Poesía posterior a 1939
Contexto histórico Comprende desde el final de la Guerra Civil a la actualidad: Dictadura General Franco (1939 – 1975): Posguerra (40 – 60) Represión y miseria Aislamiento internacional Pobreza intelectual (aislamiento cultural, censura y autocensura) Desarrollismo (60 – 70) Recuperación económica Renovación intelectual y literaria Democracia (1975 – Actualidad) Literatura de consumo Premios literarios Producción literaria en las diferentes leguas del estado
Movimientos Poesía de Posguerra: Poesía arraigada. Poesía desarraigada o existencialista. Poesía vanguardista. Poesía en exilio. Poesía social. Generación del medio siglo: Visión crítica de la sociedad, de la injusticia y la insolidaridad. Poesía Experimental. Los novísimos: Movimiento vanguardista Actitud formalista Rechazan tradición española Influidos por los medios de comunicación Ultimas tendencias poéticas: Poesía de la experiencia, del silencio, neoexistencialistas, posnovismos, épicos.
Poesía de Posguerra Poesía arraigada Cultivada por la Generación del 36: Complacientes con el régimen. Forma clasicista (utilizan sonetos estilo Garcilaso) Se alejan de la innovación formal. Publican en revistas: Garcilaso, Escorial y juventud. Características Visión épica de la realidad y optimismo. Contrasta con a situación del país. Tono heroico cuando recurre al pasado imperial para ensalzar el orden presente. Otros: Poesía intimista, canta al amor, al paisaje, a la belleza de la tierra y al sentimiento religioso. Autores: Luis Rosales (Abril, 1935) Leopoldo Panero (La estancia vacía, 1945) Dionisio Ridruejo (Poesía en armas, 1940)
Poesía de Posguerra Poesía desarraigada Contraria a la anterior: Vivencia individual en tiempos de angustia y dolor. Falta de fe en el futuro. Disconformidad con el mundo circundante y desasosiego existencia. Rechazan el afán formalista. Utilizan el soneto. Imágenes tremendistas. Publican en revistas: Espadaña Temática: Preocupaciones existenciales (muerte, soledad, desesperación). La existencia de la fe, como lucha con el medio. (influencia de Miguel Hernández) Autores: Dámaso Alonso (Hijos de la ira, 1944): Surge una poesía rehumanizada, centrada en los sentimientos y acorde a las circunstancias que se vivía. Visión angustiada de la realidad, mundo dominado por el odio y la injusticia. Contiene imágenes cercanas al surrealismo, y utiliza un léxico coloquial y antiretórico.
Poesía de Posguerra Poesía vanguardista Tendencias de carácter minoritario: Grupo Cántico (Córdoba, 1947): Poesía sensual, intimista y gran fuerza expresiva. Admiradores de Jorque Guillén. Lenguaje Neobarroco. Ricardo Molina, Pablo García Baena, Juan Bernier. Postismo (Postsurrealismo): Continuación de la poética surrealista con lenguaje de imágenes nuevas, lúdicas y sorprendentes. Reivindica la libertad creadora. Eduardo Chicharro, Carlos Edmundo de Ory y Juan Eduardo Cirlot Poesía en el exilio Los poetas del 27, Juan Ramón Jímenez, José Moreno Villa y Juan Gil-Albert Temas como la patria perdida, la lucha o la derrota. Posteriormente, la nostalgia, recuerdos de la infancia o el deseo de regresar. Tono nostálgico, amargo o resignado. Destacan León Felipe (Español del éxodo y del llanto, 1939)
Poesía social Hacia mediados de siglo, la literatura existencialista, desemboca en este movimiento: Presentan con objetividad la vida colectiva española y sus conflictos, para posteriormente tomar un tono de protesta o denuncia de la situación social. Lenguaje trasparente, predilección por el verso libre, las rupturas rítmicas y construcciones sintácticas simples o yuxtapuestas. Características: Poesía es comunicación y debe dirigirse a la inmensa mayoría. Poesía es testimonio y ha de reflejar la realidad de la calle. Poesía es herramienta de transformación, que ayude a construir una realidad más justa. Temática: Marginación, el paro, falta del libertad política y social, la exigencia de justicia y paz. Retoman el tema de España con raíces de la generación del 98. Autores: Blas Otero (Que trata de España) Eugenio de Nora (España, pasión y vida)
Renovación poética La generación del 50 Conexión con los poetas sociales: Actitudes éticas comunes. Atención a los problemas de la sociedad. Actitud humanista. Preocupación por los problemas del ser humano (morales, sociales, existenciales e históricos). Estilismo: Rigor expresivo y formal. Lenguaje poético personal, ironía y humor, aire conversacional y cierta narratividad. Métrica: verso libre, aunque no descartan las estrofas clásicas. Toman elementos estéticos y juegos de palabras del vanguardismo. Influencia de poetas europeos: Eliot o Cavafis.
