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La Iglesia tiene la misión y tarea de actualizar eficazmente el misterio de Cristo en todos los tiempos hasta su segunda venida. El medio e instrumento.

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Presentación del tema: "La Iglesia tiene la misión y tarea de actualizar eficazmente el misterio de Cristo en todos los tiempos hasta su segunda venida. El medio e instrumento."— Transcripción de la presentación:

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3 La Iglesia tiene la misión y tarea de actualizar eficazmente el misterio de Cristo en todos los tiempos hasta su segunda venida. El medio e instrumento del amor salvador de Dios es la predicación de la palabra y el ministerio de los sacramentos. Los sacramentos son signos del amor de Dios, que con su omnipotencia nos lleva hacia sí según nuestro modo de ser.

4 Así lo proclamó el Concilio de Trento, aunque no sean necesarios todos para cada uno. Los obispos y teólogos se reunieron en Trento, en el año 1545, sobre todo con ocasión de estudiar la doctrina herética de Lutero, Calvino y otros, que afirmaban que bastaba la fe, creer en Jesús, y no eran necesarios los sacramentos. Los sacramentos son necesarios para salvarnos.

5 No todos los sacramentos son necesarios para cada persona, pero como Cristo vinculó a ellos la comunicación de la gracia, y por tanto la consecución de la vida eterna, todos los hombres tienen necesidad de algunos de ellos para salvarse. La recepción efectiva o real de estos sacramentos puede sustituirse, en algunos casos, por el deseo de recibir el sacramento.

6 Dios puede dar la gracia de muchos modos. Dios puede comunicarla sin los sacramentos, de manera puramente espiritual. Sin embargo, considerando la naturaleza a la vez material y espiritual del ser humano, tal institución era muy conveniente: así se nos hace participar de lo invisible a través de lo visible.

7 De nuestra parte corresponde que al recibir, y también al administrar, los sacramentos, comprendamos y correspondamos al amor de Dios presente en cada uno de los sacramentos. Y que sea un motivo para adorar la inmensa bondad de Dios, por medio del sacramento.

8 Cuando decimos que los sacramentos son “signos de fe”, se está acentuando la función de signo. No son propiamente una predicación, aunque sirvan para predicar la fe. Son sobre todo expresión y realidad de la acción salvadora de Jesucristo presente en ellos.

9 Por ejemplo, cuando se habla del nacimiento por el agua y por el Espíritu, que se perdonan los pecados al que se sumerge en el agua, cuando se asegura que la vida eterna es causada por el comer la carne y sangre de Cristo. De esto se ampliará al tratar cada sacramento. De esta relación entre sacramento y salvación se habla varias veces en la Escritura.

10 Si Jesús está presente en los sacramentos, aquel que los recibe debe ir configurando en sí la semejanza con Cristo. A esto tiende el sacramento: a que el que lo reciba vaya asemejándose a Cristo. Pero cada sacramento va realizando esta semejanza con Cristo de modo diferente. Aunque no se puede determinar concretamente, algo podemos ver a grandes rasgos.

11 Por ejemplo: en cuanto al bautismo, el sumergirse en el agua, aunque la sumersión sea casi un símbolo, simboliza el morir y resucitar con Cristo. Esto porque partimos de una existencia mortal sometida al pecado para entrar en la vida gloriosa de Dios. Así podríamos ver en todos los demás sacramentos, que a su tiempo se hará.

12 Esta semejanza con Cristo está testificada en la Escritura. Por ejemplo, en la carta a los romanos: “Dios destina a aquel a quien antes ha reconocido hacerse semejante a la imagen de su Hijo”. Y que “los bautizados se revisten de Cristo como de una vestidura…” Los santos padres ya hablaban de todo esto especialmente refiriéndose al bautismo.

13 Esta frase ha tenido diferentes valoraciones a través de la historia. La Sda. Escritura habla de un sumergirse en la muerte de Cristo, que no es sólo para imitación sino que es actualización. Los sacramentos no son sólo una memoria de un hecho pasado, sino actualización de la muerte de Cristo ya glorificado. Los santos padres ya decían que los sacramentos hacen participar en la muerte y resurrección de Cristo.

