Economía social del mercado La tercera vía y el neoliberalismo.
Economía social del mercado La economía social de mercado (ESM), también conocido como capitalismo social o capitalismo renano es un modelo de economía y sociedad "con la meta de crear una economía que desde la base de la competencia combina la libre iniciativa con un progreso social asegurando por la capacidad económica".
Originariamente fue un eslogan de elecciones, pero fue iniciada por Ludwig Erhard, quien estaba presente durante los pre-trabajos teóricos, y tuvo mayor impacto en la política económica y social de la República joven. La expresión se basa en Alfred Müller-Armack, quien combinó en este modelo ejemplo elementos del neoliberalismo alemán (en especial el ordoliberalismo, liberalismo sociológico) y la visión social cristiana. Algunos autores lo llamaron “el tercer camino” entre capitalismo y socialismo, otros autores se distanciaron explícitamente del así llamado “tercer camino”.
El uso constante del término economía social de mercado no significa que todos estén de acuerdo en lo que significa. El espectro de los significados va desde el concepto de política de orden cerrado, pasando por el carácter dinámico y abierto de una fórmula de compromiso, bajo el cual se pueden subsumir diferentes énfasis, hasta una concepción como fórmula vacía y sin significado propio. Así, muchas partes de la ciencias económicas inspiradas en los ordoliberales, están convencidas de que la economía social de mercado tenía un significado explícito, pero que hoy en día se ha convertido en una fórmula vacía, propagan esto "recordando las raíces de los principios básicos"
Como ‘padres fundadores’ de la economía social de mercado aparte de Erhard y Müller-Armack valen Walter Eucken, Franz Böhm, Alexander Rüstow y Wilhelm Röpke. Todos los ‘padres fundadores’ estaban de acuerdo que la economía de mercado es social en sí, porque dirige la producción según los deseos de consumidor, reparte el producto social según la capacidad económica del individuo e incrementa la productividad, por lo que posibilita incrementar los salarios reales.
“Es una gran tarea darle a esta economía industrializada un orden que funcione y que sea digno de las personas(…) funcionamiento y dignidad humana en este orden significa: se debería superar la escasez de productos lo más permanentemente posible, y al mismo tiempo debería ser posible una vida en responsabilidad propia”. – Walter Eucken, Die Grundlagen der Nationalökonomie (S. 239-240), Springer-Verlag, 9. Unveränderte Auflage, ISBN 3-540-51292-6
La economía social de mercado se basa en los elementos de configuración de la economía de mercado libre. Al mismo tiempo una política de competencia estatal debe asegurar la competencia, y evitar la concentración de poder privado (monopolios o carteles). El pensamiento básico es que la economía de mercado solo puede desarrollar sus funciones de incremento de prosperidad y coordinación cuando está intercalada con una política de orden estatal estrictamente apegada a la competencia.
Los elementos de configuración son la libre formación de precios para bienes y servicios en el mercado, propiedad privada de los medios de producción y el estímulo de aspiración de ganancia. El Estado debe corregir y complementar los sucesos del mercado con intervenciones activas en la economía cuando es necesario para el interés del público (por ejemplo, política social, política de coyuntura o política del mercado laboral). Pero estas tienen que ser “conformes con el mercado”, eso significa que tienen que ser compatibles con el orden del mercado económico y no deben dificultar la interacción de demanda y oferta. La forma y el volumen de la intervención estatal no son determinadas en concreto y han sido parte de discusiones académicas y científicas.
Tercera vía Tercera vía es el nombre que se ha dado a una variedad de aproximaciones teóricas y propuestas políticas que, en general, sugieren un sistema económico de economía mixta, y el centrismo o reformismo como ideología. En la práctica política, estas posiciones rechazan la validez absoluta de las filosofías tanto del laissez faire como del mercado totalmente controlado del marxismo-leninismo (consultar "Condición de Samuelson"); promueven la profundización de la democracia, y enfatizan el desarrollo tecnológico, la educación, y los mecanismos de competencia regulada, a fin de obtener progreso, desarrollo económico, desarrollo social, y otros objetivos socio-económico-políticos igualmente importantes. Las filosofías de la tercera vía han sido a menudo descritas como una síntesis del capitalismo y el socialismo por algunos de sus proponentes.
