Trabajo y economía Indicadores básicos

Indicadores por temas Trabajo Trabajo remunerado Mercado de trabajo

I. TRABAJO El avance en los estudios de género ha permitido visibilizar el trabajo doméstico y validarlo como categoría de análisis necesaria para una mejor comprensión del aporte que mujeres y hombres hacen con su trabajo al desarrollo de los países. El concepto de trabajo, desde la perspectiva teórica convencional, se limita al que realiza la producción mercantil, es decir, la que se vende en el mercado. No considera, por lo tanto, el trabajo que se realiza en los hogares para la reproducción cotidiana de sus miembros, y que por razones de género se asigna a las mujeres.

La visibilización del trabajo doméstico ha permitido acuñar el concepto “división social del trabajo por sexo”, considerado determinante básico de la desigualdad de oportunidades que tienen las personas de distinto sexo para acceder a los recursos materiales y sociales (propiedad del capital productivo, trabajo remunerado, educación y capacitación) así como para participar en la toma de decisiones estratégicas en el plano político, social y económico. Además, la asignación del trabajo por sexo tiene efectos en la construcción de la identidad de género, es decir, lo que socialmente se espera que sean las conductas, valores, expectativas de las personas según el sexo, las que a su vez son asumidas como pautas propias y naturales.

Indicador 1. Distribución por sexo del trabajo total (medido en número de personas) Trabajo total = número de personas mayores de 14 años, que están ocupadas y desocupadas (PEA), más las que realizan trabajo doméstico sin remuneración al interior de sus hogares como actividad principal.

Indicador 2. Tasa de actividad doméstica Tasa de actividad doméstica = número de mujeres (hombres) mayores de 14 años que en las encuestas declaran el trabajo doméstico como actividad principal, dividido por la población femenina (masculina) mayor de 14 años La escasa cantidad de hombres que declaran realizar trabajo doméstico no remunerado como actividad principal, sumado a los sesgos de género de los entrevistadores y codificadores de las encuestas que muchas veces consideran que la declaración de hombres constituye una inconsistencia, se refleja en las muy bajas tasas de actividad doméstica.

Indicador 3. El trabajo doméstico como obstáculo para participar en el mercado de trabajo La población inactiva entre 20 y 24 años declara en las encuestas dos razones principales para no buscar trabajo, una es por estudio y la otra realizar trabajo doméstico no remunerado. Esta última es la principal razón expresada por las mujeres urbanas y rurales de todos los países. En el caso de los hombres, la razón principal es el estudio.

Las encuestas del uso del tiempo son el instrumento adecuado para estudiar la distribución del trabajo por sexo. Se deberá promover la realización de ellas, asegurando una adecuada periodicidad.

II. Trabajo remunerado La responsabilidad social que se asigna a las mujeres en el trabajo doméstico constituye un importante obstáculo para que puedan participar en el trabajo remunerado con igualdad de oportunidades. El derecho al trabajo se ha consagrado como un derecho básico de carácter económico. Aunque la realización de este derecho está ligada a las condiciones económicas nacionales, las limitaciones para que las mujeres puedan gozar de él traspasa las restricciones que los problemas del desarrollo puedan imponer.

La incorporación masiva de la mujer al trabajo remunerado se considera como uno de los cambios más importantes que han registrado los países de la región. A pesar de ello, las tasas de participación en la actividad económica de las mujeres son siempre inferiores a la de los hombres, cualquiera sea la especificación elegida, edad, nivel de educación, condición de pobreza o cualquiera otra categoría utilizada. Otra manifestación de la desigualdad de oportunidades para acceder al trabajo remunerado se registra en las tasas de desocupación de las mujeres, las que sistemáticamente tienden a ser más elevadas que las correspondientes a los hombres.

Indicador 1. Aporte por sexo al empleo total (urbano – rural

Indicador 2. Brecha de género en la tasa de participación Indicador desagregado por grupos de edad, años de estudio, condición de pobreza

Mercado de trabajo El mercado de trabajo es segregado por sexo, ofrece empleos típicamente masculinos o femeninos. Las ocupaciones más dinámicas y de mayor jerarquía y por lo tanto mejor remuneradas no son fácilmente accesibles a las mujeres, aún cuando éstas presenten mayores niveles de educación.

Indicador 1. Segregación sexual del mercado de trabajo por rama de actividad (medida por la concentración de mujeres en cada rama de actividad económica)

Ocupadas urbanas en industria y servicios financieros, 1999

Ocupadas urbanas en transporte, construcción y electricidad, 1999 Ecuador

Indicador 2. Segregación sexual del mercado de trabajo por ocupaciones ( medida por la concentración de mujeres y hombres en cada ocupación).

Personal administrativo

Indicador 3. Índice de segregación sexual en el trabajo (Seleccionar el considerado más adecuado. Ejemplo en T. Gálvez “Aspectos económicos de la equidad de género”)

Indicador 4. Segregación sexual del mercado de trabajo por categoría ocupacional (medida por la concentración de mujeres y hombres en cada categoría: empleador, empleado, trabajador por cuenta propia, trabajador familiar no remunerado, trabajador doméstico)

Indicador 5. Incidencia de la informalidad

Indicador 6. Brecha de género en las remuneraciones del trabajo El indicador se puede calcular por rama de actividad económica, grupos de ocupación, categoría, nivel de educación

Indicador 7. Brecha de género en el ingreso per cápita por sexo (urbano 1999) Ingreso per cápita por sexo igual al total de remuneraciones del trabajo, rentas y transferencias percibidas por mujeres (hombres), dividido por la población total de mujeres (hombres)