14 La actualización de la muerte de Cristo por los sacramentos no es sólo de la muerte sino juntamente con toda su obra salvífica. Mediante esta actualización, la obra salvadora de Cristo se hace accesible al hombre de modo que puede participar de ella y recibir y estar en la vida de Jesús.

15 Este revivir la vida y muerte de Cristo en los sacramentos alguno lo compara con lo que sucede con el nacimiento de Cristo por Navidad; no sólo lo recordamos sino que lo revivimos. Pero no es lo mismo. Por los sacramentos sabemos que se realiza vivamente la vida de Jesús entre nosotros.

16 Dice san Pablo en la carta a los romanos: “Cuantos hemos sido bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados para participar en su muerte, para que, como Cristo resucitó de entre los muertos para la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva”. Es decir, hemos sido bautizados para imitar en nosotros la muerte y resurrección del Señor y para que por esta memoria se afiance en nosotros la fe en lo que ha de venir.

17 Y respecto a la comunión nos dice también san Pablo: “Cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz anunciáis la muerte del Señor hasta que Él venga”. Y de las palabras de Jesús en la institución de la Eucaristía se deduce que tanto la misa como la comunión se hacen en memoria de la muerte y resurrección de Cristo. En el bautismo y en la eucaristía aparece con más claridad. En los otros por relación. Pero lo veremos a su tiempo.

18 Cuando san Pablo dice: anunciáis la muerte y resurrección de Cristo “hasta que venga” nos habla de la venida final el día del juicio. Entonces ya no habrá más sacramentos en la fe sino que la verdad misma celebrada en el sacramento de forma oculta se abrirá a la luz y se convertirá en gozo manifiesto y público.

19 Automático Cada vez que bebemos de este vino, cada vez que comemos de este pan,

20 anunciamos la muerte de Cristo,

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22 La noche en que lo iban a entregar

23 y, después de dar gracias, lo partió y se lo dio

24 y les dijo: Tomad y comed todos,

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26 Cada vez que bebemos de este vino, cada vez que comemos de este pan,

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28 Hacer CLICK

29 Aunque hay sacramentos que los recibimos en forma individual, son actos de la comunidad eclesial, del pueblo de Dios. Son portadores de salvación para quien lo recibe, pero dentro de la totalidad de la Iglesia. Ya decía san Agustín que es la totalidad de la Iglesia quien administra los sacramentos.

30 Por eso los sacramentos están organizados de forma jerárquica. No puede recibirlo cada uno a su modo particular. Aunque lo reciba uno de forma solitaria, lo está haciendo formando parte de una comunidad. Por ejemplo, cuando recibe el perdón, lo recibe rodeado y abrazado por el amor de todos. Y así en los demás sacramentos.

31 En la práctica el ideal es que cada vez más se note hasta de una manera externa este abrazo de la comunidad parroquial o local en la recepción de varios sacramentos. Realizados así los sacramentos, contribuyen a fundar la Iglesia como una realidad visible y pública y no sólo individuos aislados cristianos.

32 El sentir la presencia de Jesús como cabeza del Cuerpo Místico, ayudará a que los sacramentos sean formadores de comunidad-Iglesia. Podemos decir que los sacramentos bien recibidos van formando una verdadera comunidad. Pero también decimos que una comunidad mejor formada ayuda a recibir los sacramentos de forma más adecuada.

33 Por eso qué hermoso es cuando, al recibir un sacramento podamos decir al hermano. “No vayas triste en soledad”. Porque todos formamos parte de una Iglesia o mejor: Todos somos Iglesia:

34 Iglesia soy, y tu también, en el bautismo renacimos a una vida singular, Automático

35 y al confirmar, hoy nuestra fe, lo proclamamos compartiendo el mismo pan.

