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Dimensión ética del trabajo

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Presentación del tema: "Dimensión ética del trabajo"— Transcripción de la presentación:

1 Dimensión ética del trabajo
Artículo: “Ser y hacer” de Juan Manuel Silva Camarena en la Revista Surgir, verano de 2000

2 Trabajo, libertad y ética
Trabajar es necesario. Pero podemos decidir cómo hacerlo: podemos hacerlo bien o podemos hacerlo mal. Hay, por ello, un vínculo con la dimensión ética de nuestra vida: Trabajar nos hace bien o nos hace mal, moralmente hablando. Se une, así, nuestro propio quehacer concreto, físico con algo que va más allá de lo físico, es decir: lo moral.

3 Concepción común sobre el trabajo
Para la mayoría trabajar es ganar dinero. Aunque se puede tener dinero sin trabajar y también trabajar sin conseguir dinero.

4 Trabajar y subsistir Se trabaja ciertamente para poder vivir, pero en el ámbito de la vida humana (que es de mayor complejidad que el de la vida biológica), vivir implica algo más que satisfacer las necesidades de la alimentación o la nutrición.

5 Trabajar y ganarse la vida
En efecto, la necesidad de comer no es suficiente para explicar el trabajo. Los animales, mientras están vivos, comen. Sin embargo, los animales no trabajan. ¿La actividad propia de los animales tiene como finalidad “ganarse la vida”? En realidad, ellos se la ganan sin trabajar, porque ya la tienen ganada. Sobrevivir no es “ganarse la vida” Por el contrario, las personas, tenemos que ganamos la vida verdaderamente.

6 La vida como donación La vida es una donación con la que ya contamos (donación cuya explicación es un problema aparte). Por lo tanto, lo que tenemos que ganar con nuestro trabajo es otra cosa, no la vida misma.

7 Las cosas son lo que son No sólo necesitamos comida para vivir: necesitamos que tenga sentido la vida. ¿Para qué vivimos? Esta, sin exageración, es la pregunta fundamental. Estar aquí en el mundo representa tener la oportunidad de ser. Somos el único ente cuya forma de ser no es necesaria.

8 El hombre es lo que quiere ser
El ser humano, puede ser lo que quiera porque su ser no está ontológicamente ya diseñado desde el principio hasta el fin. ¿ Por qué razón? Porque su ser no está previamente definido, su ser depende de quién es, de quién quiere ser, de cómo vive su vida. El ser depende del ethos

9 Es decir: El ser del hombre depende de su modo de ser. Y su modo de ser tiene que ver con lo que hace: tiene que ver con su trabajo. Y tiene que ver, también, con la manera en como lo hace, pues en el modo de hacer lo que hace, se o hace a él mismo.

10 El mito del andrógino en Platón: menesterosidad del ser del hombre
El ser del hombre es por definición: Incompleto Insuficiente Indefinido Necesitado

11 Es decir: Siempre hay que hacer algo para remediar la menesterosidad (insuficiencia, necesidad) de nuestro ser. No es suficiente con tener cosas, es preciso tener un quehacer, un trabajo, para merecer (para lograr) el ser. Hay que hacer algo, para poder ser lo que somos.

12 Podemos afirmar: Es necesario hacer algo (trabajar), porque se trata de un "círculo" irrompible: el trabajo nos hace.

13 El hombre es lo que hace El hombre no es una cosa en sí misma, por decirlo así, sino el producto de su propio quehacer: el hombre es su obra. El hombre (artífice de la cultura) es lo que hace. La historia investiga quiénes eran los que vivieron en el pasado, indagando qué hicieron, cómo lo hicieron. Nosotros averiguamos cotidianamente quién es el otro, nuestro semejante, advirtiendo lo que hace.

14 Un “dicho” “Trabaja joven, sin cesar trabaja, que la frente honrada que en sudor se moja, jamás frente a otra frente se sonroja". Qué significan: es grave ser alguien “sin oficio ni beneficio”, porque esto quiere decir convertirse en un "un don nadie". O sea: “ser nadie”.

15 Esto es lo que tenemos que advertir: Van juntas las dos ideas: la de ser y la del hacer. (Como van juntas las del no-hacer con el no-ser). Es preciso ser alguien. Pues bien: el trabajo es nuestro único recurso para salvarnos de esa forma de inexistencia.

16 Trabajar no debería ser "hacer" algo como mera "reacción" a la necesidad.
El ser humano es el único ser vivo que decide qué hacer frente a lo que pasa. Cualquier otra "acción" sin intervención de eso que llamamos libertad no es propiamente acción, sino reacción (como la que los animales realizan frente a los estímulos, como los movimientos de los átomos o las moléculas).

