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El ministerio de edificar la vida fraterna Texto : Amedeo Cencini

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Presentación del tema: "El ministerio de edificar la vida fraterna Texto : Amedeo Cencini"— Transcripción de la presentación:

1 El ministerio de edificar la vida fraterna Texto : Amedeo Cencini
Hermanas de la Sagrada Familiade Urgel Provincia de Latinoamérica Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

2 La comunidad es un don hay que guardarlo como un tesoro
es el lugar donde nos hacemos hermanos necesita del esfuerzo de todas, este es nuestro servicio, nuestro ministerio y, por eso podemos ser constructoras, o simplemente, consumidoras de comunidad Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

3 El ministerio de edificación de la comunidad exige:
Dar gracias Bendecir Exhortar Construir La COMUNIDAD Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

4 Dar gracias a la comunidad porque:
Es el ”lugar privilegiado donde se experimentan los caminos que conducen a Dios” (VFC 20; cf 24,39,40) Por la fidelidad de tantas hermanas, por su testimonio. por todo lo que de ellas hemos recibido, Porque nos ha dado identidad, porque lo que somos hoy se lo debemos a ella, por el ámbito que nos proporciona día a día, para realizarnos en nuestra común vocación Porque es el lugar teológico donde nos llega el don de la santidad Porque es en ella donde aprendemos a vivir el carisma, la espiritualidad y la misión Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

5 La ingratitud estéril El ingrato es alguien sin memoria o con memoria selectiva, pobre, superficial y estrecha. “Cree que ha nacido de la nada” o que se ha hecho a sí mismo en su corazón guarda resentimiento y reproche hacia la gente y hacia la vida porque nadie ha sido suficientemente bueno con él, porque no lo han tratado como merecía Es la imagen perfecta del antitestimonio. Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

6 Otras consecuencias Al tomar la actitud de víctima o de sutil superioridad, el consagrado está sentando las bases de una violencia que tarde o temprano acabará por explotar. es la violencia de la ingratitud que se lamenta de lo pobre que es su comunidad, a la que juzga y condena sin piedad y que pone su ideal de comunidad por encima de las personas que la integran es la violencia del que está triste, e insatisfecho, enrareciendo con su malhumor el clima comunitario. es la violencia de quien es incapaz de valorar el don de unos hermanos con quienes caminar juntos en el pecado y en el dolor ¿Cómo va Dios a conceder lo grande a quien no sabe recibir con gratitud lo pequeño? Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

7 Bendecir la comunidad En el “Talmud” se recomienda que no se goce de los bienes de este mundo sin bendecirlos primero, como muestra de agradecimiento y reconocimiento de un bien que nos viene de Dios. Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

8 1. Querer bien Se bendice la comunidad si se la quiere.
Se trata de amar a la institución, de tener sentimiento de pertenencia a ella, de considerar la comunidad como la propia familia, se trata de querer no sólo a la comunidad en general, sino a los hermanos y hermanas que la componen sin excluir a nadie. No se edifica nada si no se ama. No se trata por cierto de un amor inmediato y espontáneo, humano, sino de un amor sobrenatural, auténtico, concreto, que es más fuerte que todo porque procede de Dios amor que vive en profunda comunidad en la diversidad de las personas trinitarias. Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

9 Querer bien (continuación)
El amor sobrenatural siempre es humano, mientras que no siempre el amor humano es sobrenatural. Amar al estilo de Dios, de Jesús, de Ana María es amar desinteresadamente Es ser capaces de alegrarnos con las alegrías y triunfos de los demás. Este es un ministerio sencillo y bastante poco practicado. Es más fácil dar el pésame que felicitar de corazón. Alegrarse con la alegría de los demás es un signo indiscutible de nuestra vida espiritual y de su calidad Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

10 2. Decir bien de nuestra fraternidad
Bendecir es decir bien, de nuestros hermanos tanto dentro como fuera. La palabra mal-diciente no edifica la comunidad, sino que la destruye. Es increíble la ligereza y el infantilismo con que algunos van a contar a sus amigos (?) o confidentes, ajenos a la comunidad, los problemas, los enfrentamientos, las penas, y las debilidades de su comunidad. El que dice mal de su comunidad, mal dice en realidad de sí mismo y no hace bien ni a quienes se lo cuenta, ni a sus hermanos. Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

