Durante la década de 1980 y 1990, los organismos internacionales, como el FMI y el banco mundial, presionaron a América Latina a realizar ajustes económicos para reducir la deuda externa. Se impulso la política económica conocida como el Modelo Liberal.
Eliminar la intervención del gobierno en la economía y dejar todo su funcionamiento a las fuerzas del mercado, basadas en la oferta y demanda. El estado debe recortar sus gastos para reducir sus deudas, incluyendo e gasto en servicios básicos como salud, educación, vivienda y transporte. Privatizar las empresas manejadas por el estado, de esta manera se vendieron empresas publicas de telecomunicaciones y servicios que fueron compradas por compañías multinacionales de Estados Unidos y Europa. Defensa de libre comercio y eliminación de barreras para el capital. Se pretendía aumentar las exportaciones y atraer a la inversión extranjera.
Las medidas antes mencionadas tuvieron algunos resultados positivos como aumento del ingreso de capitales y fuentes de empleo, reducción de la inflación y agilización de la producción.
La mayoría del capital extranjero se dirigió a operaciones comerciales que buscaban obtener ganancias en poco tiempo, sin tomar en cuenta los efectos sociales. La pobreza y la desigualdad social persistieron y en algunos casos, aumentaron. El neoliberalismo propicio la concentración de la riqueza en pocas manos. La entrada masiva de grandes empresas extranjeras arruino a pequeños y medianos empresarios nacionales, que no estaban en capacidad de competir. La privatización de las empresas publicas estuvo muchas veces acompañada de actos de corrupción.