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Reflexión del día El deber de un ministro es mantener la esperanza en alto, para inculcarla en la congregación que dirige. Si mantenemos la actitud debida,

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1 Reflexión del día El deber de un ministro es mantener la esperanza en alto, para inculcarla en la congregación que dirige. Si mantenemos la actitud debida, tendremos esperanza para dar. -Hno. Fredy Monterroza.

2 CAPÍTULO 7 Este capítulo ha sido producto de mucha controversia. Algunos creen que el apóstol se refiere a cuando era Saulo, el judío fariseo observador de la ley, pero sin conocimiento del evangelio, sino al contrario, enemigo de los seguidores de Cristo. Se cree que describe las condiciones espirituales que se relacionan con la ley:

3 El hombre espiritual y la ley (7
El hombre espiritual y la ley (7.1-6), o sea, un hombre sujeto a la ley como lo debe estar la esposa a su esposo, a la cual sólo la muerte de éste le puede librar de tal sujeción, de la misma manera únicamente la muerte podía liberar al hombre de la sujeción a le ley (7.4-6). Pero tenía que ser una muerte violenta, como la de Jesús en el Calvario, muerte que ha liberado al cristiano de la ley. Veamos el siguiente proceso:

4 1- En el Antiguo Testamento, Cristo estaba unido con Israel, la esposa infiel, como el caso de Oseas. 2- En el Nuevo Testamento, los pecadores están unidos por el poder del pecado y las cadenas de la ley.

5 3- Luego, Cristo viene a la tierra en un cuerpo humano, Jesús, y muere en la cruz, muerte que libera de la relación del Antiguo Testamento con el Israel pecador, y al mismo tiempo el creyente también muerte, quedando, por esa muerte, libre da la ley y del pecado. 4- RELACIÓN que quedará totalmente consumado en las Bodas del Cordero (Apoc ).

6 1. ¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley),
El apóstol habla ahora directamente con los judíos, los conocedores de la ley. que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Para el que ha muerto no hay ley que valga

7 2. Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. El ejemplo que Pablo utiliza es familiar. Todos sabemos que cuando el marido muere la mujer vuelve a su estado civil de soltería.

8 3. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera;
Por lógica cada uno de los cónyuges está obligado al otro. pero si su marido muriere, es libre de esa ley, Queda roto el vínculo matrimonial. de tal manera que si uniere a otro marido, no será adúltera. Porque habiendo quedado soltera tiene derecho de casarse con otro.

9 4. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley
Ya no están bajo la ley de Moisés mediante el cuerpo de Cristo, Cristo nos libertó de la ley para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Al llevar fruto espiritual para Dios, quedamos libres de la ley.

10 5. Porque mientras estábamos en la carne,
Aunque conocían la ley y eran religiosos no conocían a Cristo. las pasiones pecaminosas que eran por la ley Apetitos carnales que producen el pecado.

11 obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte.
Usaban todo nuestro organismo. llevando fruto para muerte. No sólo físico sino espiritual o eterna. 6. Pero ahora estamos libres de la ley, Los que hemos creído en Jesucristo fuimos librados del yugo de la ley.

12 por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos,
Porque Cristo es el fin de la ley para salvación y justificación al que cree en su nombre. de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. Cumplimos la ley pero no mediante un régimen de terror, sino de amor.

13 Algunos creen, tal como apuntamos en el encabezado de este capítulo, que en los versículos del 7 al 13, Pablo describe su vida antes de conocer a Cristo. Otros no piensan de la misma manera aduciendo que: 1- La ley fue usada por el pecado para matar a Pablo (7.9-11).

14 Lo cual puede ser una referencia a su Bar Mitzvah (un rito que era llevado a cabo por los muchachos judíos cuando contaban con 13 años, o sea, cuando tomaban la responsabilidad solemne de la ley. Su inocencia concluía (Gn ) en la adolescencia, por lo que de ahí en adelante eran responsables por sus actos ante el Señor.

15 7. ¿Qué diremos, pues. ¿La ley es pecado. En ninguna manera
7. ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley, porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás. Significa que la ley revelaba la naturaleza pecaminosa del apóstol, es decir, que el pecado hacía uso de la ley como base de operaciones en su lucha contra Pablo.

16 8. Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento,
Que vedaba todo exceso ilícito produjo en mí toda codicia; Fuerte deseo de hacer lo contrario a la justicia porque sin la ley el pecado está muerto. Esto sucedía cuando Pablo aun no conocía al Señor.

