4 lecciones que aprender de Paul Meehl Por Jaime Ernesto Vargas- Mendoza Asociación Oaxaqueña de Psicología A.C. 2009

Paul Meehl ha tenido una enorme influencia personal e intelectual sobre muchas personas. En este documento, se delinean cuatro lecciones que podrían aprenderse de él.

Se puede aprender de Paul la importancia de un saludable escepticismo. Si tu hubieras llegado a la Universidad de Minnesota en 1982 como un estudiante graduado en Psicología Clínica, probablemente estarías imbuido de una gran curiosidad intelectual, pero carente de habilidades en el pensamiento crítico. Paul te ayudaría a pensar con claridad. En particular, te ayudaría a apreciar la necesidad de someter los argumentos lógicos a un escrutinio incisivo. De las clases con Paul podrías llegar a comprender que la esencia de la ciencia está en el reto incesante por encontrar formas de confirmar nuestras ideas. Adicionalmente, Paul enfatizaba la necesidad de descomponer los argumentos lógicos en sus componentes constitutivos. Luego podrías darte cuenta, que esta habilidad resulta inmensamente útil, pues todavía persisten muchas controversias en Psicología. 1

2 Paul también enseñaba a apreciar lo valioso de una atmósfera intelectual. En una época en la que los estudios se tornaban cada vez más especializados, Paul era un irredento generalista. Su curiosidad intelectual no tenía límites. Las conversaciones con él iban desde las ventajas de diferentes enfoques del análisis factorial, los vericuetos de las pruebas estadísticas de significancia, las diferencias entre el Freud joven y el Freud viejo, los aspectos genéticos de la esquizofrenia, la compatibilidad entre el libre albedrío y el determinismo, el maquillaje psicológico de Adolph Hitler (Paul estaba convencido de que era un esquizoide), los escritos de Tomas de Aquino, la presidencia de Lincoln y otros muchos tópicos. En todas sus charlas, Paul se mostraba marcadamente intuitivo y deslumbrante.

3 Paul enseñaba la virtud de la humildad como científico. Esto puede sorprender a algunos, ya que a él no le gustaba escuchar tonterías ni necedades. A pesar de todo, él se comportaba refrescantemente cándido y no defensivo respecto a alguna laguna en su información y siempre estaba más que dispuesto a aceptar los argumentos convincentes que le presentaran. También reconocía y agradecía las críticas constructivas. Era un modelo para aprender que el científico no debe tomarse las críticas personalmente.

Paul encarnaba la combinación paradójica de las actitudes que Carl Sagan describía como la marca del científico ideal: una apertura mental ante todas las ideas, por un lado, y un comprometido rigor en la evaluación y prueba de estas ideas, por el otro. Paul estaba al tanto de la distinción que hacía Reichenbach entre los contextos del descubrimiento y de la justificación dentro de la ciencia. En el primero, uno podía especular libremente; en el segundo, uno debía someter las especulaciones a los grandes riesgos de la teoría.

4 De Paul se podía aprender que lo brillante y lo amable no son cosas que se excluyan mutuamente. Siempre se podía ver en Paul a un individuo cálido y cariñoso. Es posible que a muchos de nosotros, además de enseñarnos, nos hubiera invitado algún refresco. Además de ser tan inteligente, resultaba ser también una sensible persona.

REFERENCIA: Scott O. Lilienfeld Four Things that Paul Meehl Taught Me Observer, 2003, Vol. 16, Num. 7

En caso de citar este documento por favor utiliza la siguiente referencia: Vargas-Mendoza, J. E. (2009) 4 lecciones que aprender de Paul Meehl. México: Asociación Oaxaqueña de Psicología A.C. En