Expresión musical Karen Melissa García Torres

Cuando vas a interpretar un instrumento tienes que: Leer las notas (visión). Hacer relaciones lógicas de lo que está escrito en la partitura donde colocas tus manos para tocar la nota requerida. Contar la relación tiempo y espacio. Llevar el ritmo, que las notas que estás tocando están afinadas, no muy fuerte, no demasiado suave. Medir matemáticamente que todo esté en orden con la parte racional. Agregar el componente emocional, lo que algunas personas le dicen el feeling.

Hay algunos estudios que dicen que cuando tocas un instrumento o cantas a nivel intermedio, va desde mejorar nuestra memoria hasta lidiar mejor con traumas emocionales. Incluso las personas que tocaron un instrumento por muchos años pueden mejorar su capacidad cognitiva, biológica, y neurológica además de proteger al cerebro de envejecer prematuramente. En adultos mayores, ayuda a lidiar con varios tipos de enfermedades propias del envejecimiento.

La música ayuda a la concentración cuando estudias, entrenas o hace llevaderas algunas actividades rutinarias, mantiene el oído fino y por lo tanto a procesar y aprender mejor idiomas. Ayuda a mantener sano el corazón, ya que las arterias y venas se dilatan, baja el ritmo cardiaco y la respiración se hace más profunda. En la tristeza, la música permite canalizar y procesar las emociones, ayuda a reflexionar y pensar. Personas recurren a la música como un refugio emocional, y un vehículo espiritual.

Las áreas del cerebro relacionadas con el movimiento se siguen activando con la música, se mueva físicamente o no. Esas están interconectadas también con las regiones del cerebro que activan las áreas de placer y recompensa que están en nuestra corteza orbitofrontal (justo atrás de los ojos). La música activa el movimiento del cuerpo y el movimiento activa el placer y el gozo. Mientras estás oyendo música, te estás moviendo, física y mentalmente. Este está ligado al sistema de recompensas y placer del cerebro y te hace sentir bien. Por eso gusta y da placer oír música y el movimiento (física o mentalmente) al ritmo o flujo de la música y el sonido.

Escuchar música es una de las experiencias más gratificantes para los seres humanos. La experiencia del placer se puede medir mediante la cantidad de dopamina que produce tu cerebro cuando se involucra en algo placentero. Salimpoor ha demostrado que la música es la única actividad donde no hay un estímulo físico que estimula la producción de dopamina.

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