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MINISTERIO SACERDOTAL Y VIDA HUMANA
Consideraciones Básicas
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Constataciones que nos Desafían
Con frecuencia se nota , en nuestras Iglesias, una escasa atención a las virtudes humanas entre quienes ejercen el ministerio sacerdotal: maduración psicoafectiva, celotipias clericales, etc. Pudiera hasta parecer, que la vida ministerial sirve de pantalla, para no mezclarse con valores determinantes en la red de relaciones que son esenciales a la persona humana hasta hacer de su vida una obra de arte.
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Olvido de la bondad de la Creación
No se reconoce la bondad de la creación y su asunción en Cristo Probablemente heredamos una visión que contrapone la vida cristiana a la vida humana Se impide captar la humanidad, la existencia concreta, como algo que asume la experiencia cristiana y presbiteral
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No perder el valor de la encarnación
Como si Cristo hubiese venido al mundo directamente a la vida pública y a la pasión, y no a vivir como hombre, el Adán querido por Dios Cristo vino al mundo para vivir una vida humana plena
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Equívoco planteamiento de la teología del ministerio
Demasiado preocupados por señalar la diferencia con los fieles y excesivamente empeñados en exhibir una identidad propia, se estimula la conservación de identidades débiles que tienden a apoyarse en el rol para dar estabilidad a los propios comportamientos y vencer la inseguridad.
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Falso sentido de lo espiritual y de la personalidad presbiteral
La función sacerdotal pasa a ser un elemento detrás del cual nos escondemos para ocultar las propias fragilidades, y una confirmación del olvido de lo humano, convertido en puro medio del ejercicio ministerial.
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Fieles a la gran tradición espiritual católica
No existe neta separación, y menos contraposición, entre madurez cristiana y madurez humana Madurez espiritual implica y asume la madurez humana y viceversa La actual crisis del presbítero hay que situarla en esta relación entre ministerio y vida humana, entre divorcio de espiritualidad y humanización, y no tanto en la teología del ministerio
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Firme y enérgica convicción
La humanidad de Jesús, no es ni aparente ni superpuesta a su misión, es una humanidad real En esta humanidad se nos ha manifestado el Dios invisible (Cfr Col 1,15); es ese el lugar en que el Hijo nos ha narrado al Padre (Jn 1,18)
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Jesús, el Hijo del Hombre
Al permitir a Jesús hablar por sí mismo dentro del contexto de su época, lo que aparece es un hombre de extraordinaria independencia y seguridad, de inmenso valor y de una autenticidad sin precedentes; un hombre cuya profundidad resiste toda explicación. Privar a este hombre de su humanidad, es privarle de su grandeza.
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Cuidadosa atención “Cuiden de ustedes mismos” (Hech 20, 28)
“Cuídate a ti mismo” (1Tim 4,16) “¿Ejerces la cura de almas? No descuides por ello el cuidado de ti mismo… debes tener en cuenta el recuerdo de las almas, pero no te olvides de ti mismo” (San Carlos Borromeo)
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Atención a la Vida Cotidiana
Acumulación de actividades y compromisos Dispersión y disipación Abandono de la ascesis Poco acompañados y carencia de espacios de acompañamiento Descuido del cultivo de la vida intelectual: leer, meditar, reflexionar
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Pero, especialmente, atención a la calidad de vida humana
Necesidades primarias: La casa: no puede ser inhóspita La alimentación: es cultura El aspecto personal: sencillez y dignidad Otras necesidades Compañía y afecto fraternos Intereses personales: intelectuales, artísticos, musicales, el mundo de la cultura Conclusión: La vida cristiana es philokalía, búsqueda y contemplación de la belleza
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Cuidar y cultivar la calidad de las relaciones humanas
Entre presbíteros y con el Obispo Con los laicos La familia La mujer Los afectos: maduración psicosexual
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Cansancio y Estrés Descanso gratificante Aprender a descansar
Ejercicio físico Hacer algo con las propias manos Manejo de estrés
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Cuidado desde: Pastoral Vocacional, Formación de Inicio, Formación Permanente
Considerarlo como un todo Profesionalizar esta atención Dar importancia a las ciencias humanas en este campo y los recursos Centrar esta dimensión -humana- desde nuestro único modelo: Jesucristo
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Crecer espiritualmente y pastoralmente, es crecer como personas
Entender la formación, de inicio y permanente, como crecimiento desde la vida humana asumida por el Espíritu Auto-cuidado del que es el primer agente de la formación permanente Tomarnos en serio, como hermanos La Iglesia Particular, espacio y clima de educación continua de la persona
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Confianza en la persona
Hoy no se confía tanto en el rol, sino en la persona Se busca al presbítero por su talla humana y espiritual
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El escandaloso realismo de la Encarnación
“La Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros” (Jn 1,14) “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos, es lo que les anunciamos: la palabra de vida” (1Jn 1,1) “Si por un hombre vino la muerte, por un hombre viene la resurrección de los muertos” (1Co 15,21)
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