La Compañía de Jesús Está nueva orden fue aprobada por el papa en 1540 como fruto de la evolución espiritual de un hidalgo español perteneciente a la nobleza del país… Ignacio de Loyola

¿Quién fue Ignacio de Loyola? Nació en 1491 en el seno de una familia de ilustre linaje. Recibió una educación limitada antes de formarse en el arte militar. En 1521 fue gravemente herido en batalla, lo cual lo condujo a una larga convalecencia y a su primer contacto con bibliografía religiosa. Dicha situación lo llevó a tomar la decisión de proseguir su vocación militar pero como “Soldado de Cristo”

Los Inicios de la Orden En 1527, Ignacio se traslada a la Universidad de París donde obtuvo el título de licenciado y trabó firme amistad con Pedro Fabro y Francisco Javier. Junto a ellos y un grupo de entusiastas estudiantes formaron un grupo que se denominó a si mismo “La Compañía de Jesús” La compañía inicio su camino con opositores, pese a ello consiguieron ser aprobados por el papa Pablo III en El primer objetivo de la orden fue misional, orientado a la evangelización de las tierras ocupadas por los turcos.

Las Constituciones Las constituciones constan de 10 partes, a grandes rasgos cubren: La admisión y aceptación de nuevos miembros. El cuidado espiritual y la educación de los novicios. El gobierno de la orden Tras la muerte de Loyola en 1556, quedó establecida la versión definitiva de las reglas que debía tener la compañía, denominada “Constituciones de la compañía de Jesús.” La cuarta parte ocupa casi la mitad de la misma y es en gran medida un programa de educación cristiana.

Política educativa de los Jesuitas Los estudios fundamentales para el candidato jesuita se daba de forma sistemática y consistían en: gramática retórica y lógica filosofía natural y moral metafísica teología tanto escolástica como positiva Se requería de las tres lenguas fundamentales: latín, griego y hebreo

Basado en la cuarta parte de las “Constituciones” tratan la dirección y organización general de las escuelas jesuíticas, llamadas colegios, condiciones de admisión, formación espiritual. En el séptimo capítulo de la misma es el que más se acerca al modo de ser de las escuelas de entonces e indica hasta qué punto del celo misionero de la orden se iba centrando en la educación popular. Todo esto muestra una evolución de la Compañía Los jesuitas admitían externos y se propagaron por toda Europa, como un sistema educativo unitario, bien regulado y con claridad y precisión.

La “Ratio studiorum” jesuítica. Las “Constituciones” hacen hincapié en la necesidad de un programa de estudios, que ha de articularse en una ratio. Nadal promulgó por su cuenta un Ordo studiorum, su ratio. Luego Ledesma se sintió afectado por la división de Europa entre la fe católica y la luterana y su tentativa de crear un sistema completo de instrucción escolar fue un reflejo de lo desplegado por los jesuitas para contrarrestar la influencia de las doctrinas protestantes y su expansión. El mismo trabajó en la elaboración de una ratio pero quedó inacabada ante su muerte. En 1586 Aquaviva y un grupo lanzaron una ratio definitiva pero fue criticada y luego sacaron una segunda versión en 1591 y también fue criticada.

En 1599 Aquaviva promulgó una versión mucho más breve pero de carácter definitivo y obligatorio. Lo constituye con una serie de reglas dispuestas en orden de mayor a menor autoridad. El aspecto más significativo de la Ratio desde lo educacional es su actitud hacia el saber mismo y el concepto de escuela. Dentro de estas reglas y métodos de estudio encontramos el “prealectio” y “concertatio”. La base del método pedagógico es la “prelección”, la Ratio studiorum define dicha prelección. A esta se le aplica una segunda técnica llamada “concertatio”. Prelección y concertación se reforzaban con ejercicios escritos, que el maestro corregía y con repeticiones orales para fortalecer la memoria.

El problema de una gramática jesuítica. La instrucción comenzaba por la gramática latina. En 1572 se proscribió el texto de Álvarez “ De institutione gramaticae libri tres ” y esto puso fin al conflicto sobre el uso de textos gramaticales. Su gramática estaría dividida en tres partes: etimología, sintaxis, prosodia. Esta gramática tuvo una amplia aceptación Una comisión de jesuitas publicaron una versión corregida y esta no fue aceptada. Luego de varias discusiones aceptaron la de Álvarez. La instrucción gramatical comenzaba con una introducción a la sintaxis, pasando por la construcción de las ocho partes de la oración, al empleo de figuras de dicción y a la forma de medir las sílabas. Esto se estudiaba con un texto prescrito combinándolo con los métodos de prelección y concertación. En lo gramatical había tres etapas (sintaxis, conocimiento de toda gramática el conocimiento total de la gramática) luego de las mismas venían las humanidades ( prelecciones diarias de Cicerón y estudiaba textos griegos). Además se encontraba la clase retórica (oratoria y poesía). Había predominio de autores griegos y de Aristóteles (sólo en latino). También había clases de matemática, filosofía y teología destinadas a los internos.

Los jesuitas se hallaban firmemente establecidos en Europa hasta que en 1773 Clemente XIV suprimió la orden, cediendo a las tremendas presiones políticas. El celo de los jesuitas no se había ceñido únicamente a los límites espirituales y educativos sino que estuvo involucrado políticamente y esto fue la causa de su derrumbamiento. Al adoptar las modas intelectuales en curso y plasmarlas en el mejor programa educativo, los jesuitas se convirtieron en portaestandartes de la mayoría de las iniciativas pedagógicas. La Compañía de Jesús impuso dos límites cruciales a su sistema de educación: la primera la aceptación del pensamiento contemporáneo y el segundo la transformación en una estructura conservadora y rígida.

El final de una era Cuando aparecieron los jesuitas la civilización europea tocaba el fin de una era. La necesaria recuperación de valores clásicos, hizo que la estructura educativa propuesta por estos asuma vida y carácter propio. La educación se formalizó cada vez más y sus instituciones acabaron por gozar de considerable independencia. Llegaron a convertirse en centros autónomos donde se sustentaba mayoritariamente la vida intelectual y cultural de Europa.