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«Catequistas con Espíritu»

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Presentación del tema: "«Catequistas con Espíritu»"— Transcripción de la presentación:

1 «Catequistas con Espíritu»
Encuentro regional del catequista de las diócesis de Castilla y León Segovia, 18 de abril de 2015

2 Esquema Introducción: Uno de los sueños del Papa.
El Papa nos invita a… El espíritu de la Nueva Evangelización. ¿Por qué y para qué evangelizar y catequizar? Catequistas con espíritu.

3 Uno de los sueños del papa Francisco
«Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación» (EG 27).

4 Uno de los sueños del papa Francisco
«La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas las estructuras se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en cons-tante actitud de salida. que favorezca así la respuesta positiva de todo aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad» (EG 27).

5 Uno de los sueños del papa Francisco
«Hace falta pasar de una pastoral de conservación a una pastoral decididamente misionera (EG 15, que cita Aparecida 370). Abandonar el cómodo criterio pastoral del “siempre se ha hecho así”» (EG 33).

6 Uno de los sueños del papa Francisco
«Dios es siempre fiel, es creativo. Por favor, no se entiende un catequista que no sea creativo. […] La creatividad es como la columna vertebral del catequista […] Para ser fieles, para ser creativos, hay que saber cambiar. ¿Y para qué tengo que cambiar? Para adecuarme a las circunstancias en las que tengo que anunciar el Evangelio» (Congreso internacional).

7 Uno de los sueños del papa Francisco
¿Estamos dispuestos a contribuir para que este sueño se haga realidad? ¿Qué habrá que transformar en las costumbres , en los estilos, en los horarios, en los lenguajes de la catequesis para que ésta se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación? ¿Cómo haremos para que nuestra catequesis se vuelva más misionera, más expansiva y abierta, más creativa? ¿Cómo conseguiremos que los catequistas estén en constante actitud de salida, de manera que se favorezca la respuesta positiva por parte de todos aquellos a quienes Jesús llama para ser sus amigos?

8 ¿Trabajo con padres y madres?
¿Más ……….? ¿Reuniones? ¿Programaciones? ¿Actividades? ¿Misa dominical? Catequesis de la Nueva Evangelización = ¿¿¿ ??? ¿Oración? ¿Formación? ¿Sesiones? ¿Encuentros? ¿Coordinación? ¿Preparación? Niveles ¿Trabajo con padres y madres? Tantas y tantas cosas…

9 «Una evangelización [y una catequesis] con espíritu es muy diferente de un conjunto de tareas vividas como una obligación pesada que simplemente se tolera, o se sobrelleva como algo que contradice las propias inclinaciones y deseos» (EG 261).

10 Un catequista con espíritu es muy diferente de una señora o un señor que tiene muchas tareas que realizar. Tareas que acaban por ser una obligación pesada que simplemente se tolera, o se sobrelleva como algo que contradice las propias inclinaciones y deseos.

11 El problema no es siempre el exceso de actividades, sino sobre todo las actividades mal vividas, sin las motivaciones adecuadas, sin una espiritualidad que impregne la acción y la haga deseable. (EG 82)

12 El Papa nos invita a… El Papa (porque así lo quiere Jesús) nos invita a: Abrirnos sin temor a la acción del Espíritu Santo (cf. EG 259). A anunciar la novedad del Evangelio con audacia, en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente (cf. EG 259). A hacerlo no solo con palabras sino sobre todo con una vida que se ha transfigurado en la presencia de Dios (cf. EG 259).

13 El Papa nos invita a… El Papa (porque así lo quiere Jesús) dice que los catequistas deben ser: Personas que se dejan guiar por el Espíritu Santo (cf. EG 259). Audaces y valientes (cf. EG 259). Testigos que se han dejado modelar por Dios (cf. EG 259).

14 El Papa nos invita a… «Que arda en los corazones de los catequistas el fuego del Espíritu» (cf. EG 261).

15 El espíritu de la nueva evangelización:
Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo. (EG 85) El que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. (EG 85) Aun con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo (EG 85): «Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2 Co 12,9). El mal espíritu de la derrota es hermano de la tentación de separar antes de tiempo el trigo de la cizaña, producto de una desconfianza ansiosa y egocéntrica. (EG 85) ¡Cuántas veces soñamos con planes apostólicos expansionistas, meticulosos y bien dibujados, propios de generales derrotados! (EG 96)

16 El espíritu de la nueva evangelización:
Si pensamos que las cosas no van a cambiar, recordemos que Jesucristo ha triunfado sobre el pecado y la muerte y está lleno de poder. Jesucristo verdaderamente vive. (EG 275) Cristo resucitado y glorioso es la fuente profunda de nuestra esperanza, y no nos faltará su ayuda para cumplir la misión que nos encomienda. (EG 275)

17 El espíritu de la nueva evangelización:
Si uno no descubre a Jesús presente en el corazón mismo de la entrega misionera, pronto pierde el entusias- mo y deja de estar seguro de lo que transmite, le falta fuerza y pasión. Y una persona que no está convencida, entusiasmada, segura, enamorada, no convence a nadie (EG 266).

