H. Basilio Rueda Guzmán, Testimonios sobre la Fidelidad en la Circular del 8 de septiembre de 1984 Serie meditativa 03 cepam H. Basilio Rueda Guzmán, Testimonios sobre la Fidelidad en la Circular del 8 de septiembre de 1984 Serie meditativa 03 cepam

«Ingresé en el juniorado sin saber muy bien por qué ni para qué, incluso con el plan de estudiar para volver luego a la familia. Pero los caminos de Dios son misteriosos. Después de la primera charla del Hermano Director sobre la vida religiosa, presentada como llamamiento de Cristo, mi decisión estaba clara. En adelante, nada ni nadie me haría cambiar la idea de ser Hermano marista.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 102) «Ingresé en el juniorado sin saber muy bien por qué ni para qué, incluso con el plan de estudiar para volver luego a la familia. Pero los caminos de Dios son misteriosos. Después de la primera charla del Hermano Director sobre la vida religiosa, presentada como llamamiento de Cristo, mi decisión estaba clara. En adelante, nada ni nadie me haría cambiar la idea de ser Hermano marista.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 102)

«Siendo aún muy joven, me gustaba jugar a “dar clase”: era fácil adivinar cómo llevaba impreso el instinto de profesor. Solía dar dictados a mis hermanos y hermanas, dictados que luego corregía. Esto me ocupaba el tiempo antes de acostarme. Uno de mis “antiguos alumnos» de aquellas noches de familia, llegó a ser Provincial de los Hermanos maristas.”» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 108) «Siendo aún muy joven, me gustaba jugar a “dar clase”: era fácil adivinar cómo llevaba impreso el instinto de profesor. Solía dar dictados a mis hermanos y hermanas, dictados que luego corregía. Esto me ocupaba el tiempo antes de acostarme. Uno de mis “antiguos alumnos» de aquellas noches de familia, llegó a ser Provincial de los Hermanos maristas.”» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 108)

«En la escuela encontré Hermanos muy entusiastas y entre ellos, un Hermano extraordinario, que el Señor y la Virgen pusieron en mi camino. Me habló de su vocación, de la Virgen, del P. Champagnat con tan vigoroso acento, que no pudo por menos de impactarme y suscitar en mi deseos de seguirle. He tenido siempre la idea de que sin este Hermano, no hubiera ingresado en la Congregación.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 108) «En la escuela encontré Hermanos muy entusiastas y entre ellos, un Hermano extraordinario, que el Señor y la Virgen pusieron en mi camino. Me habló de su vocación, de la Virgen, del P. Champagnat con tan vigoroso acento, que no pudo por menos de impactarme y suscitar en mi deseos de seguirle. He tenido siempre la idea de que sin este Hermano, no hubiera ingresado en la Congregación.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 108)

«Mi devoción a María fue una constante en toda mi vida, que arranca del hogar y de la escuela: rosario, fiestas, mes de María,… A pesar de la fuerte disciplina de la escuela, mi gratitud va hacia todos los que me enseñaron a amar a la Madre querida. Después de una catequesis sobre la vocación, cuando el Hermano Director me dijo: “Tú eres un gran muchacho, puedes ser un excelente marista, ¿no?”. Yo respondí que sí.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 111) «Mi devoción a María fue una constante en toda mi vida, que arranca del hogar y de la escuela: rosario, fiestas, mes de María,… A pesar de la fuerte disciplina de la escuela, mi gratitud va hacia todos los que me enseñaron a amar a la Madre querida. Después de una catequesis sobre la vocación, cuando el Hermano Director me dijo: “Tú eres un gran muchacho, puedes ser un excelente marista, ¿no?”. Yo respondí que sí.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 111)

«Mi vocación surgió después de una lectura durante el mes de María.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 112) «Mi vocación surgió después de una lectura durante el mes de María.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 112)

«El motivo que me llevó a ingresar en los maristas, después de un retiro dirigido por los PP. Jesuitas, fue un pasaje evangélico sobre el cual he meditado muchas veces: “¿De qué sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?”» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 118) «El motivo que me llevó a ingresar en los maristas, después de un retiro dirigido por los PP. Jesuitas, fue un pasaje evangélico sobre el cual he meditado muchas veces: “¿De qué sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?”» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 118)

«En las vacaciones que siguieron a mi decisión de ingresar en el juniorado, fui a visitar a unos compañeros de clase que se habían trasladado a vivir a unos 20 kms más allá de mi pueblo. La madre y la hermana de los amigos, me invitaron a que fuera con ellos a una tarde de nudismo en una pradera de su propiedad, bien soleada. Decliné el ofrecimiento. No volví nunca a visitarlos.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 133) «En las vacaciones que siguieron a mi decisión de ingresar en el juniorado, fui a visitar a unos compañeros de clase que se habían trasladado a vivir a unos 20 kms más allá de mi pueblo. La madre y la hermana de los amigos, me invitaron a que fuera con ellos a una tarde de nudismo en una pradera de su propiedad, bien soleada. Decliné el ofrecimiento. No volví nunca a visitarlos.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 133)

«Mi Director de juniorado desempeñó esa función durante muchos años. Le mirábamos como a un santo. Hombre franco, leal, abierto. Cuando pasábamos la dirección espiritual con él, íbamos como si fuéramos a ver y a hablar con una madre. Nos reprendía por nuestras equivocaciones, pero nos daba mucho ánimo. Siempre he guardado de él un gran recuerdo. Fue para mí uno de los mejores Hermanos de mi vida.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 148) «Mi Director de juniorado desempeñó esa función durante muchos años. Le mirábamos como a un santo. Hombre franco, leal, abierto. Cuando pasábamos la dirección espiritual con él, íbamos como si fuéramos a ver y a hablar con una madre. Nos reprendía por nuestras equivocaciones, pero nos daba mucho ánimo. Siempre he guardado de él un gran recuerdo. Fue para mí uno de los mejores Hermanos de mi vida.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 148)

«Tuve unos superiores muy cordiales y comprensivos. Siempre estimé y deseé el momento de la entrevista periódica con ellos, saliendo ilusionado y decidido a ser mejor.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 150) «Tuve unos superiores muy cordiales y comprensivos. Siempre estimé y deseé el momento de la entrevista periódica con ellos, saliendo ilusionado y decidido a ser mejor.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 150)

«Mi maestro de novicios era un verdadero santo. El me enseñó a orar; su aire amable, me inspiraba tanta confianza que le abría mi corazón y estaba al tanto de todas mis dificultades, de mis temores, tan frecuentes a esta edad.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 156) «Mi maestro de novicios era un verdadero santo. El me enseñó a orar; su aire amable, me inspiraba tanta confianza que le abría mi corazón y estaba al tanto de todas mis dificultades, de mis temores, tan frecuentes a esta edad.» (Testimonio de un Hermano, citado por el H. Basilio Rueda Guzmán, Circular “La Fidelidad”, 8 de septiembre de 1984, CSG, Vol. XXVIII, 519 pp., p. 156)

Ellos han vivido esas experiencias en su relación con el tema de la Fidelidad… ¿Y cuál sería tu testimonio personal sobre tu Fidelidad a Dios? Ellos han vivido esas experiencias en su relación con el tema de la Fidelidad… ¿Y cuál sería tu testimonio personal sobre tu Fidelidad a Dios?