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CARTA A LOS ROMANOS EL TESTAMENTO PAULINO.

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Presentación del tema: "CARTA A LOS ROMANOS EL TESTAMENTO PAULINO."— Transcripción de la presentación:

1 CARTA A LOS ROMANOS EL TESTAMENTO PAULINO

2 El texto de Rom está suficientemente bien atestiguado el primer testimonio existente de la correspondencia paulina, contiene fragmentos de Rom «Esta epístola es, la pieza más elevada del NT y el evangelio más sublime entre todos, que ha merecido y merece que un cristiano no sólo la sepa de memoria palabra por palabra, sino que la maneje cada día como el pan cotidiano del alma, que nadie puede leer o meditar demasiado ni lo bastante bien, y cuanto más se utiliza más preciosa aparece y más dulce es su sabor» es el escrito más impresionante y de mayores consecuencias para la historia de la Iglesia y del dogma de cuantos han salido de sus manos. No faltan motivos para ver Rom como «la más importante carta paulina y el documento teológico más importante del cristianismo»

3 Dentro de la correspondencia paulina Rom es única
Dentro de la correspondencia paulina Rom es única. Se debe al hecho de ser la más larga de las cartas dirigidas a una comunidad. Pablo se dirigió a una comunidad no fundada por él, y en cierto punto, desconocida (Rom 1,10-11). Las únicas referencias personales están confinadas al inicio (Rom 1,1-15) y al final (Rom 15,14-16,23). se la ha considerado, como un «compendio de la doctrina cristiana» En la historia de la investigación dos posturas antitéticas. La posición clásica ve en ella algo así como un sumario de la dogmática paulina. Los padres de la Iglesia y la escolástica, los reformadores y sus antagonistas, con los epígonos, han estado fundamentalmente de acuerdo en este punto. Cuando a mediados del siglo pasado se introdujo en los estudios bíblicos la perspectiva histórica y pasó a verse el NT como literatura de un tiempo pasado, se vio Rom como testimonio de un determinado momento histórico, en que los factores eran Pablo y la comunidad romana Motivos tan paulinos como el eclesiológico están silenciados; otros, como el cristológico, supuestos pero no explicados; el escatológico, apenas rozado. Y no obstante, bien puede considerarse Rom como la carta magna del pensamiento teológico del apóstol.

4 Ambas perspectivas han de tenerse en cuenta en la lectura de Rom.
No hay duda de que la carta ofrece el contenido básico de su evangelio. Tras veinte años de experiencia apostólica, y con una profundidad inalcanzada, Pablo vuelve a presentar los motivos perennes de su predicación a los gentiles: La trascendencia de Dios, de quien procede todo don que recibe el hombre La gratuidad absoluta de la salvación, que es fruto de la omnipotencia y misericordia divina El lugar de la gracia y el del pecado, el puesto de la fe y del bautismo en la existencia cristiana La vigencia permanente de la historia salvífica y el papel que la ley antigua juega en la obra de salvación El papel capital de la muerte y de la resurrección de Jesús en nuestra santificación

5 Semejante síntesis no pudo ser silenciada en la historia de la iglesia y tampoco hoy ha perdido actualidad; mejor que ninguna otra de sus cartas, Rom sitúa al hombre en su verdadero lugar, ante su Dios. Traducir esta doctrina en esquemas culturales y sociológicos actuales constituye hoy una de las grandes tareas de la teología y de la pastoral. Rom es el último documento escrito por Pablo; es algo así como una reflexión sobre el evangelio predicado y la misión realizada que, de alguna forma, él consideraba perfecta, acabada (Rom 15, )

6 Pablo y Roma Rom es, el testimonio más antiguo y seguro sobre la existencia de cristianos en Roma, junto con Hechos (2,10; 28,15). Pablo, que escribe a Rom hacia la mitad de los 50, afirma que hace años deseaba ir a visitarlos (Rom 15,23). La primera afirmación de una relación entre Roma y Pedro la hace 1 Clem 5,1-6,1, En 1 Pe 5,13 está la única alusión del NT a la presencia de Pedro en Roma; Ni Pedro ni Pablo (Rom 15, ), por tanto, tuvieron algo que ver con la fundación de la comunidad romana, a pesar del explícito testimonio de Ireneo. En el tiempo de la redacción existía en Rom una comunidad fervorosa y floreciente, conocida en el mundo cristiano (Rom 1,8; 16,19), de no reciente funda­ción (Rom 15,22-23). De origen mixto (Rom 2,1.9-10; 3,9.29; 9,24; 10,12; 11, ). Pero mayoría gentil (Rom 1,12-14; 11,13-32; 15,7-12).