18 El espíritu de la nueva evangelización:
Jesús mismo es el modelo de esta opción evangelizadora que nos introduce en el corazón del pueblo. (EG 269): Lo vemos accesible. Lo vemos disponible. La entrega de Jesús en la cruz no es más que la culminación de ese estilo que marcó toda su existencia.

19 El espíritu de la nueva evangelización:
Para ser evangelizadores de alma también hace falta desarrollar el gusto espiritual de estar cerca de la vida de la gente, hasta el punto de descubrir que eso es fuente de un gozo superior. (EG 268) La misión es una pasión por Jesús pero, al mismo tiempo, una pasión por su pueblo. (EG 268) [Jesús] nos quiere tomar como instrumentos para llegar cada vez más cerca de su pueblo amado. Nos toma de en medio del pueblo y nos envía al pueblo, de tal modo que nuestra identidad no se entiende sin esta pertenencia. (EG 268)

20 Cuanto más te unes a Jesús y él se convierte en el centro de tu vida, tanto más te hace Él salir de ti mismo, te descentra y te abre a los demás. Éste es el verdadero dinamismo del amor, éste es el movimiento de Dios mismo. Dios es el centro, pero siempre es don de sí, relación, vida que se comunica… Así nos hacemos también nosotros si permanecemos unidos a Cristo; Él nos hace entrar en esta dinámica del amor. Donde hay verdadera vida en Cristo, hay apertura al otro, hay salida de sí mismo para ir al encuentro del otro en nombre de Cristo. Y ésta es la tarea del catequista: salir continuamente de sí por amor, para dar testimonio de Jesús y hablar de Jesús, predicar a Jesús. Esto es importante porque lo hace el Señor: es el mismo Señor quien nos apremia a salir. Papa Francisco Congreso Internacional de Catequistas 27 de septiembre de 2013

21 El espíritu de la nueva evangelización:
Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos a fondo en la sociedad: compartimos la vida con todos, escuchamos sus inquietudes, colaboramos material y espiritualmente con ellos en sus necesidades, nos alegramos con los que están alegres, lloramos con los que lloran y nos comprometemos en la construcción de un mundo nuevo, codo a codo con los demás. Pero no por obligación, no como un peso que nos desgasta, sino como una opción personal que nos llena de alegría y nos otorga identidad. (EG 269)

22 El espíritu de la nueva evangelización:
Cautivados por ese modelo, deseamos integrarnos a fondo en la sociedad: Hoy, que las redes y los instrumentos de la comunicación humana han alcanzado desarrollos inauditos, sentimos el desafío de descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de mezclarnos, de encontrarnos, de tomarnos de los brazos, de apoyarnos, de participar de esa marea algo caótica que puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, en una caravana solidaria, en una santa peregrinación. (EG 87)

23 El espíritu de la nueva evangelización:
Sólo puede ser misionero [y catequista] alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás, deseando la felicidad de los otros (EG 272).

24 El espíritu de la nueva evangelización:
Para compartir la vida con la gente y entregarnos generosamente, necesitamos reconocer también que cada persona es digna de nuestra entrega. […] porque es obra de Dios, criatura suya. Él la creó a su imagen, y refleja algo de su gloria (EG 274). Jesucristo dio su preciosa sangre en la cruz por esa persona (EG 274).

25 El espíritu de la nueva evangelización:
Todos sabemos por expe- riencia que a veces una tarea no brinda las satisfacciones que desearíamos, los frutos son reducidos y los cambios son lentos, y uno tiene la tentación de cansarse. Sin embargo, no es lo mismo cuando uno, por cansancio, baja momentáneamente los brazos que cuando los baja definitivamente dominado por un descontento crónico, por una acedia que le seca el alma (EG 277).

26 El espíritu de la nueva evangelización:
Como no siempre vemos esos brotes, nos hace falta una certeza interior y es la convicción de que Dios puede actuar en cualquier circunstancia, también en medio de aparentes fracasos, porque «llevamos este tesoro en recipientes de barro» [2 Co 4,7] (EG 279).