17 El ser de las cosas y el ser del hombre
El ser, en el hombre, siempre es algo por conseguir, algo que se logra, que se puede obtener, que se renueva y se transforma. El ser de las cosas lo tienen siempre ya acabado, ya diseñado, ya logrado. No tienen nada que hacer para ser. Lo que nosotros los seres humanos tenemos que hacer para ser, se llama trabajo, y abarca quehaceres y empleos varios pero sobre todo implica una forma de ser, una forma de vivir haciendo algo.

18 Es decir: El hombre puede inventar formas de ser lo que es, transformar su ser: ser más, ser menos; puede ser “poco hombre”, puede ser “un gran hombre”. Y tanto el incremento como la disminución están en relación con nuestro quehacer y con el modo como lo hacemos. La tarea nuestra está bien definida: ¡Conseguir el ser! De eso se trata cuando emprendemos las acciones del trabajo.

19 Trabajar es hacer-se, construir el propio ser.
El empleo busca dinero, el trabajo busca el ser.

20 Trabajo y vocación Hoy parece que el trabajo ya no tiene nada que ver con lo que uno mismo se exige vocacionalmente: con un proyecto de vida para que valga la pena vivir. Hoy no se trabaja para ser, sino que se vive sólo para ocuparse entendiendo por ello sólo la producción de objetos útiles, esos que pueden adquirir el carácter de mercancías.

21 Trabajo y vocación La vocación, el llamado (interior y exterior a la vez) a ser de una forma y no de otra, puede desvanecerse frente a las exigencias de la vida moderna que nos obliga a obtener sólo profesiones (con licencia universitaria o sin ella, con méritos o sin ellos). Pero una vocación es una forma de ser; una profesión es sólo el dominio o la posesión de un saber, que la "sociedad" anónima (pero poderosísima), exige a cada uno de nosotros para que pueda hacer cosas útiles que satisfagan lo que necesitamos naturalmente o lo que nos ha impuesto la publicidad y la mercadotecnia.

22 El trabajo y su dimensión comunitaria
El trabajo, al implicar un profundo compromiso con mi propio ser, me instala espontáneamente en un compromiso ineludible con mis semejantes: importa, pues lo que hago y el destinatario de lo que hago (que recibe los daños o los beneficios de mi quehacer). El político sin ethos, el médico sin ethos, el maestro sin ethos, el ingeniero sin ethos tienen empleo, es cierto, pero no trabajan.

23 Dinero y trabajo El dinero no debe concebirse como enemigo del trabajo auténtico. Se debe ganar buen dinero, siempre y cuando se hagan bien las cosas. De un modo paradójico, sólo se hacen bien las tareas del trabajo cuando no se hacen por el dinero que con él se obtiene. Las cosas se hacen bien por una necesidad de carácter ético.

24 Hacer bien lo que se hace es, ante todo, un compromiso moral con nosotros mismos, con nuestro quehacer, con nuestro gremio, con nuestros semejantes, antes que un medio astuto para obtener más ganancias de las que uno justamente merece por lo que hace. El dinero, que tanta falta hace para la vida, a veces (paradójicamente) es lo que más la echa a perder, arrebatándole su sentido.

25 Si precisamente por hacer mal las cosas
Cobrando un poco más de lo justo, porque el cliente no lo nota o porque el mercado o las autoridades lo permiten. Haciendo lo que se hace de modo que no dure lo que debe durar, que no sirva como debe servir, que la cosa pronto tenga que ser sustituida por un producto nuevo para conservar permanentemente la posibilidad de las ventas, de la obtención de ganancias…

26 Entonces, seguramente:
tenemos que decir que el llamado "problema económico" de nuestras crisis actuales, individuales o colectivas, se revela como un problema de carácter ético, no de naturaleza económica.

27 Conclusiones: Es preciso decidir si vivimos todavía en un mundo en el que se puede decidir tanto hacer bien las cosas como hacerlas mal, o existimos en uno en el que no se puede actuar de otro modo: hay que decidir si todavía podemos decidir la maldad (robar, engañar, traicionar, chapucear, defraudar, utilizar, manipular...), o ahora todo esto es necesario ("por la dura necesidad"), para poder subsistir.

28 Es preciso darnos cuenta si todavía estamos en condiciones de optar por una vida que valga la pena vivir, si aún es tiempo de trabajar genuinamente, con el amor por el trabajo (lo cual no quiere decir que con eso van a desaparecer espontáneamente nuestras tristezas y nuestras melancolías que son parte del costo de la vida).


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