7 La comunidad romana estaba formada por varias iglesias domésticas (Rom 16, ); a ellas dirigió el apóstol su escrito (Rom 1,7). Aunque Pablo había querido visitarla antes (Rom 1,13; 15,23), ya que se sentía enviado a los gentiles (Rom 1, ; 11,13; 15,16.18), Roma entró sólo de forma indirecta en sus planes misioneros. MOTIVO Y DATACIÓN Dos opiniones alternativas. En Rom 1,10-15 y 15,14-33, otros apuntan al momento crucial en el que Pablo se encontraría, al considerar acabada su misión en la región oriental del imperio (Rom 15,19.23); Pablo estaría, pues, buscando nuevos oyentes para su evangelio (Rom 15,24.28). Pablo pudo creer necesario exhortar al pago de tributos. (Rom 13,6-7), y su alusión a una dificultad intracomunitaria (Rom 14,1-15,13) ha hecho pensar en que la situación del cristianismo romano estaría al origen. Pero las referencias a los problemas comunitarios son escasas y marginales; en concreto, la comida de carne sacrificada a los ídolos, era lógica para una comunidad que viviera en ambiente pagano (1 Cor 8-10)

8 Con su carta buscaría no la evangelización de los romanos, sino el apoyo de una comunidad que estaría en buenas relaciones con la iglesia de Jerusalén Ya Orígenes observó que en Rom, a diferencia de Gal, Pablo no critica la fe de sus destinatarios (PG 5 XIV ). Por un lado, descubre la comprensión que de su misión tenía el apóstol, quien no se preocupó tanto por la salvación de las almas cuanto por la predicación universal del evangelio, hecho que consideraba acontecimiento escatológico. Por otro lado, nos ayuda a captar la importancia del momento histórico en que surgió la carta y, por ende, nos sitúa inmejorable­mente para valorar sus afirmaciones teológicas Rom, que puede explicarse por un conjunto de razones, no todas explicitadas en el texto, fue dictada a Tercio (Rom 16,22), durante la última estancia de Pablo en Corinto (Hch 20,2-3; 2 Cor 1,16; Rom 15,25; 16,1-2), hacia el año 57, poco antes de iniciar su camino hacia Jerusalén; un viaje que, acabaría en Roma (Hch 27,1-28,31); es probable que fuera la diaconisa Febe la encargada de llevar la carta (Rom 16,l-2). Rom sería la última carta de un hombre libre y de un apóstol maduro.

9 UNIDAD LITERARIA La autenticidad de Rom está fuera de discusión, aunque no su integridad literaria el problema más importante lo constituye Rom 16. no deja de sorprender que Pablo pudiera conocer tantas personas en una comunidad que no había visitado aún (Rom 1, ): en Rom 16,3-15 llega a nombrar a veintiséis personas El tono polémico y de advertencia de Rom 16,17-20, además, no cuadra bien con la serenidad que respira la carta Es improbable que la carta acabara en Rom 15,33, sin bendición (Rom 16,20); Rom 15,33 tiene su continuación obvia en Rom 16,1.

10 La doxología final, Rom 16,25-27, cuya posición en la carta está variablemente atestiguada (Rom 14,23, 15,33 ó 16,24) presenta mayores problemas; se duda, incluso, de que provenga de Pablo, dada su terminología y pensamiento, que la acercan más a las cartas deutoropaulinas (cf. Col 1,26-27; 2,2; 4,3; Ef 1,9; 3,3-4.9; 6,19) y a las pastorales; pero no es menos cierto que resume bien los temas de la carta. Suponer que el texto original abarcó 1,1-16,23 parece, pues, lo más razonable, ya que explica mejor su transmisión textual, y porque Rom 1-15 y Rom 16 apuntan a un idéntico contexto histórico: bastaría comparar Rom 15,19b-29 con Rom 16,21-23 para situar ambos escritos al final del tercer viaje misionero (cf. Hch 20,4).