27 El espíritu de la nueva evangelización:
Necesitamos tener esta certeza: quien se ofrece y se entrega a Dios por amor será fecundo (cf. Jn 15,5). Tal fecundidad es muchas veces invisible, inaferrable, no puede ser contabilizada. Uno sabe bien que su vida dará frutos, pero sin pretender saber cómo, ni dónde, ni cuándo. (EG 279)

28 El espíritu de la nueva evangelización:
[Uno] ha de tener la seguridad de que: no se pierde ninguno de sus trabajos realizados con amor, no se pierde ninguna de sus preocupaciones sinceras por los demás, no se pierde ningún acto de amor a Dios, no se pierde ningún cansancio generoso, no se pierde ninguna dolorosa paciencia. (EG 279)

29 El espíritu de la nueva evangelización:
Para mantener vivo el ardor misionero hace falta una decidida confianza en el Espíritu Santo, porque Él «viene en ayuda de nuestra debilidad» [Rm 8,26].(EG 280) Pero esa confianza generosa tiene que alimentarse y para eso necesitamos invocarlo constantemente. (EG 280)

30 El espíritu de la nueva evangelización:
[Hay que] renunciar a calcularlo y controlarlo todo, y permitir que el [Espíritu Santo] nos ilumine, nos guíe, nos oriente, nos impulse hacia donde Él quiera. Él sabe bien lo que hace falta en cada época y en cada momento (EG 280).

31 El espíritu de la nueva evangelización:
No digamos que hoy es más difícil que en otras épocas. (EG 263) ¡¡¡Hoy es distinto!!! (EG 263) Aprendamos de los santos que nos han precedido y enfrentaron las dificultades propias en otras épocas. (EG 263)

32 El espíritu de la nueva evangelización:
No digamos que hoy es más difícil que en otras épocas. (EG 263) ¡¡¡Hoy es distinto!!! (EG 263) Hoy se nos plantea el desafío de responder adecuadamente a la sed de Dios de mucha gente, para que no busquen apagarla en propuestas alienantes o en un Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro. (EG 89)

33 A los cristianos de todas las comunidades del mundo,
El espíritu de la nueva evangelización: No digamos que hoy es más difícil que en otras épocas. (EG 263) ¡¡¡Hoy es distinto!!! (EG 263) A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. (EG 99) El testimonio de comunidades auténticamente fraternas y reconciliadas, eso es siempre una luz que atrae. (EG 100)

34 ¿Por qué y para qué evangelizar y catequizar?
La primera motivación para evangelizar [y también para cate- quizar] es el amor de Jesús que hemos recibido, esa experiencia de ser salvados por Él que nos mueve a amarlo siempre más. [Y, en conse- cuencia, a sentir la necesidad de hablar del ser amado, de mostrarlo, de darlo a conocer] (EG 264). Jesús ha de tocar nuestra existencia para que nos lancemos a comunicar su vida nueva. Lo que hemos visto y oído es lo que anunciamos [1 Jn 1,3]. (EG 264) El catequista es consciente de haber recibido un don, el don de la fe, y lo da como don a los otros. (Congreso Internacional)

35 ¿Por qué y para qué evangelizar y catequizar?
No se puede perseverar en una evangelización fervorosa si uno no sigue convencido, por experiencia propia, de que no es lo mismo haber conocido a Jesús que no conocerlo, no es lo mismo caminar con Él que caminar a tientas, no es lo mismo poder escucharlo que ignorar su Palabra, no es lo mismo poder contemplarlo, adorarlo, descansar en Él, que no poder hacerlo. No es lo mismo tratar de construir el mundo con su Evangelio que hacerlo sólo con la propia razón. (EG 266).

36 ¿Por qué y para qué evangelizar y catequizar?
Somos depositarios de un bien que humaniza, que ayuda a llevar una vida nueva. No hay nada mejor para transmitir a los demás. (EG 264). Lo que los demás necesitan, aunque no lo reconozcan (EG 265).

