H. Basilio Rueda Guzmán, Testimonios sobre la Fidelidad en la Circular del 8 de septiembre de 1984 Serie meditativa 06 cepam H. Basilio Rueda Guzmán, Testimonios sobre la Fidelidad en la Circular del 8 de septiembre de 1984 Serie meditativa 06 cepam
«Hacía 5 años que venía preparando a los niños a la primera Comunión: ya contaba unos 500 niños. La Eucaristía es, desde siempre, el centro de mi vida y de las actividades de cada jornada. Recibo al Señor y pretendo transmitirlo a los alumnos. Cuando acabamos el catecismo, vamos a la capilla para que Jesús les bendiga.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 242) «Hacía 5 años que venía preparando a los niños a la primera Comunión: ya contaba unos 500 niños. La Eucaristía es, desde siempre, el centro de mi vida y de las actividades de cada jornada. Recibo al Señor y pretendo transmitirlo a los alumnos. Cuando acabamos el catecismo, vamos a la capilla para que Jesús les bendiga.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 242)
«Los Grandes Ejercicios fueron fundamentales para mí, y algunas de las meditaciones permanecen vivas en mi memoria. Más especialmente aún, el momento de la profesión. Si volviese a ver la capilla en que tuvo lugar, podría decir con una precisión matemática, el puesto que ocupaba cuando pronuncié: “A perpetuidad”. En mis momentos de duda, esas palabras “a perpetuidad” resuenan como la primera vez y me digo: “Deja tranquilo este fruto tentador, esto no es para ti”.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 261) «Los Grandes Ejercicios fueron fundamentales para mí, y algunas de las meditaciones permanecen vivas en mi memoria. Más especialmente aún, el momento de la profesión. Si volviese a ver la capilla en que tuvo lugar, podría decir con una precisión matemática, el puesto que ocupaba cuando pronuncié: “A perpetuidad”. En mis momentos de duda, esas palabras “a perpetuidad” resuenan como la primera vez y me digo: “Deja tranquilo este fruto tentador, esto no es para ti”.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 261)
«Fui asesor de la Acción Católica. Esta asociación pasaba por un momento de esplendor que produjo frutos excelentes. Me encontraba en pleno vigor juvenil y me entregué a ella con toda el alma. María fue nuestra guía en todo momento y yo me entregué al maximum a su servicio, consagrando a este apostolado, todo el tiempo libre. En compañía de otros Hermanos creamos un centro que muchos envidiaban.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 266) «Fui asesor de la Acción Católica. Esta asociación pasaba por un momento de esplendor que produjo frutos excelentes. Me encontraba en pleno vigor juvenil y me entregué a ella con toda el alma. María fue nuestra guía en todo momento y yo me entregué al maximum a su servicio, consagrando a este apostolado, todo el tiempo libre. En compañía de otros Hermanos creamos un centro que muchos envidiaban.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 266)
«¡Qué recuerdos tan penosos los de mis primeros años de educador! Sin preparación, apenas iniciada la tarea, tuve que pasar de una clase de alumnos del primer ciclo, a otra de alumnos mayores, en la que tuve que explicarles Literatura. Han pasado 50 años y sigo sin comprender cómo un Director impusiera a un Hermanito esta labor, con todas las consecuencias que eran de esperar.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 272) «¡Qué recuerdos tan penosos los de mis primeros años de educador! Sin preparación, apenas iniciada la tarea, tuve que pasar de una clase de alumnos del primer ciclo, a otra de alumnos mayores, en la que tuve que explicarles Literatura. Han pasado 50 años y sigo sin comprender cómo un Director impusiera a un Hermanito esta labor, con todas las consecuencias que eran de esperar.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 272)
«La asistencia a determinadas películas no me hizo ningún bien, creándome algunas tensiones y no pocas inquietudes. Creo que si se cede a esta inclinación, la vocación se pone en grave riesgo y compromete la perseverancia. Y, en todo caso, faltar al testimonio que debe dar siempre un religioso. Esto me ayudó a comprender que, algunos Hermanos, durante estos últimos años hayan podido perder su vocación. (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 274) «La asistencia a determinadas películas no me hizo ningún bien, creándome algunas tensiones y no pocas inquietudes. Creo que si se cede a esta inclinación, la vocación se pone en grave riesgo y compromete la perseverancia. Y, en todo caso, faltar al testimonio que debe dar siempre un religioso. Esto me ayudó a comprender que, algunos Hermanos, durante estos últimos años hayan podido perder su vocación. (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 274)