11 Rom es la carta que mejor atestigua el dominio del griego literario y la familiaridad con la Escrituras en su versión griega. El vocabulario es rico (1,068 términos diferentes de entre 7,094 usos) y el estilo, cuidado, como lo muestran los quiasmos (Rom 1,17-18; 2,6-11; 6,3; 11, ), inclusiones (Rom 5,1.11) y clímax (Rom 1,16-17; 5,3-5; 8,29-30; 10,14-15); apostrofes (Rom 2,1.3.17) y preguntas retóricas (Rom 2, ) acentúan la viveza de la argumentación. Y no es raro que el apóstol cierre su argumentación con frases litúrgicas (Rom 4,25; 8,31-39; 11,33-36; 15,13). Con todo, tanto recurso a la tradición no empaña la originalidad paulina de la carta, cuyo tema es paulino por excelencia, el poder del evangelio (Rom 1,16).

12 ESTRUCTURA Y ARGUMENTO
Prólogo (Rom 1,1-15) Un epílogo (Rom 15,14-16,27, Una parte doctrinal (Rom 11,36) y una exhortativa (Rom 12,1-15,13). Con todo, por menos dudas que existan sobre el tono cerradamente argumental de la carta, no resulta fácil descubrir su hilo conductor. En primer lugar, si resulta clara la diversidad temática entre Rom 1-8 y Rom 9-11. Desde su tesis global (Rom 1,16-17), desarrollada en la primera parte (Rom 1,18-8,36), Pablo resuelve un espinoso problema: Rom 9-11 muestra que la gracia (Rom 3-4) no invalida la promesa.

13 Más difícil de explicar se presenta la diversidad entre Rom 1-4 y Rom 6-8; si en aquélla domina la discusión la tercera persona, en ésta aparece la primera y segunda; en la primera, se nombra a judíos (Rom 1,16; 2, ; 3,1.9.29) y gentiles (Rom 1,5.13; 2,14.24; 3,29; 4,17.18), que no aparecen en la segunda; si en ésta cuerpo y espíritu son términos clave, en aquélla lo son fe y obras; de lo que parecería deducirse dos fases en la argumentación. Rom 1-8 elabora, pues, el tema de la justicia (Rom 1,17, cf. Hab 2,4); Rom 9-11 expone la situación de judíos y gentiles ante Dios. Rom 1,18-3,20 se centra en el contenido del evangelio, la necesidad de justificación por parte de Dios sobre la base de la fe, culminando la exposición en Rom 3,21-30, que abre, en su apo­yo, una reflexión sobre la figura de Abrahán (Rom 4,1-25). Rom 5,1-8,39 trata de exponer la existencia cristiana a la luz de la actuación: se hace aquí una descripción realista, pero apasionante, de la vida del creyente.

14 INTRODUCCIÓN Una extensa y solemne introducción, incluye un saludo muy elaborado (Rom 1,1-7) y la habitual oración (Rom 1,8-15), abren la carta. Aporta una definición del evangelio (Rom 1,2-4), a base de formula­ciones tradicionales (cf. 2 Cor 13,4; 1 Cor 15,45; 1 Tim 3,16; 2 Tim 2,8) y la mención de su investidura apostólica (Rom 1,5-6). Rom es la carta paulina que mejor desarrolla el kerigma primitivo cristiano; el evangelio paulino descansa en la fe común. CUERPO EPISTOLAR: I PARTE: EXPOSICIÓN DOCTRINAL 1. La justicia de Dios como evangelio (Rom 1,16-17) Pablo adelanta el tema de la carta en una afirmación programática (Rom 1,16-17 Con ella legitima el apóstol su ministerio en el evangelio de Dios y reconoce la prioridad de los judíos en el proyecto salvífico divino (cf. Rom 15,7-12). El evangelio, que es poder salvífico para todos (Rom 1,16; 3,22; 4,11; 10,4), manifiesta la justicia de Dios (Rom 1,17; 3, ; 4,1-25; 9,30-10,13).