37 ¿Por qué y para qué evangelizar y catequizar?
El evangelio responde a las necesidades más profundas de las personas, porque todos hemos sido creados para lo que el Evangelio nos propone: la amistad con Jesús y el amor fraterno. (EG 265) La convicción [de que el Evangelio responde a las necesidades más profundas del hombre] se sostiene con la propia experiencia, constantemente renovada, de gustar su amistad y su mensaje. (EG 266)

38 ¿Por qué y para qué evangelizar y catequizar?
Tenemos: Un tesoro de vida y de amor que es lo que no puede engañar, (EG 265). El mensaje que no puede manipular ni desilusionar (EG 265). Una respuesta que cae en lo más hondo del ser humano y que puede sostenerlo y elevarlo (EG 265). La verdad que no pasa de moda porque es capaz de penetrar allí donde nada más puede llegar (EG 265). «Nuestra tristeza infinita solo se cura con un infinito amor» (EG 265)

39 Educar en la fe, para hacerla crecer.
Ayudar a niños, muchachos, jóvenes y adultos a conocer y amar cada vez más al Señor, es una de las más bellas aventuras educativas: se construye la Iglesia. Papa Francisco Congreso Internacional de Catequistas 27 de septiembre de 2013

40 ¿Por qué y para qué evangelizar y catequizar?
Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama: La gloria del Padre (EG 267). Éste es el móvil definitivo, el más profundo, el más grande, la razón y el sentido final de todo lo demás (EG 267). Más allá de que nos convenga o no, nos interese o no, nos sirva o no, más allá de los límites pequeños de nuestros deseos, nuestra comprensión y nuestras motivaciones, evangelizamos [y catequizamos] para la mayor gloria del Padre que nos ama (EG 267).

41 El catequista de la nueva evangelización:
El verdadero misionero [y también el catequista], que nunca deja de ser discípulo, sabe que: Jesús camina con él, habla con él, respira con él, trabaja con él (EG 266). Percibe a Jesús vivo con él en medio de la tarea misionera.(EG 266).

42 Lo primero es estar con el Maestro, escucharle, aprender de él
Lo primero es estar con el Maestro, escucharle, aprender de él. Y esto vale siempre, es un camino que dura toda la vida. Papa Francisco Congreso Internacional de Catequistas 27 de septiembre de 2013

43 Catequistas con espíritu:
Catequistas que oran y trabajan Siempre hace falta cultivar un espacio interior que otorgue sentido cristiano al compromiso y a la actividad. (EG 262)

44 Catequistas con espíritu:
Catequistas que tienen momentos de adoración, de encuentro orante con el Señor Sin esos momentos: Las tareas fácilmente se vacían de sentido. Nos debilitamos por el cansancio y las dificultades. El fervor se apaga. (EG 262) «Se debe rechazar la tentación de una espiritualidad oculta e individualista, que poco tiene que ver con las exigencias de la caridad y con la lógica de la Encarnación» (Juan Pablo II, NMI 52).

45 ¿Cómo están ustedes en la presencia del Señor?
Cuando vas a la Iglesia, miras el Sagrario, ¿qué hacéis? Sin palabras… Pero yo hablo y hablo, pienso, medito, siento… ¡Muy bien! Pero ¿te dejas mirar por el Señor? Dejarse mirar por el Señor. Él nos mira y ésta es una manera de rezar. ¿Te dejas mirar por el Señor? ¿Cómo se hace? Miras el Sagrario y te dejas mirar… Así de sencillo. Es un poco aburrido, me duermo… ¡Duérmete, duérmete! De todas formas Él te mirará, igualmente te mirará. Pero tienes la certeza de que Él te mira. Y esto es mucho más importante que el título de catequista: forma parte del “ser” catequista. Esto caldea el corazón, mantiene encendido el fuego de la amistad con el Señor, te hace sentir que verdaderamente te mira, está cerca de ti y te ama. Papa Francisco Congreso Internacional de Catequistas 27 de septiembre de 2013

46 Catequistas con espíritu:
El catequista es un testigo: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mt 12,34). «[La catequesis de cada sesión] resonará con todo su esplendor en el corazón de [catecúmenos y catequizandos] si primero ha resonado así en el corazón del catequista» (EG 149). En la boca del catequista vuelve a resonar siempre el primer anuncio: «Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte» (EG 164) Hay que conseguir que «el mensaje tenga olor a evangelio» (EG 39)

47 Ser catequista significa dar testimonio de la fe; ser coherente en la propia vida. Y esto no es fácil. ¡No es fácil! Ayudamos, guiamos al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio. Me gusta recordar lo que San Francisco de Asís decía a sus frailes: “Predicad siempre el Evangelio y, si fuese necesario, también con las palabras”. Las palabras vienen… pero antes el testimonio: que la gente vea en vuestra vida el Evangelio, que pueda leer el Evangelio. Y «ser» catequistas requiere amor, amor cada vez más intenso a Cristo, amor a su pueblo santo. Y este amor no se compra en las tiendas, no se compra tampoco aquí en Roma. ¡Este amor viene de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo! ¡Es un regalo de Cristo! Y si viene de Cristo, sale de Cristo y nosotros tenemos que caminar desde Cristo, desde este amor que Él nos da. Papa Francisco Congreso Internacional de Catequistas 27 de septiembre de 2013

