LA IASD UN REMANENTE CON ORDENANZA PROFÉTICA Apoc. 10:1-11 Pr: Samuel Naval Dávila

El apóstol Juan ve descender del cielo a un ángel fuerte El apóstol Juan ve descender del cielo a un ángel fuerte. Por el contexto de Apoc. 1:13-15, ese ángel fuerte es Jesús. Ese ángel fuerte tenía en su mano un librito abierto. La mención “abierto” implica que antes estuvo cerrado En las SE, hay sólo un libro en donde Dios después de haberlo revelado al profeta le indica que sellara el librito hasta el tiempo del fin.

Es el libro de Daniel el que cumple estos requisitos Debía quedar sellado hasta el tiempo del fin (Dn 12:4) Encierra profecías que pertenecen al fin (Apoc. 8:17-19). El contenido de ambos juramentos es parecido (Dn 12:7).

El pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra. por los significados de estos determina que el mensaje que contendría ese librito abierto en la mano del ángel significaría un mensaje de alcance mundial. De acuerdo con la orden de Jesús de ir y predicar el evangelio eterno de salvación a todo el mundo (Mt. 24:14).

El ángel fuerte clamó a gran voz, y cuando hubo clamado siete truenos emitieron sus voces. De acuerdo al contexto el clamor estaría representando a los juicios de Dios, que se dieron a partir de 1844. Significa esto que el ángel de Ap. 10 vendría a ser el mismo de Ap. 14:6,7; ambos anuncian un mensaje especial, que es a saber el tiempo del fin ha llegado y ambos mensajes tendrían carácter universal.

Cuando el apóstol Juan iba a escribir la profecía de los siete truenos escuchó una voz que le dijo, sella las cosas que los siete truenos han dicho y no las escribas. Nadie podrá brindar una explicación de esta profecía, hasta cuando Cristo explique a sus redimidos en los cielos.

Los versos 5 y 6 explican que el ángel fuerte que tenía su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra, levantó su mano y juró por el que vive por los siglos de los siglos que creó los cielos, la tierra y el mar y las cosas que había en ellos que el tiempo no sería más. Este tiempo que el ángel anuncia con solemne juramento no es el fin de la historia de este mundo, ni el tiempo de prueba, sino un tiempo profético que precederá al advenimiento de nuestro Señor. Este es el juramento del inicio del juicio, que predicamos que empezó en 1844.

Sino que en los días de la voz del séptimo ángel cuando él comience a tocar trompeta el misterio de Dios se consumará. El “misterio de Dios” es el evangelio eterno de salvación (Col 1:26,27; Ro 1:25). Mientras se prolongue el sonido de esta trompeta, se terminará la gloriosa tarea del evangelio.

Los versos 10:8-10, el apóstol recibe la orden de tomar el librito de la presencia del ángel en pie sobre el mar y la tierra. Al recibir el libro recibió la orden: “toma y cómelo” será “dulce en tu boca”, pero “te amargará el vientre”. “Comer el librito” de acuerdo al contexto significaría entenderlo, comprenderlo (Je 15:16-18). La expresión “dulce en la boca, amargo en el vientre”, implica: Chasco.

Guillermo Miller, un granjero autodidacta, decepcionado de las ideas deístas de su tiempo, decidió estudiar la Biblia por sí mismo. Bajo la presuposición de que la “Escritura es su propia intérprete” en 1816 comenzó un período intensivo y sistemático de estudio de la Biblia. Sus principales herramientas fueron: La versión autorizada y la concordancia de Cruden.1 Su “reglas de interpretación” siguieron la corriente principal de la tradición hermenéutica protestante. Su metodología fue un estudio secuencial, de las escrituras “verso por verso”. Comenzando por el libro de Génesis, Miller no paró hasta terminar en el Apocalipsis. Cuando encontraba un pasaje oscuro, comparaba con todos los pasajes paralelos hasta encontrar luz con respecto al texto en consideración. 1Alberto R. Timm, El Santuario y el Mensaje de los Tres Ángeles (Lima: Esuela de Posgrado-Universidad Peruana Unión, 2004), 17

Al compara la “Escritura con la historia”, él trató de descubrir el cumplimiento histórico más razonable de la profecías bíblicas. En 1818, después de dos años de estudio intenso de las “Escrituras” se convenció de que la “Biblia es un sistema de verdades reveladas, dadas en forma tan clara y simple, que los caminantes incluso los locos no necesitan errar”.2 Su intento de comprender y armonizar períodos proféticos tales como los 2,300 días de Daniel 8:14, los 1290 y los 1335 de Daniel 12:11,12; lo llevaron a la conclusión de que Cristo podría venir alrededor de 1843 dC. 2.Iden, 18

Miller aceptaba la creencia general de que durante la era cristiana la tierra es el santuario y dedujo por consiguiente que la purificación del santuario predicha en Daniel 8:14 representaba la purificación de la tierra con fuego en el segundo advenimiento de Cristo.3 3Elena G. de White, El Gran Conflicto (Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 1980), 371.

En 1831 después de estudiar las Escrituras por quince años, presentó su primera conferencia publicada sobre el segundo advenimiento en Dresden New York. Esta conferencia fue el punto inicial de una carrera de predicador itinerante muy ocupada. Su influencia comenzó a incrementarse cuando comenzaron a unirse al movimiento adventista de Miller algunos líderes evangélicos como: Josué V. Himes, Josías Litch, Carlos Fitch, quienes hicieron del adventistmo un movimiento religioso muy influyente en la mitad del siglo XIX.

La esperanza millerita produjo un impacto tanto en los ministros como en los laicos, se ha calculado que entre 1500 a 2000 sermones se ha predicado acerca del mensaje del advenimiento. Aunque no se conoce los números exactos se calcula que unos 50,000 a 100,000 personas se unieron a este movimiento. En casi todas las ciudades se convertían los oyentes por docenas y hasta por centenares. En muchos pueblos se le habría las puertas protestantes de par en par para predicar la Venida de Cristo.

Las escrituras dice que la predicación sería dulce en la boca, pero después de haberlo comido amargará el vientre. Implica esto que fue dulce la predicación de la Venida de Cristo el 22 de Octubre de 1844. Cuando llegó la fecha del 22 de Octubre y Cristo no vino, entonces hubo un chasco..

En el verso 11; se hace otra declaración, “Es necesario que profetices otra vez”. Dios escogió mensajeros: William Foy y Hazen Fox, fueron los escogidos para llevar adelante el don profético, pero rehusaron. Hasta que una joven de 17 años, llamada Elena Gould Harmon, mientras oraba en Pórtland Maine, junto con un grupo de hermanas, Dios lo llamó al ministerio profético, en el mes de diciembre cuando se le dio la primera visión.

Es necesario que profetices otra vez, es una ordenanza de Cristo para el remanente final. La IASD, surge con una ordenanza profética “es necesario que profetices otra vez” sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes. Es decir un mensaje de alcance mundial.