36 No vayas triste en soledad, ven con nosotros y verás a los hermanos caminando en el amor.

37 Ven con nosotros y serás en la familia un hijo mas:

38 Hacer CLICK

39 Quien recibe dignamente algún sacramento deja que Dios sea su Señor, a quien se le da el honor debido. El sacramento es como la principal adoración a Dios. También los sacramentos son como la fuerza que va formando a la Iglesia. Y nos va uniendo a esta comuni- dad de la Iglesia que es el Cuerpo Místico de Cristo.

40 Los sacramentos, aunque sean realizados por personas particulares, son acciones de toda la Iglesia. Cristo está presente como cabeza del Cuerpo Místico y, como liturgia pública, deben ser organizados por la Iglesia, quien actúa en Cristo y por Cristo. Toda la Iglesia alaba al Señor participando de modo especial quien recibe el sacramento.

41 Así, por ejemplo, cuando uno está arrepintiéndose de los pecados no está solo sino unido a la Iglesia. No sólo al dar sino al recibir.

42 La última idea en este capítulo es que, recordando lo que dijimos que el sacramento no es sólo un acto particular sino social de la comunidad, cuanto mejor se prepare la comunidad, mayor gracia tendremos en nuestro propio sacramento.

43 La gran diferencia es que éstos han sido instituidos por la Iglesia, no por el mismo Jesucristo. Son diversas bendiciones especiales, consagración de templos, diversos actos devocionales, como rosarios, via crucis, los ramos en su domingo, la imposición de la ceniza, etc. Hay otras cosas que se parecen a los sacramentos, pero no son sacramentos. Se llaman sacramentales.

44 Hay otra diferencia esencial: que los sacramentos dan la gracia por ellos mismos, mientras que los sacramentales no. Éstos lo que hacen es excitar al fervor y al contacto con Dios. Por lo tanto no depende tanto de la obra como tal sino del esfuerzo que cada uno ponga. Los objetos bendecidos no son objetos mágicos para tenerlos o usarlos, sino depende de la fe que cada uno ponga al unirse mejor con Dios.

45 Estos sacramentales, como el tener objetos bendecidos, no deben servirnos para apartarnos de la comunidad, sino que las gracias e indulgencias a veces concedidas son producto de la oración comunitaria y deben servir para que Cristo reine mejor sobre toda la Iglesia. Y deben servir para apartar las asechanzas del enemigo para cada uno y para la comunidad.

46 porque además de la adhesión a Cristo, suelen tener un simbolismo especial en cada caso. Uno de los simbolis- mos principales es que, si Dios es nuestro Padre, su casa es casa nuestra. Somos familia de Dios y Jesucristo es nuestro hermano, que habita especialmente en el templo. Entre los sacramentales tienen gran importancia las consagraciones de templos para el culto,

47 La luz bendecida, por ejemplo el sábado santo, es un signo de Cristo, que es la luz del mundo y portador de calor y claridad. Un simbolismo muy profundo es el triunfo de la luz pascual sobre las tinieblas. La Iglesia nos presenta los sacramentales no sólo para que sean símbolos sino también vivencia entre nosotros.

48 Todos los sacramentales sirven para unirnos más a Cristo. Al fin, es Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, quien nos da todo don y gracia. Lo hace con infinito amor por medio de los sacramentos y, si estamos bien dispuestos, también por medio de los sacramentales. La ceniza bendecida nos lleva a Cristo a través de la penitencia.

49 ¿Quién me da la vida si no eres Tú, Espíritu de Dios? ¿quién me llena de esperanza? Automático

50 ¿quién guía mis pasos? ¿quién alivia en el cansancio? ¿quién impulsa el corazón si no eres Tú?.

51 Eres la brisa suave y la fuerza del mar,

52 quien dentro de mí mismo me hace clamar, me hace gritar.

53 Espíritu de Dios, consuelo y amor, susurro y fortaleza, luz y certeza,

54 recuérdame el amor de mi Creador a su criatura pequeña.

55 Autor de todo bien, bondad y calma, huésped del alma,

56 enséñame a vivir esperando de ti todo don y toda gracia.

57 Que María nos enseñe a esperar el don de Dios. AMÉN


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