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Juan 20, 19-31. II domingo de Pascua –B- 23 de abril de 2006 El Primer Día de la semana, se nos “aparece” el Señor.

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2 Juan 20, 19-31. II domingo de Pascua –B- 23 de abril de 2006 El Primer Día de la semana, se nos “aparece” el Señor.

3 19 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: -«Paz a vosotros.» Jesús ha vencido todos los miedos. Jesús produce Paz. Infunde Paz. Transmite Paz. Él es nuestra Paz, la Paz con Dios, la Paz entre nosotros. Nos repite: no tengáis miedo, soy vuestro apoyo. Estoy siempre con vosotros.

4 20 Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. 21 Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo.» La Paz se traduce en fiesta, nos llena de Alegría. Nos impulsa a continuar la misión de Jesús: ser testigos de su Espíritu. Mostrar que la comunidad de creyentes tiene Espíritu, tiene Vida. Hacer visible su Presencia.

5 22 Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; 23 a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.» La comunidad de creyentes reunida, además de celebrar la Eucaristía, es depositaria de otro signo sacramental, el de la Reconciliación: "a quienes les perdonéis los pecados, les quedarán perdonados“. “Perdonaos unos a otros”.

6 24 Tomás, uno de los doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. 25 Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: - «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo.» Podemos identificarnos con las dudas de Tomás. A todos nos viene la tentación de pedir a Dios pruebas de su cercanía, como un "seguro de felicidad“. Quisiéramos tal vez "ver el rostro de Dios" (como en el AT había sido el deseo de Moisés y de Elías), o recibir signos de que nuestro camino es el bueno. Algunos, incluso, tienen un excesivo afán de milagros y apariciones en los que basar su fe. Queremos "ver" para poder "creer". “No esperes a ver para creer. Cree y verás. ” (san Agustín)

7 La duda puede tener también sus aspectos positivos. Dudar puede significar que no ponemos nuestra confianza en cosas superficiales, que somos peregrinos siempre en búsqueda. Dudar puede significar que nuestra fe no se basa sólo en lo que nos han transmitido, sino que, además de ser don de Dios, es también conquista nuestra, que pide nuestro "sí" personal, en medio de la ventolera de ideas que haya a nuestro alrededor, que pueden hacer tambalear nuestras seguridades en un momento determinado. Podemos aprender de la duda de Tomás a despojamos de falsos apoyos, a estar un poco menos seguros de nosotros mismos y aceptar la purificación que suponen los momentos de inseguridad. Podemos aprender de la duda de Tomás a despojamos de falsos apoyos, a estar un poco menos seguros de nosotros mismos y aceptar la purificación que suponen los momentos de inseguridad.

8 26 A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros.» 27 Luego dijo a Tomás: - «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» 28 Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!» Tanto en los momentos en que en nuestra vida brilla el sol como cuando hay nubarrones que nos hacen tener dudas, podemos imitar a Tomás en la segunda de sus actitudes, en su fe, que nos haga decir también a nosotros: "Señor mío y Dios mío“ y nos haga vivir de acuerdo con esa fe.

9 29 Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto.» 30 Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre La duda de Tomás consigue de Jesús una bienaventuranza para todos nosotros. Ojalá que los que no "ven" físicamente a Jesús les resulte fácil "descubrirle" por el testimonio de su comunidad. Si la comunidad eclesial fuera unida, alegre, abierta, solidaria, rica en fe, esperanza, entusiasmo, ilusión...no habría dificultades para creer en Jesús. Su "aparición" serían las personas que dicen creer en él, que imitan su estilo de vida y crean a su alrededor un espacio de esperanza, dando testimonio creíble de esa Buena Noticia que es la presencia viva del Señor.

10 Tú, Señor, siempre el agua y yo siempre la sed. Dime dónde te ocultas, dónde tu origen, dónde hallarte y beberte, Dios mío de mi sed, mi anhelado torrente, agua que salta hasta la vida eterna. Tú, Señor, siempre el agua...


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