puede impedir que Dios le bendiga con las bendiciones más importantes y perdurables. ¿Ha estorbado usted el flujo de bendiciones divinas por su desobediencia?

Plan de Salvación Rom. 10:17, Oír la palabra de Dios. Jn. 8:24, Creer en Cristo. Hech. 2:38, Arrepentimiento. Rom. 10:10, Confesar la fe en Cristo. Mar. 16:16, Bautismo para el perdón de los pecados. Col. 1:21-23, Perseverar en la fe. Hech. 8:22, Arrepentirse si ha caído, rogar el perdón. 1 Jn. 1:9, Confesar el pecado.