15 Alude a una cualidad subjetiva divina (Dios es justo, un axioma teológico en el judaismo)
Lo mismo que a su actividad (Dios justifica al hombre, cf. Rom 3,26). La fórmula justicia de Dios es ambivalente; Si el inicio de la revelación se coloca en la fe de Jesús (cf. Rom 3,25; 5,12-21), el fin que pretende es la fe del cristiano; el jus­to que vive por su fe (Hab 2,4) se referiría entonces a Cristo. La revelación de la justicia de Dios se realiza de la fe para la fe, una determinación bastante enigmática que, ciertamente, subraya el papel de la fe en el acontecimiento salvífico

16 2. Judíos y gentiles, iguales ante el evangelio (Rom 1,18-3,20)
El pagano, al no respetar su lugar como creatura, ha confundido Creador con creación y perdido su dignidad (Rom 1,29-31); Pablo pasa a mostrar la situación de irredención de los hombres. Gentiles, por su idolatría y depravación (Rom 1,18-32), lo mismo que judíos, por su desobediencia (Rom 2,1-5), son merecedores de la justa condena (Rom 2,6-11): Dios no es parcial con ninguno, pues juzga según las obras de cada uno. Al judío no le salva poder condenar a los gentiles; su propio endurecimiento lo hace presa de la ira divina (Rom 2,1-11). Para el judío la posesión de la ley, cuya observancia justifica, no ha bastado; la cuestión no reside en presumir de poder oír a Dios o de tener su ley, sino de ponerla por obra (Rom 2,12-24)

17 El circunciso desobediente es más reprobable que el incircunciso (Rom 2,25-29).
Atacando la confianza del judío, Pablo formula algunas posibles objeciones; ello le sirve para afirmar la fidelidad de Dios y reafirmar el fracaso de su pueblo (Rom 3,1-9). Tal es el testimonio de la Escritura (Rom 3,10-18): estando el judío dominado por el pecado, la actuación de la ley no le pone a bien con Dios (Rom 3,19-20) Quienes viven bajo la ley, deben aceptar su testimonio: todo el mundo es culpable; la ley no salva, hace consciente el pecado. Aunque interese a Pablo dejar afirmada la absoluta justicia de Dios, cuando juzga a todos, más le preocupa mostrar la universalidad del pecado y la radical incapacidad del hom­bre para ponerse a bien con Dios. Rom (14,23). Si Pablo parece pasar por alto el libre albedrío del hombre es, por otra parte, para poder afirmar, soberana, la gracia de Dios

18 3. La salvación por la fe (Rom 3,21-4,25)
La fe es la aceptación de la oferta de salvación que Dios hace en Jesucristo; si la ley ya no salva, sólo Cristo es instrumento del perdón divino. La muerte de Jesús es el lugar de la revelación de la justicia de Dios. Y no habrá que esperar que consuma Dios la salvación en el porvenir, el momento en que se cree es el momento en que uno es salvado. Y si únicamente la fe alcanza a restablecer la relación con Dios, no hay diferencia entre creyentes (Rom 3,28-30): Dios no lo es sólo de los judíos; la humanidad entera ha sido objeto de la solicitud divina. Dios se comprometió con el creyente, no con el cumplidor. Opera aquí una concepción implícita de la fe que subraya la confianza en el poder vivificante de Dios sobre la capacidad creadora del hombre. El procedimiento paulino es midrásico: cita el texto (Rom 4,3), reflexiona sobre sus motivos (Rom 4,4-8: hacerse acreedor; Rom 4,9-21: fuerza salvadora de la fe), vuelve al texto (Rom 4,22) para sacar la conclusión que hace al tema (Rom 4,23-25). Dios concedió su favor a Abrahán sin exigirle circuncisión ni cumplimiento de la ley, posteriores como fueron a la gracia (Rom 4,1-15).


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