11 3. Decir bien a Dios del hermano
Implica: asumir la mirada benediciente de Dios para con la comunidad, y decir bien a Dios de nuestra fraternidad, de todos y de cada uno. Consecuencia lógica: Orar constantemente por la comunidad. El que vive en comunidad jamás ora en solitario ¿Qué tal si utilizáramos el cántico de las criaturas (Dan 3,57-88) sustituyendo los nombres de la naturaleza por el de nuestros hermanos? Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

12 Exhortar a la comunidad
Es un auténtico ministerio, es animar, consolar, entusiasmar a seguir por la senda del seguimiento de Jesucristo. Es estimar y apreciar Es sostener y alentar Es ayudar y confortar En la fe Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

13 Construir la comunidad
La comunidad será como uno la haga Para lo cual es necesario: Tejer relaciones sin rendirse ante las dificultades que surjan. Para ello hay que armarse de mucha paciencia, humildad y constancia, para dar el primer paso y el segundo y el tercero... Es importante ser sabios con la sabiduría del Espíritu, para no ser entrometidos, ni obsesivos, para saber intervenir en el momento justo y adecuado sin molestar al otro. Servir a la comunidad supone sentirla como madre que nos ha engendrado a una vida nueva por el don del carisma, es un modo de sentirnos adultos y responsables ante los hermanos. Servir exige tener espíritu de siervo Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

14 Construir la comunidad (continuación)
Permanecer en la comunidad. Quizás convenga recordar lo que se le dice a los novios, “es fácil enamorarse lo difícil es permanecer en el amor”. Supone ser fieles a la comunidad en las buenas y en las malas. Es un signo de madurez permanecer en la comunidad, no sólo físicamente sino participando activamente en su vida. Ninguna presencia es indiferente ni neutra en los actos comunes. NO es lo mismo estar que no estar: en la oración, en la comida, en las reuniones comunitarias, en el recreo... Recordemos: la comunidad es un “lugar teológico” donde Dios me da su gracia y dónde se me revela. Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

15 Construir la comunidad (continuación)
Un consagrado no puede estar fuera de su comunidad, ni siquiera por razones apostólicas, porque sabe muy bien que trabaja en nombre de la comunidad y gracias a ella. El apostolado no es suyo, no le pertenece, no solamente porque anuncia una PALABRA que no es suya y un Reino que no es de este mundo, sino también porque la comunidad es la que ha recibido el mandato y es la titular de una acción apostólica específica. El consagrado recibe de ella el encargo de llevar a un sitio concreto o de una forma concreta esa misión única. Ha de obrar por tanto no apropiándose del trabajo ni de las personas, ni gestionándolo autónomamente y en función de sí mismo, como si fuese una pasarela donde muestra sus dotes. Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

16 Construir la comunidad (continuación)
Un consagrado consciente de su común vocación hace todo lo posible para que la concepción, la programación y la ejecución concreta de su trabajo lleve una impronta comunitaria. Por ello informa a la comunidad de tal modo que todos sienten como propia la misión de cada uno. Por lo mismo, aleja de sí todo espíritu competitivo y sobre todo los falsos “celos apostólicos”, que llevan a apropiarse de una actividad y gestionarla solo y hasta “secuestrar” ciertos ámbitos. Es claro que así no se edifica la comunidad Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

17 Construir la comunidad (continuación)
El apostolado que no se comparte y que se hace a título personal es un pequeño gran escándalo para la comunidad cristiana Otro elemento importante a recordar es que es necesario tener la convicción de que sólo gracias a la comunidad puedo hacer lo que hago. Permanecer en la comunidad significa también seguir en ella en los momentos difíciles. Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001

18 El testimonio de uno solo lleva su firma pero el testimonio de la comunidad lleva la firma de
CRISTO . Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre allí ESTOY YO EN MEDIO DE ELLOS Encuentro Hermanas de Colombia, Bello, junio 2001


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