La Despedida

La Iglesia celebra en los próximos días dos grandes fiestas: ASCENSIÓN y PENTECOSTÉS. Las Lecturas bíblicas reflexionan sobre los dos acontecimientos: - La Ascensión: con el discurso de la Despedida. - Pentecostés: con la promesa del Espíritu Santo... y la Imposición de las manos de los apóstoles. La Liturgia nos muestra que Dios está presente en su Iglesia, por el Espíritu Santo, aunque Jesús haya vuelto al Padre.

La 1ª lectura narra el inicio de la misión evangelizadora de la Iglesia, fuera de Jerusalén. (Hch 8,5-8.14-17) Los Apóstoles Pedro y Juan son enviados a Samaria, para completar la Iniciación cristiana realizada por el Diácono Felipe confiriendo el Don del Espíritu Santo a los recién bautizados, mediante el gesto de la imposición de las manos. Ese pasaje constituye el "Pentecostés Samaritano", como en la casa del Centurión romano el pentecostés "pagano".

El episodio recuerda dos verdades: - El Bautismo se completa con la Unción con el óleo del Crisma y por la imposición de las manos del Obispo, en el sacramento de la Confirmación. Es el momento en que recibimos la Plenitud del Espíritu Santo. - Para que una comunidad se constituya de hecho como Iglesia, no basta una aceptación aislada e independiente de la Palabra, sino que es necesario que viva su fe en comunión con toda la Iglesia.

En la 2ª Lectura, Pedro exhorta a los cristianos a la perseverancia y a la fidelidad a los compromisos asumidos con Cristo en el Bautismo. (1P 3,15-18) El Evangelio es parte del discurso de la DESPEDIDA de Jesús. Es el testamento que el maestro deja a la Comunidad antes de partir. (Jn 14,15-21) Los discípulos se muestran abatidos y tristes... Jesús los anima, declarando que no los dejará huérfanos en el mundo.

Él vuelve al Padre, mas va a encontrar un modo de continuar presente y de acompañar en el caminar de sus discípulos. Es una alusión a su vuelta invisible, pero real, mediante el Espíritu Santo, que lo sustituirá junto a los discípulos y permanecerá siempre con ellos y con toda la Iglesia. Es la posibilidad de vivir en intensa comunión con el Padre y el Hijo, por el Espíritu de la Verdad, que se nos ha dado como don de la Pascua.

Para eso, es preciso un amor auténtico, que se manifiesta en la observancia de los Mandamientos: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos..." Solo quien vive ese amor está apto para recibir el Espíritu Santo. El amor supera al miedo, a la separación y a la muerte...

- Jesús habla de “ MIS Mandamientos" . No se trata de los 10 Mandamientos, pues ya existían en el Antiguo Testamento... Poco antes, Jesús resumió toda la Ley y los Profetas en "Amar a Dios y al prójimo como Él nos amó".

Consecuencias de este amor vivido en los Mandamientos: Merece recibir el Espíritu Santo: “Él os dará el Espíritu de la Verdad, que el mundo no es capaz de recibir". - Es alguien amado por el Padre...: “ ese me ama y lo amará mi Padre..." - Se hace capaz de percibir la manifestación de Cristo: “Lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él..." - Sobre todo, se convierte en MORADA DE DIOS: "Vendremos a él y haremos morada en él..."

La Comunidad cristiana será entonces la presencia de Dios en el mundo: Ella y cada miembro de ella se convertirán en Morada de Dios, el espacio donde Dios viene al encuentro de los hombres. En la Comunidad de los discípulos y a través de ella, se realiza la acción salvadora de Dios en el mundo.

Ese "camino" propuesto por Jesús a muchos les parece un camino de fracaso, que no conduce ni a la riqueza, ni al poder, ni al éxito social, ni al bienestar material. Parece no dar sabor a la vida de los hombres de nuestro tiempo. Sin embargo, Jesús asegura que es en esta identificación con Cristo y en ese "camino" del amor y de la entrega, donde se encuentra la felicidad plena y la vida definitiva. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida

Jesús promete a los discípulos el envío de un "defensor", de un "intercesor", que vendrá para animar a la comunidad cristiana y conducirla a lo largo de su historia. La Comunidad cristiana, identificada con Jesús y con el Padre, animada por el Espíritu, es el "Templo de Dios", el lugar donde Dios habita en medio de los hombres. A través de ella, el Dios libertador continúa realizando su plan de salvación

P. Antonio Geraldo Dalla Costa CS ¡Procuremos vivir intensamente esta presencia de Cristo, en medio de nosotros, ahora en la Eucaristía y después en el amor viviendo con los hermanos! ¡El Espíritu Santo no puede continuar siendo el "ilustre desconocido"! P. Antonio Geraldo Dalla Costa CS - 21.05.2017

Nelso Geraldo Ferronatto MI DOMINGO con la Palabra de Dios Meditada por: Pe. Antônio Geraldo Dalla Costa CS Ilustración: Nelso Geraldo Ferronatto Traducción: P. José Luis Uranga, CMF. Música: Não fiqueis tristes L e M: José Pedro Martins Hinário CNBB Paulinas COMEP http://www.buscandonovasaguas.com