Renovación poética La generación del 50 – Autores Ángel González (1925–2008): Áspero mundo (1956), Tratado de urbanismo (1967). José Ángel Valente (1929–2000): A modo de esperanza (1955). Jaime Gil Biedma (1929–1990): Compañeros de viaje (1959). Claudio Rodríguez (1934–1999): Don de la ebriedad a los diecinueve años (1953). Francisco Brines (1932): Palabras a la oscuridad (1966). José Agustín Goytisolo (1928–1999): Palabras para Julia y otras canciones (1980). Antonio Gamoneda (1931): más tardío en los años sesenta, Sublevación inmóvil.
Poesía experimental. Los Novísimos. Generación del 68. Movimiento de ruptura vanguardista. Lenguaje experimentalista formal. No creen que la poesía pueda cambiar la realidad y rechazan conceptos como: compromiso, testimonio y solidaridad. Características: Nacidos tras la Guerra Civil. Disidentes de lo político y críticos con la sociedad de consumo. Rica formación literaria. Rechazan la tradición española y admiran poetas europeos e hispanoamericanos (Neruda y Octavio Paz). Se despreocupan de las normas preceptivas y proclaman la libertad creativa absoluta. Eligen la escritura automática y evitan un discurso lógico. Creen en la autonomía del arte y autosuficiencia del poema. Poesía como símbolo y no como trasmisora de ideas o sentimientos. Contenidos: la mitología frívola, temas y asuntos de otras épocas de origen cultural e histórico, como el arte y la música. Temas de contenido político, como la guerra de Vietnam o los conflictos raciales de la época. Formal: Recogen aspectos del surrealismo, a través de Aleixandre, alternan un leguaje exuberante de imágenes opacas y visionarias con las estructuras especiales al estilo de Mallarmé o la métrica culta del Modernismo.
Poesía experimental. Los Novísimos. Generación del 68. - Autores Culturalistas y Surrealistas: Pere Gimferrer: Arde el mar (1966). Guillermo Carnero: Dibujo de la muerte (1967). Antonio Colinas: Truenos y flautas en un templo (1972). Luis Alberto de Cuenca: Elsinore (1972). Tendencia más coloquial, irónica y crítica: Manuel Vázquez Montalbán: Una educación sentimental (1967). Leopoldo María Panero: Así se fundó Camaby Street (1970).
Últimas tendencias poéticas La poesía de los años 80. Características: Toman modelos de autores anteriores (Jaime Gil Biedma, José Ángel Valente o Luis Cernuda). Formas métricas tradicionales. Vuelven a la poesía narrativa con lenguaje coloquial. Se descarta lo conceptual o lo abstracto. Abordan temas subjetivos, relacionados con la experiencia: el paso del tiempo, las relaciones personales, conflictos urbanos y lo abstracto. Emplean el humor, el pastiche, la parodia o la ironía como elementos distanciadores. Tendencias: Poesía del silencio: minimalista, que reivindica las vanguardias. Poemas breves, que se elimina la anécdota y lo circunstancial. Poesía reflexiva, filosófica. Se depura el lenguaje hasta alcanzar lo esencial. Búsqueda de la “poesía pura”. Jaime Siles: Música de agua (1983). Poesía de la experiencia: Tendencia más representativa hasta los años 90s. Poesía de corte realista, que habla de la vida y de la realidad cotidiana. En lo formal, destaca el uso de la narratividad, el monólogo y el diálogo dramático, expresiones coloquiales y el humor. Clara vocación de comunicación con los lectores, lenguaje poético accesible. Luis García Montero: El jardín extranjero (1983), Las flores del frío (1991), Completamente viernes (1998).