La situación es, desde el punto de vista de la tercera vía, mucho más compleja que la simple dicotomía mercado libre versus economía centralizada o la autarquía legal opuesta a la dictadura del proletariado. No es que tal problema carezca de toda importancia, pero es que lo que importa es, por un lado, la preservación de ciertos logros básicos (tales como la democracia y los derechos humanos) y, por el otro la maximizacion de la producción, en una situación dada en la que los recursos, etc, no son ni infinitos ni totalmente moldeable
No hay ni puede haber una receta única, que diga que una solución es la única posible en todas partes y en todo momento. "El problema es que en un mundo abierto no hay simplemente tres vías. Hay -como he indicado en otra parte- 101, que es otra forma de decir un número indefinido. A efectos de la política práctica, esto es importante. La cuestión puede ser la misma en todas partes, ya que deriva de condiciones que en gran medida son globales: ¿Cómo podemos conseguir crear riqueza y cohesión social en las sociedades libres? Las respuestas, sin embargo, son muchas. Hay muchos capitalismos, no sólo el de Chicago; hay muchas democracias, no sólo la de Westminster. La diversidad no es un extra opcional de la alta cultura; es algo básico en un mundo que ha abandonado la necesidad de sistemas cerrados y englobadores.".
Neoliberalismo El neoliberalismo es un modelo económico que se enmarca dentro de las doctrinas del liberalismo económico, a su vez dentro del sistema capitalista. Quienes defienden al neoliberalismo, llamados neoliberales, muestran su claro apoyo a la liberalización en materia de economía, lo cual implica que los mercados sean totalmente abiertos, fomentando de este modo el libre comercio, a partir de una desregulación de los mercados. Además, el neoliberalismo tiene otra característica fundamental que es la privatización, por la idea de que la administración privada es más eficiente y adecuada que la administración pública. Por eso, de este modo se “achica” la intervención del Estado tanto en lo que hace referencia a la regulación del mercado como así también al gasto e inversión pública en materia de caminos y rutas, educación, salud, etc.
El neoliberalismo surgió en 1930, como una manera de superar la crisis de la Bolsa de Nueva York en 1929, que puso en jaque al mercado de valores. Además, en su conjunto de teorías e ideologías, el neoliberalismo impulsa el fortalecimiento de las economías nacionales, pero a partir de una división del trabajo pensado a gran escala, para de ese modo poder ingresar en un proceso de globalización, lo cual se denominó división internacional del trabajo, donde cada país fortalecía e impulsaba su economía en un sector específico: en el caso de los países de América Latina, la agricultura, la ganadería y otras actividades primarias fueron los principales motores de inserción en esa división internacional, mientras que los países europeos y Estados Unidos empujaron su capacidad industrial y desarrollo tecnológico.
Como un “revivir” de esa división internacional del trabajo, durante los años ’90 se relató el Consenso de Washington, que se trataba de un listado que incluía políticas económicas aconsejadas para América Latina con el objetivo de empujar su crecimiento. Este listado fue elaborado por diferentes organismos financieros a escala internacional en la ciudad de Washington DC y se transformó en el programa aplicado por varios países de América Latina, como Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Chile.
Algunas medidas tomadas por los gobiernos, de acuerdo a ese programa general que era el Consenso de Washington fue privatizar la recaudación de aportes a la seguridad social, el achicamiento del gasto público en salud y educación, que llevó a la creación de escuelas privadas y de servicios de medicina paga, la no inversión en el sector del transporte público, la casi nula presencia de programas sociales a sectores sociales vulnerables, etc.