ESTRATEGIAS RELACIONADAS CON LOS PARTIDOS

1.OBJETIVOS 2.ACTITUD DEL ENTRENADOR 3.ACTUACIÓN DEL ENTRENADOR

El trabajo del entrenador no se limita a los entrenamientos, sino que con su actuación en los partidos puede y debe seguir contribuyendo al proceso de formación de los deportistas. Algunos aspectos a tener en cuenta: El entrenador debe reflexionar sobre lo que va exigir a sus jugadores, en ocasiones se exige más de lo que son capaces de hacer. Los partidos deben suponer una experiencia gratificante para los jugadores, no una situación estresante. Los objetivos planteados por el entrenador deben ser alcanzables para así aumentar la autoconfianza de los jugadores.

1. OBJETIVOS El objetivo principal de los partidos debe ser llevar a la práctica y tratar de desarrollar los aspectos trabajados en los entrenamientos. Son un complemento en el proceso formativo de los jugadores, la victoria debe ser un objetivo secundario. Equipos benjamines y alevines: los partidos se deben aprovechar como objetivos educativos. Los jugadores deben aprender a comportarse de un modo educado y respetuoso con el árbitro y los contrarios, aprender el reglamento y deben ante todo divertirse, para que jugar al fútbol les resulte una actividad que les guste. El entrenador debe pretender que todos los jugadores jueguen y todos tengan la oportunidad de salir en el equipo titular, e incluso de ser capitán del equipo.

Los partidos no deben alterar el tipo de entrenamiento formativo que se esté llevando a cabo, es decir, no podemos pretender utilizar los entrenamientos unicamente para corregir los errores producidos en el entrenamiento, sino que se debe seguir con nuestro desarrollo normal. Equipos infantiles: el partido sigue siendo un elemento formativo. Se debe decir a los jugadores cual es el objetivo del partido y durante el mismo debemos estar pendientes si se alcanzan o no dichos objetivos, para en los entrenamientos de la semana intentar solventar los errores. Por ejemplo, si durante la semana trabajamos el cambio de orientación, para el partido elaboramos una hoja de registro donde se anoten los cambios de orientación realizados en el partido, el jugador que lo realiza y la zona del campo. Esto nos servirá para saber si se a llevado a la práctica este aspecto trabajado en los entrenamientos.

En caso de no ser así, se deben planear los ejercicios adecuados en los entrenamientos siguientes para solventar el problema. Por tanto, los partidos se utilizan como experiencias test. Equipos cadetes y juveniles: debemos seguir con el objetivo formativo pero introduciendo partidos donde el objetivo sea la victoria en sí misma. En los partidos en los que el objetivo sea ganar pondremos en marcha los mecanismos para ello (los mejores jugadores en sus mejores puestos, el sistema de juego más utilizado por el equipo,...) En los partidos en los que el objetivo sea formativo (consolidar el trabajo de los entrenamientos), utilizaremos a jugadores diversos en posiciones que no son las habituales, sistemas de juego diferentes que hayamos trabajado en los entrenamientos, jugadas ensayadas que hayamos practicado,...

Si con un equipo de jugadores jóvenes siempre tenemos el objetivo principal de la victoria, utilizaremos siempre los mismos sistemas de juego, las mismas jugadas y los mismos recursos, con lo cual estaremos limitando su formación y su progreso se limitará. Es cierto, que actuar así nos dará mejores resultados a corto plazo, pero nos dará jugadores con menos recursos tácticos y por tanto peores resultados a largo plazo.

2. ACTITUD DEL ENTRENADOR El entrenador se debe comportar de forma objetiva, positiva y constructiva. Objetiva: para prever lo que pueden hacer sus jugadores y luego ver si han cumplido dichas expectativas. Positiva: el partido no es el lugar más apropiado para analizar los errores, sino que es el momento de animar y reforzar las conductas bien realizadas. Constructiva: pase lo que pase el entrenador debe aprovecharlo para conseguir un beneficio, tanto del equipo como de los jugadores.

Muchos entrenadores cometen el error de analizar el trabajo de su equipo en función del resultado conseguido. Este enfoque es erróneo, porque en todos los partidos existen situaciones positivas que se deben reforzar y situaciones negativas que se deben corregir. Por tanto, el entrenador debe acudir a los partidos con una actitud objetiva, positiva y constructiva, es decir, no dejándose llevar por el resultado, destacar las conductas positivas de los jugadores e intentando sacar conclusiones para mejorar el proceso formativo de los jugadores.

3. ACTUACIÓN DEL ENTRENADOR EN LOS PARTIDOS Antes del partido: debe tener claros los objetivos del partido, como va a actuar su equipo, los aspectos que pretende desarrollar. Puede en los últimos minutos del último entrenamiento reunir a sus jugadores para explicarles dichos objetivos y que espera de cada uno de ellos. Estas explicaciones deben ser concretas, no vale con el tenemos que salir a ganar. Se debe tener un plan para que en caso de que exista un problema se pueda soluciones de manera eficaz. Dicho plan debe ser explicado a los jugadores. Antes del partido debe haber una reunión breve, ya que la capacidad de atención de los jugadores en esos momentos es limitada.

En ese momento el entrenador debe repasar los planes y los objetivos del equipo de forma clara y concreta, no explicar aspectos nuevos. No dar mucha información. Actuación durante el partido: distinguimos si el partido está en juego (participación activa) y si el partido está parado (participación pasiva). Participación activa: los jugadores deben estar centrados en el juego, debemos dejarlos jugar y no narrarles lo que deben ir haciendo en cada jugada. Que tomen sus propias decisiones. De lo contrario podemos provocar que el jugador pierda la atención sobre lo importante.

Las aportaciones del entrenador deben estar centradas en instigar conductas trabajadas en los entrenamientos (recordar lo que deben hacer justo en el momento en el que se va a desarrollar la jugada, por ejemplo ante un saque de esquina recordar al jugador que va a sacar a donde debe mandar el balón) y reforzar la conducta bien realizada (una vez realizada la acción correcta se le hace al jugador un gesto de aprobación y felicitación). Participación pasiva: periodos de pausa. Utilizar estos periodos para dar las instrucciones más amplias. Dichas instrucciones deben estar centradas en aspectos trabajados en los entrenamientos que queramos reforzar, aunque deberá ser de manera clara y concreta, no distraer con demasiada información. Además, también podemos realizar una leve evaluación sobre la acción realizada.

Actuación tras el partido: nada más terminar el partido, los jugadores no suelen estar en las mejores condiciones para recibir cualquier información relacionada con su actuación. Quizás es más apropiado dar información sobre tareas organizativas relacionadas con la ropa, el próximo entrenamiento,... La información relacionada con las conductas de los jugadores en los partidos se debe aplazar para el primer entrenamiento de la semana. Así, el entrenador podrá analizar en frio el partido y poder dar a los jugadores la información apropiada.