48 Catequistas con espíritu:
Catequistas que se preocupan por lo que van a decir y por cómo lo van a decir Algunos creen que pueden ser buenos catequistas por saber lo que tienen que decir, pero descuidan el cómo, la forma concreta de desarrollar una catequesis. Se quejan cuando los demás no los escuchan o no los valoran, pero quizás no se han empeñado en buscar la forma adecuada de presentar el mensaje. (cf. EG 156)

49 Catequistas con espíritu:
Catequistas que se preocupan por lo que van a decir y por cómo lo van a decir La preocupación por la forma de dar [la catequesis] también es una actitud profundamente espiritual. (cf. EG 156) Es responder al amor de Dios, entregándonos con todas nuestras capacidades y nuestra creatividad a la misión que Él nos confía (EG 156). Y también es un ejercicio exqui- sito de amor al prójimo, por- que no queremos ofrecer a los demás algo de escasa cali- dad. «Resume tu discurso. Di mucho en pocas palabras» [Si 32,8]. (EG 156)

50 Catequistas con espíritu:
Catequistas que se preocupan por los destinatarios, especialmente los que más necesitan del Evangelio Pensemos en los catecúmenos y catequizandos más deshumanizados que nos han tocado en suerte, esos que tienen necesidades más profundas y más difíciles de resolver.

51 Catequistas con espíritu:
Catequistas que se preocupan por los destinatarios, especialmente los que más necesitan del Evangelio Nuestra fe es desafiada a vislumbrar el vino en que puede convertirse el agua y a descubrir el trigo que crece en medio de la cizaña. El mayor realismo no debe significar menor confianza en el Espíritu ni menor generosidad. (EG 84).

52 Catequistas con espíritu:
Catequistas que se preocupan por los destinatarios, especialmente los que más necesitan del Evangelio El catequista ha de saber reconocer todo lo que Dios ha sembrado en cada uno de sus hijos (EG 139). El catequista ha de saber escuchar las inquietudes de catecúmenos y catequizandos y ha de estar dispuesto a aprender de ellos. (cf. EG 139) Y tengamos muy presente el siguiente consejo del Papa: «Nunca hay que responder preguntas que nadie se hace» (cf. EG 155).

53 Catequistas con espíritu:
Cuando se logra expresar adecuadamente y con belleza el contenido esencial del Evangelio, seguramente ese mensaje hablará a las búsquedas más hondas de los corazones (EG 265)

54 Catequistas con espíritu:
Cuando se logra expresar adecuadamente y con belleza el contenido esencial del Evangelio, seguramente ese mensaje hablará a las búsquedas más hondas de los corazones (EG 265) Ahora bien, también el Papa nos advierte de que: «Nunca podremos convertir las enseñanzas de la Iglesia en algo fácilmente comprendido y felizmente valorado por todos» (EG 42) La fe siempre conserva un aspecto de cruz, alguna oscuridad que no le quita la firmeza de su adhesión. (EG 42) Hay cosas que sólo se comprenden y valoran desde esa adhesión que es hermana del amor, más allá de la claridad con que puedan percibirse las razones y argumentos. (EG 42)

55 Catequistas con espíritu:
Un catequista es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo. (EG 154) Descubre «las aspiraciones, las riquezas y los límites, las maneras de orar, de amar, de considerar la vida y el mundo, que distinguen a tal o cual conjunto humano», prestando atención «al pueblo concreto con sus signos y símbolos, y respondiendo a las cuestiones que plantea». (EG 154, que cita EN 63)

56 Catequistas con espíritu:
Un catequista es un contemplativo de la Palabra y también un contemplativo del pueblo. El Señor se complace de verdad en dialogar con su pueblo [y al catequista] le toca hacerle sentir este gusto del Señor a su gente (EG 141). Puesto que el diálogo del Señor con su pueblo se desarrolla en un ámbi- to materno-eclesial, éste debe favo- recerse y cultivarse, en la cateque- sis, mediante (cf. EG 140): La cercanía cordial del cate- quista. La calidez de su tono de voz. La mansedumbre del estilo de sus frases. La alegría de sus gestos.


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