17 9. Y yo sin la ley vivía en un tiempo;
O sea que vivía en ignorancia, sin embargo, se creía un hombre justo pero venido el mandamiento, Que prohibía todo hecho ilícito. el pecado revivió El pecado se reveló, por la ley, como que resucitara de la muerte. y yo morí. Me sentí hombre muerto al conocer la ley y no poder guardarla.

18 10. Y hallé Al violarlo que el mismo mandamiento La ley, generalmente hablando. que era para vida, a mí me resultó para muerte; Porque como deber representaba el castigo, sin dar fuerza para resistir el pecado o para someter las pasiones desordenadas.

19 11. porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento,
imponiendo muerte al trasgresor me engaño, y por el me mató. Primero me hizo vivir en la miseria para después aniquilarme.

20 12. De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. La ley es santa porque Dios la dio (7.14). Es justa porque condena al pecador. Es buena, porque hace ver al pecador la necesidad de recurrir a Jesucristo (Gá. 3.24). 13. ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, Cuando le llegó se reveló en su verdadera luz.

21 14. Porque sabemos que la ley es espiritual;
produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso. 14. Porque sabemos que la ley es espiritual; No tanto solo un sistema de ritos y ceremonias tradicionales, sino que alcanza los secretos, propósitos, disposiciones y deseos de lo más profundo del ser humano, reprendiendo y condenando sin misericordia

22 mas yo soy carnal, vendido al pecado.
Muestra Pablo con éstas palabras la insuficiencia de la ley frente al evangelio de amor. La ley muestra el pecado y la gracia del evangelio el perdón. 15. Porque lo que hago, no lo entiendo; Ha veces hago lo que no debe hacer un regenerado, un nacido de nuevo.

23 pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
Pablo indica con este argumento que hay cosas que hago, pero no son mías sino del amo anterior, por lo que debo rechazarlas. 16. Y si lo que no quiero, esto hago, No ignorando que lo que la ley condena es malo y por lo tanto no debo de hacerlo.

24 apruebo que la ley es buena.
Reconozco por lo tanto que la ley es bondadosa, porque me muestra lo que Dios no acepta. 17. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, No es mi conciencia ni mi razón, sino la tendencia al pecado

25 sino el pecado que mora en mí.
Lo que me ofusca y pervierte mi razón. Se refiere, Pablo, al pecado innato que muchas veces nos impide que Dios se nos revele en toda su plenitud. 18. Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. Aquí nos muestra la ineficacia de la ley, por la debilidad de la carne, lo que constituye el problema central.

26 19. Porque no hago el bien que quiero,
O sea, la voluntad de Dios. sino el mal que no quiero, eso hago. El alma humana está tan caída que le es imposible hacer el bien, sino hasta que recibe poder del cielo

27 20. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo,
Mi razón y mi conciencia lo condenan. sino el pecado que mora en mí. El pecado de la humanidad caída, es decir, el pecado de Adán heredado a todos los hombres.

28 21. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
Deseaba hacer lo bueno pero fallaba. La ley “el mal está en mí” o “ley del pecado” es la tercera de las 5 leyes bíblicas que encontramos en esta carta, las otras son: La ley de Moisés (3.19). La ley de la fe (3.2). La ley de la mente (7.16) y la ley del espíritu (8.2,4).

29 22. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
Pablo deseaba hacer lo bueno y evitar los malo. 23. pero veo otra ley en mis miembros, La voluntad es flaca, hasta que se encuentra con la gracia del evangelio de Cristo que se rebela contra la ley de mi mente, Aquí nos muestra la batalla que libra constantemente el alma contra los usurpadores malignos

30 y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
En las primeras de cambio parece que el pecado venciera, pero a partir del capítulo 8 veremos como al final vence el Espíritu de Vida de Cristo nuestro Señor. 24. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?

31 Tremendo grito de desesperación, lo que puede compararse con la costumbre de los romanos de castigar al asesino atándolo al cadáver de su víctima, para que la descomposición y el olor fétido matara al criminal. Al exclamar “¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”, el apóstol muestra cómo el hombre jamás podrá cambiar, ni limpiar, ni dominar y menos crucificar su carne, por sus propias fuerzas.

32 25. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro
25. Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado. Conclusión


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