La casa de los espíritus Isabel Allende Evaluación final La casa de los espíritus Isabel Allende

Interpretaciones La casa de los espíritus presenta al lector una multitud de significados. Primero, el punto de vista latin
oamericano entiende la realidad como algo que tiene muchas caras, es decir, entiende que hay verdades por encima y por debajo de la superficie. Parte de esta manera de ver la realidad surge de la situación política en Latinoamérica, la cual ha manipulado y distorsionado la vida del indivíduo. El lector ve esto en la discrepancia de riqueza y estado social que define a cada personaje en la novela. Sólamente unos pocos privilegiados, como los Del Valle, llevan una vida de comodidad; su opulencia es retratada satíricamente desde el principio de la novela, sobre todo cuando se describen sus comilonas y su tiempo libre. En contraste, incluso la clase media tiene dificultades, como se ve reflejado en la pobreza y angustia de la madre y hermana de Esteban Trueba. Los barrios pobres urbanos también se describen con detalles realistas. El propósito de Isabel Allende es documentar esta tragedia existente y evidente no sólo en Chile sino también en muchos otros países.

La perspectiva histórica Otra interpretación del texto es la explicación de la historia. Allende no presenta el golpe de estado y los acontecimientos políticos de 1970 de una manera aislada y con incidentes desconectados, sino como un desarrollo con raíces profundas que nos llevan a la estructura social del país. Al cubrir un largo periódo de tiempo y al seguir la historia de varias familias a través de generaciones, Allende da sustancia y significado a lo que pasó; al mismo tiempo que el pasado se trae hacia el presente y se mantiene vivo, las fuerzas de la historia se hacen visibles. Al preservar la memoria y el pasado, la verdad no desaparecerá. La importancia de los cuadernos de Clara y las memorias de Alba reflejan este hecho; ambas mujeres respetan la historia y el papel de la memoria en sus vidas. Las escrituras de estas mujeres, al igual que el texto mismo, ilustran el importancia de conocer el pasado y no olvidarlo, como ha hecho Esteban. La novela, como la historia, no es organizada y lógica; no se puede meter en fechas y horas, y depende de innumerables factores. Allende recuerda al lector continuamente las interconexiones entre el pasado y el futuro al igual que aquellas entre la ficción y la no ficción.

Interpretación filosófica Una tercera interpretación del texto puede ser la filosófica. La autora anticipa un mañana más pacífico e igualitario no sólo para los ciudadanos de Chile sino también para toda Latinoamérica. Esto se hace evidente a través de la novela. Al pasar el tiempo, las barreras raciales y de clase se desintegran a través del matrimonio y la formación de nuevas relaciones. Los tres grupos familiares principales se mezclan cada vez más en un visible desarrollo de la búsqueda, por parte de la autora, de la armonía y el cambio. El hijo de Clara, Jaime, se hace doctor y vive entre los pobres, Blanca se casa con Pedro y se mudan a Canadá, y el novio de Alba, Miguel, no es de su misma clase social o antecedentes políticos. Clara se hace muy amiga de Pedro Segundo después del terremoto, el cual predice la caída de este sistema feudal. Incluso Esteban se ve obligado a formar una alianza inusual con gente fuera de su doctrina política para pedir ayuda para Alba. La novela concluye con el optimismo, el perdón y las esperanzas de Alba para el bebé que lleva dentro, en un principio literario que la autora cree que tendrá un paralelo con la realidad.

Cómo está construida la novela La casa de los espíritus está construida en base a contrastes y paradojas. Una de estas paradojas se puede ver en la descripción del mundo que hace Allende, en la cual muestra que la realidad es al mismo tiempo ordinaria y mágica. Como hacen otros escritores que usan la técnica del realismo mágico, Allende se mueve entre uno y el otro. Por ejemplo, después de colocar a la familia Del Valle en la típica misa de domingo, menciona el hecho de que Rosa tiene pelo verde. Al igual que su creadora, los personajes de Allende no tienen ningún problema con esta visión dual de la realidad. Los personajes incorporan el hábito de levantar saleros de Clara en sus vidas diarias.

Sin embargo, las dos perspectivas políticas representadas en la novela, no se reconcilian fácilmente. La perspectiva de Allende se muestra por el hecho de que elige nombres asociados con la luz, específicamente Clara, Blanca y Alba, para las heroínas liberales. En contraste, el nombre cristiano de Esteban Trueba significa “corona”, el cual coincide con su creencia en un sistema conservador y patriarcal. Su nieto bastardo sólo hereda el nombre de Esteban y con él, todo el sadismo.

A diferencia de Esteban García, que está comprometido con la venganza y ésto no le deja sentir pena, Esteban Trueba, aunque a veces está ciego a las necesidades de los demás, es capaz de amar. Él tolera las peculiaridades de Clara, incluso cuando ella le prohibe que se acueste en su cama; acoge en su casa a Blanca embarazada; y se siente tan unido a Alba que está decidido a rescatarla, sin importarle lo radical que es la causa que ella defiende. Podemos sospechar que no sólo es su desilusión con el nuevo régimen, sino también la acumulada influencia de estas mujeres liberales lo que hace que Esteban Trueba cambie de opinión en cuanto a la política. Su colaboración literaria con Alba al final de la novela representa no sólo una reconciliación personal y política sino también una fusión de lo viejo con lo joven, de las ideas conservadoras con las liberales, y de la perspectiva masculina con la femenina. Todo esto sugiere que existe esperanza para el futuro.

El realismo mágico en la novela El realismo mágico se mezcla con la política, dando así un tono romántico a la novela. Cuando los Truebas se ven involucrados en las violentas confrontaciones entre los oligarcas y socialistas, los mágico se sumerge y emerge el realismo, retratando la brutalidad política y su poder de desintegrar familias. El terror después del golpe militar afecta a todos los miembros de la familia Trueba, a pesar de lo que habían representado en la vida política del país. Las víctimas como Alba y su amiga Ana Díaz en el campo de concentración articulan la voz de los oprimidos. Blanca, Alba y otras mujeres se involucran políticamente en actos de solidaridad y resistencia contra el Poder que victimiza.

Últimas consideraciones La narración hace que el lector rechace la dictadura y el abuso de poder en todos los niveles. El machismo, que está en directa relación con el abuso de poder, está representado por Esteban. Blanca se ve involucrada, de manera involuntaria, en el plan de Esteban de esconder la bastardía de Alba, aunque él mismo procreó varios hijos bastardos. El nieto de Pancha, Esteban García, un monstruo creado por el tiránico sistema patriarcal encarnado por Esteban Trueba, se venga en Alba e, irónicamente, consigue cierta justicia poética cuando la tiranía de Esteban se vuelve contra él. Allende muestra claramente su creencia de que los conflictos de raza, clase, género y etnicidad perpetúan odio y violencia, y convierten a las víctimas en agresores.

La esperanza y la escritura El bebé de Alba encarna la esperanza de un futuro de reconciliación y amor, igual que el acto de escribir es también un acto de esperanza. Las palabras y el lenguaje tienen el poder de recuperar lo que se ha perdido y de recrear vidas e historias, reales o inventadas. Isabel Allende transciende las fronteras nacionales con esta lírica historia llena de imaginación puesta en un turbulento escenario político. Su novela representa un mundo complejo pero universal de amor, muerte, eternidad y tiempo.