«Aunque amé a los alumnos, pienso que se desarrolló en mi el lado afectivo, por el contacto frecuente, incluso diario, que mantuve con las chicas, en el desempeño de mis clases. Mi formación había sido muy rígida, muy masculina, quizá desconsiderada para la educación afectiva. Cambié mucho, a raíz de mi contacto con ellas, en las clases. Hoy las considero como hermanas y las trato con mucho afecto.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 275) «Aunque amé a los alumnos, pienso que se desarrolló en mi el lado afectivo, por el contacto frecuente, incluso diario, que mantuve con las chicas, en el desempeño de mis clases. Mi formación había sido muy rígida, muy masculina, quizá desconsiderada para la educación afectiva. Cambié mucho, a raíz de mi contacto con ellas, en las clases. Hoy las considero como hermanas y las trato con mucho afecto.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 275)
«La maduración de mi vida afectiva y sexual se realizó a través de un largo camino. Los problemas surgidos como secuela de una formación inadecuada, volvieron repetidamente antes de que lograse alcanzar la calma definitiva. La solución la logré a fuerza de sinceridad y de generosidad. La vida de oración, la devoción a la Virgen, el amor al estudio, la vida de trabajo, fueron siempre la base de un dominio que logré alcanzar poco a poco.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 276) «La maduración de mi vida afectiva y sexual se realizó a través de un largo camino. Los problemas surgidos como secuela de una formación inadecuada, volvieron repetidamente antes de que lograse alcanzar la calma definitiva. La solución la logré a fuerza de sinceridad y de generosidad. La vida de oración, la devoción a la Virgen, el amor al estudio, la vida de trabajo, fueron siempre la base de un dominio que logré alcanzar poco a poco.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 276)
«La madre de un alumno solicitó verme y, después de haber hablado de su hijo, me dice: “Vd. es demasiado guapo y bueno para permanecer como simple Hermano... Yo soy viuda y es a Vd. al que yo querría tener junto a mí...” Cortando por lo sano le dije: “Ya estoy comprometido y es un compromiso solemne. Estoy comprometido con la Virgen María y soy muy feliz. La encomendaré a Vd. en mis plegarias para que Jesús y María le ayuden a encontrar un hombre selecto, con el que sea feliz”. Aquí acabó el idilio.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 276) «La madre de un alumno solicitó verme y, después de haber hablado de su hijo, me dice: “Vd. es demasiado guapo y bueno para permanecer como simple Hermano... Yo soy viuda y es a Vd. al que yo querría tener junto a mí...” Cortando por lo sano le dije: “Ya estoy comprometido y es un compromiso solemne. Estoy comprometido con la Virgen María y soy muy feliz. La encomendaré a Vd. en mis plegarias para que Jesús y María le ayuden a encontrar un hombre selecto, con el que sea feliz”. Aquí acabó el idilio.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 276)
«Era Director, pero no logré el aprecio de los Hermanos. Buscaba compensaciones en las películas, no siempre bien elegidas. Me enamoré de una mujer divorciada. Nos convertimos en amantes. Le pregunté si se casaría conmigo, en caso de que abandonase la vida religiosa. Me dijo que sí, pero que sería desgraciada, al haber cooperado a mi salida. Este fue un pensamiento saludable, a partir del cual Dios comenzó a reconquistarme.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 288) «Era Director, pero no logré el aprecio de los Hermanos. Buscaba compensaciones en las películas, no siempre bien elegidas. Me enamoré de una mujer divorciada. Nos convertimos en amantes. Le pregunté si se casaría conmigo, en caso de que abandonase la vida religiosa. Me dijo que sí, pero que sería desgraciada, al haber cooperado a mi salida. Este fue un pensamiento saludable, a partir del cual Dios comenzó a reconquistarme.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 288)
«Cuando fui nombrado maestro de novicios, me sentía incapaz. Me abandoné en las manos del Señor. Las obras divinas van siempre acompañadas de la cruz. Supe de noches en blanco, pensando en un novicio desalentado, orando para discernir si debía permanecer o bien aconsejarle a que volviese después de estar fuera algún tiempo. Vi, con mucha amargura, cómo nos abandonaban algunos. Pero también pude ver la acción del Espíritu en las almas. ¡Qué gozo ser socio de Dios!» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 290) «Cuando fui nombrado maestro de novicios, me sentía incapaz. Me abandoné en las manos del Señor. Las obras divinas van siempre acompañadas de la cruz. Supe de noches en blanco, pensando en un novicio desalentado, orando para discernir si debía permanecer o bien aconsejarle a que volviese después de estar fuera algún tiempo. Vi, con mucha amargura, cómo nos abandonaban algunos. Pero también pude ver la acción del Espíritu en las almas. ¡Qué gozo ser socio de Dios!» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 290)
Ellos han vivido esas experiencias en su relación con el tema de la Fidelidad… ¿Y cuál sería tu testimonio personal sobre tu Fidelidad a Dios? Ellos han vivido esas experiencias en su relación con el tema de la Fidelidad… ¿Y cuál sería tu testimonio personal sobre tu Fidelidad a Dios?