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Ciclo C La Ascensión del Señor podríamos considerarlo como un hecho de la vida de Jesús; pero más bien podemos decir que es un sentido de la vida de.

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2 Ciclo C

3 La Ascensión del Señor podríamos considerarlo como un hecho de la vida de Jesús; pero más bien podemos decir que es un sentido de la vida de Jesús: su glorificación.

4 La Ascensión va unida a la Resurrección. Es su complemento. Resucitar es entrar en plena comunión con Dios Padre y el Espíritu Santo. Es estar ya en el cielo.

5 La Ascensión es una fiesta de esperanza, porque, si Jesús, que es nuestra “Cabeza”, entra en el cielo, esperamos que nosotros también iremos, si nos conservamos como miembros suyos.

6 Los evangelios lo dicen al final, como de pasada, como el comienzo de la predicación. O el paso para la venida del Espíritu Santo y el envío para predicar la buena nueva de Jesús.

7 San Lucas, en los Hechos de los Apóstoles, lo describe más ampliamente. Y esta es la primera lectura de la misa en los tres ciclos litúrgicos. Hch 1, 1-11

8 En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino de Dios. Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.» Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?» Jesús contestó: "No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo." Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: "Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse."

9 Él se fue, se marchó; Automático

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13 Se marchó Jesús, al Padre de nuevo volvió. Hacer CLICK

14 Durante 40 días, tiempo bíblico de preparación, fue presentándose Jesús a los apóstoles y dándoles instrucciones sobre el Reino. Se encariñarían los apóstoles más con Jesús. Por eso la Ascensión tiene una parte de tristeza.

15 Estos sentimientos los expresa hermosamente una poesía de Fray Luis de León, que se recita en el himno de vísperas de este día. Sus primeras palabras dicen así:

16 ¿Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo oscuro Automático

17 con soledad y llanto; y tu rompiendo el puro aire

18 te vas al inmortal seguro? Hacer CLICK

19 Pero esta ausencia de Jesús queda superada por la presencia. Él se va al Padre, pero queda entre nosotros. Jesús les había dicho a los apóstoles: “Sabed que estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.

20 Desde que Dios se hizo el Enmanuel, Dios con nosotros, se enamoró de la humanidad. Y ya Dios no puede estar sin el hombre ni el hombre sin Dios. Para ello infundió su Espíritu y permanece con su amor.

21 Él se fue, pero está aquí: Automático

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25 Y, al vivir con él, su pueblo aún vive el amor. Hacer CLICK

26 La Ascensión nos enseña a mirar más hacia arriba, hacia Dios. Así se quedaron los apóstoles, pensando que volverían a ver a Jesús.

27 Debemos mirar mucho hacia el cielo, pero con los pies en la tierra, ya que hay que ir construyendo el Reino de Dios. Esto les dijeron a los apóstoles dos ángeles que entonces se presentaron. Volverá el Señor. Nuestra fe nos dice que vuelve continua- mente.

28 La Ascensión de Jesús nos enseña que la vida con Dios es siempre ascensión, es vida creciente, es fuerza creativa que nos debe llenar de santas aspiraciones, es energía y dinamismo, es amor que se renueva siempre.

29 Jesucristo es Dios que bajó del cielo para volver a subir. Pero quiere subir con nosotros: “Llevó cautiva nuestra cautividad”. Si nos ama, es para amarnos siempre. Nos quiere tener consigo, quiere levantarnos.

30 Una de las palabras que más le gustaba decir a Jesús con alegría era la de: “levántate”. Así al paralítico, a quien le bajan por el tejado; o al hombre tirado por el camino; o a la mujer encorvada.

31 “Levántate” también a la mujer que llora sus pecados, a la suegra de Pedro con fiebre en la cama, a la hija de Jairo, que estaba muerta.

32 Y Jesús viene a decir “levántate” cuando libra a un ser humano de la postración y humillación, cuando sana a un leproso o endemoniado, cuando le da la mano a san Pedro que se hunde en medio de sus dudas. Siempre ayudando a caminar hacia arriba.

33 También hoy nos dice a nosotros: Levántate: de la vida materialista, de la apatía, y el egoísmo. Y comienza a mirar más hacia arriba, donde nos espera Jesús, que es luz, es vida, es optimismo y es, sobre todo, amor.

34 Cuando los apóstoles volvieron, después de la despedida de Jesús y mirar un buen rato hacia arriba, al mirar a la tierra y sus afanes, seguro que lo verían ya un poco diferente: la naturaleza tendría otro color. Ahora lo veían con la esperanza de agradar a Jesús para volverle a ver glorificado.

35 San Pablo hoy, en la 2ª lectura de la misa, nos indica con hermosas palabras la esperanza que nos debe embargar, si amamos a Jesucristo, de poder estar un día con quien está “a la derecha de Dios Padre”.

36 Hermanos: Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

37 Son palabras de un hombre apasionado que se ha encontrado con Cristo y no quiere guardar sólo para sí tanta felicidad que ese descubrimiento le ha proporcionado.

38 Si Jesús está en el cielo es para orar por nosotros, para velar por nosotros, para que nosotros tengamos la energía de saberle buscar, encontrarle con nuestra vida y aspirar cada vez más a los dones de “arriba”.

39 Hay personas que cuando se dice que «hay que mirar al cielo» les parece un poco iluso o por lo menos abstracto. Es que hay muchas maneras de mirar realmente al cielo: es cuando uno es capaz de sonreír a una persona que me resulta antipática; o cuando uno se sacrifica por otro no cuando tenemos ganas, sino cuando el otro lo necesita.

40 Mirar al cielo, especialmente en este año de la misericordia, es cuando hacemos algo positivo para que puedan comer y beber aquellos que están hambrientos o sedientos porque han tenido que salir lejos de sus casas; o cuando uno no se aprovecha de la necesidad del otro.

41 Mirar hacia el cielo es cuando acogemos o al menos ayudamos para que se acoja a tantos desplazados por las injusticias y violencias humanas, aunque sepamos que no vamos a recibir nada positivo de ellos. Entonces vamos caminando hacia el cielo.

42 Mientras vamos en ascensión hacia el cielo, no vamos solos. Somos un pueblo que camina. Todos juntos vamos caminando: Lo que hagamos de bueno repercutirá en los demás; y también lo que hagamos de malo. Unámonos para el bien y Cristo Jesús caminará con nosotros.

43 Somos un pueblo que camina, Automático

44 y juntos caminando podremos alcanzar

45 otra ciudad que no se acaba,

46 sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

47 Sufren los hombres, mis hermanos, buscando entre las piedras la parte de su pan.

48 Sufren los hombres oprimidos, los hombres que no tienen ni paz ni libertad.

49 Sufren los hombres, mis hermanos, mas Tú vienes con ellos y en Ti alcanzarán

50 otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

51 Somos un pueblo que camina,

52 y juntos caminando podremos alcanzar

53 Otra ciudad que no se acaba, sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.

54 AMÉN


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