H. Basilio Rueda Guzmán, Testimonios sobre la Fidelidad en la Circular del 8 de septiembre de 1984 Serie meditativa 01 cepam H. Basilio Rueda Guzmán, Testimonios sobre la Fidelidad en la Circular del 8 de septiembre de 1984 Serie meditativa 01 cepam

«En mi familia, todas las tardes rezábamos el rosario y los domingos y fiestas, como sólo teníamos a un sacerdote un par de veces al año, recorríamos unos 6 kilómetros para reunirnos en una iglesia y rezar juntos el rosario y otras oraciones.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 051) «En mi familia, todas las tardes rezábamos el rosario y los domingos y fiestas, como sólo teníamos a un sacerdote un par de veces al año, recorríamos unos 6 kilómetros para reunirnos en una iglesia y rezar juntos el rosario y otras oraciones.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 051)

«Recuerdo, que más de una vez, llegó a casa alguna visita durante el tiempo de la oración de la noche y, con gran sencillez, se le invitaba a que participase en nuestra plegaria. Diariamente nos levantábamos a las seis de la mañana para asistir a la celebración de la misa parroquial, empleando media hora en ir y venir.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 052) «Recuerdo, que más de una vez, llegó a casa alguna visita durante el tiempo de la oración de la noche y, con gran sencillez, se le invitaba a que participase en nuestra plegaria. Diariamente nos levantábamos a las seis de la mañana para asistir a la celebración de la misa parroquial, empleando media hora en ir y venir.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 052)

«Vivíamos una vida oculta, la espiritualidad de Nazaret, el bien sin ruido. Todo esto se lo debíamos a mi madre. Cuando murió, quedé sorprendido de la gente que la conocía y que habían recibido de ella una influencia positiva. Una vida así es una ayuda muy eficaz a la hora de remodelar la nuestra y al redimensionar ese afán que tenemos de colaborar en el servicio del mundo.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 054) «Vivíamos una vida oculta, la espiritualidad de Nazaret, el bien sin ruido. Todo esto se lo debíamos a mi madre. Cuando murió, quedé sorprendido de la gente que la conocía y que habían recibido de ella una influencia positiva. Una vida así es una ayuda muy eficaz a la hora de remodelar la nuestra y al redimensionar ese afán que tenemos de colaborar en el servicio del mundo.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 054)

«Un día presencié cómo mi madre era insultada vergonzosamente por una de sus vecinas. Fui a clase y allí, en mi inquieto mundo interior, pensaba cómo podría vengar a mi madre, pues era inocente. Al volver de clase, mi madre no está en casa. “¿Dónde está?”, pregunté. “Está atendiendo y cuidando a la vecina, sí, a la de ayer, que se halla enferma”. Muchas veces, el recuerdo de este episodio, me ha ayudado en mi vida de comunidad.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 056) «Un día presencié cómo mi madre era insultada vergonzosamente por una de sus vecinas. Fui a clase y allí, en mi inquieto mundo interior, pensaba cómo podría vengar a mi madre, pues era inocente. Al volver de clase, mi madre no está en casa. “¿Dónde está?”, pregunté. “Está atendiendo y cuidando a la vecina, sí, a la de ayer, que se halla enferma”. Muchas veces, el recuerdo de este episodio, me ha ayudado en mi vida de comunidad.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 056)

«Nuestra casa estaba a la orilla de una carretera nacional. No pocos viajeros, que se sentían cansados, o sencillamente que deseaban hacer una breve parada, llamaban a nuestra puerta. Siempre eran bien recibidos, se los atendía, alimentaba y alojaba por cuanto tiempo desearan.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 064) «Nuestra casa estaba a la orilla de una carretera nacional. No pocos viajeros, que se sentían cansados, o sencillamente que deseaban hacer una breve parada, llamaban a nuestra puerta. Siempre eran bien recibidos, se los atendía, alimentaba y alojaba por cuanto tiempo desearan.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 064)

«Fue en casa donde aprendí la obediencia, no solamente a los padres, sino también a los hermanos y hermanas mayores, encargados de los más pequeños; el sentido del respeto y de la responsabilidad: no se podía olvidar nada de lo que se estaba encargado; la paciencia; cuando se inicia un trabajo hay que acabarlo, por largo y fastidioso que resulte.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 065) «Fue en casa donde aprendí la obediencia, no solamente a los padres, sino también a los hermanos y hermanas mayores, encargados de los más pequeños; el sentido del respeto y de la responsabilidad: no se podía olvidar nada de lo que se estaba encargado; la paciencia; cuando se inicia un trabajo hay que acabarlo, por largo y fastidioso que resulte.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 065)

«Fue en la Legión de María donde aprendí a amar a la Virgen, a rezar diariamente el rosario, a dar la catequesis varias veces por semana. Me convencí de que la Santísima Virgen habla comenzado a recompensarme, aquí abajo, las poquitas cosas que había hecho en su honor, pidiendo a su Hijo que me escogiera para formar parte de su Sociedad.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 072) «Fue en la Legión de María donde aprendí a amar a la Virgen, a rezar diariamente el rosario, a dar la catequesis varias veces por semana. Me convencí de que la Santísima Virgen habla comenzado a recompensarme, aquí abajo, las poquitas cosas que había hecho en su honor, pidiendo a su Hijo que me escogiera para formar parte de su Sociedad.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 072)

«El Hermano encargado de la pastoral vocacional dijo a mi padre: “Creo que sería conveniente que autorizase a su hijo para que ingresase en el juniorado”. Mi madre no lo veía así. “Veamos primero a ver si verdaderamente tiene vocación”. Y tuve que esperar bastante.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 074) «El Hermano encargado de la pastoral vocacional dijo a mi padre: “Creo que sería conveniente que autorizase a su hijo para que ingresase en el juniorado”. Mi madre no lo veía así. “Veamos primero a ver si verdaderamente tiene vocación”. Y tuve que esperar bastante.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 074)

«Mi institutriz tuvo, sin duda, una gran influencia en mi vocación, recordándome de vez en cuando, que había dado mi nombre al Hermano promotor de vocaciones y que esto me obligaba a reflexionar seriamente.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 076) «Mi institutriz tuvo, sin duda, una gran influencia en mi vocación, recordándome de vez en cuando, que había dado mi nombre al Hermano promotor de vocaciones y que esto me obligaba a reflexionar seriamente.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 076)

«El Hermano reclutador vino a comer a mi casa. Parece que aun estoy viendo a aquel santo religioso, tan sencillo y afable, tan comunicativo con los niños como con los mayores. Nos repartía medallas, y unas instrucciones tan variadas, como patéticas, sobre la vida religiosa. Yo me acordaré de él durante toda mi vida.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 078) «El Hermano reclutador vino a comer a mi casa. Parece que aun estoy viendo a aquel santo religioso, tan sencillo y afable, tan comunicativo con los niños como con los mayores. Nos repartía medallas, y unas instrucciones tan variadas, como patéticas, sobre la vida religiosa. Yo me acordaré de él durante toda mi vida.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 078)

Ellos han vivido esas experiencias en su relación con el tema de la Fidelidad… ¿Y cuál sería tu testimonio personal sobre tu Fidelidad a Dios? Ellos han vivido esas experiencias en su relación con el tema de la Fidelidad… ¿Y cuál sería tu testimonio personal sobre tu Fidelidad a Dios?