Naturaleza del don de Fortaleza o dificultades que puedan surgir.

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Transcripción de la presentación:

Naturaleza del don de Fortaleza o dificultades que puedan surgir. El Don de Fortaleza es un hábito sobrenatural que robustece el alma para practicar, toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir.

necesita, a su vez, ser gobernado por el don de consejo. Su influencia llega a todas las demás virtudes, cuya práctica en grado heroico supone una fortaleza de alma verdaderamente extraordinaria, que no podría proporcionar la sola virtud abandonada a sí misma. Por eso, el don de fortaleza, que tiene que abarcar tantos y tan diversos actos de virtud, necesita, a su vez, ser gobernado por el don de consejo.

El acto principal del don de fortaleza es soportar todas las dificultades, ya sea en las pasiones, ya en las operaciones: «Todo lo puedo en aquel que me conforta» (Flp 4,13). La fortaleza, como virtud, va siempre unida al freno y al juicio de la prudencia cristiana.

y el donde fortaleza, aunque lleven los tres el mismo nombre. Y así: Hay, en efecto, una gran diferencia entre las posibilidades de la virtud adquirida, la virtud infusa y el donde fortaleza, aunque lleven los tres el mismo nombre. Y así: a ) La fortaleza natural o adquirida robustece el alma para sobrellevar los mayores trabajos y exponerse a los mayores peligros, como vemos en muchos héroes paganos; pero no sin cierto temblor y ansiedad, nacido de la data percepción de la flaqueza de las propias fuerzas, únicas con que se cuenta.

al modo humano o sea según la regla de la tazón iluminada por la fe, b ) La fortaleza infusa se apoya, ciertamente, en el auxilio divino, pero se conduce en su ejercicio al modo humano o sea según la regla de la tazón iluminada por la fe, que no acaba de quitarle del todo al alma el temor y temblor. c) El don de fortaleza, en cambio, le hace sobrellevar los mayores males y exponerse a los más inauditos peligros con gran confianza y seguridad, por cuanto la mueve el propio Espíritu Santo mediante la altísima dirección del don de consejo o sea por razones enteramente sobrenaturales y divinas.

Importancia y Necesidad • Para la perfección de la virtud cardinal de la fortaleza. • Para la perfección de las demás virtudes infusas. • Para permanecer en estado de gracia.

Para la perfección de la virtud cardinal de la fortaleza Aunque la virtud de la fortaleza tiende a robustecer al alma contra toda clase de dificultades y peligros, no lo acaba de conseguir del todo mientras permanezca, sometida al régimen de la razón humana. Es preciso que el don de fortaleza le arranque de cuajo todo motivo de temor o indecisión al someterla a la poción directa e inmediata del Espíritu Santo

Para la perfección de las demás virtudes infusas Únicamente puede llamarse perfecta una virtud cuando su acto brota del alma con energía, prontitud e inquebrantable perseverancia. Ahora bien, este heroísmo continuo es sobrenatural, y no puede explicarse satisfactoriamente más que por la actuación del modo sobrehumano de los dones del Espíritu Santo, particularmente del don de fortaleza.

Para permanecer en estado de gracia Hay ocasiones en que el dilema se presenta inexorablemente: el heroísmo o el pecado mortal, Una de dos. En estos casos, por lo violento, repentino e inesperado de la tentación; es menester la intervención rápida de los dones de consejo y de fortaleza.

Todos debemos continuamente combatir. Contra nosotros mismos, contra nuestras pasiones, contra el mundo, contra el demonio. Y todavía restan otros muchos enemigos: las enfermedades que atentan contra la salud, las desventuras, las desgracias, los sinsabores que nunca faltan, pre­ocupaciones, fastidios... Con razón decía Job que la vida del hombre sobre la tierra es una continua e inacabable lucha.

Efectos que produce en el Alma • Proporciona al alma una energía inquebrantable en la práctica de la virtud. • Destruye por completo la tibieza en el servicio de Dios. • Hace soportar los mayores dolores con gozo y alegría. • Proporciona al alma el heroísmo de lo pequeño además del heroísmo de lo grande.

Bienaventuranzas y frutos correspondientes Santo Tomás, siguiendo a San Agustín, atribuye al don de fortaleza la cuarta bienaventuranza: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de santidad, porque ellos serán hartos» (Mt 5,6), porque la fortaleza recae sobre cosas arduas y difíciles; y desear santificarse, no de cualquier manera, sino con verdadera hambre y sed, es en extremo arduo y difícil” .

para no desfallecer en la práctica prolongada del bien. Y así vemos, en efecto, que las almas dominadas por el don de fortaleza tienen un deseo insaciable de hacer y de sufrir grandes cosas por Dios. Ya en este mundo comienzan a recibir la recompensa con el crecimiento de las virtudes y los goces espirituales intensísimos. Los frutos del Espíritu Santo que responden a este don son la paciencia y la longanimidad. El primero, para soportar con heroísmo los sufrimientos y males; el segundo, para no desfallecer en la práctica prolongada del bien.

que impide emprender grandes cosas por la gloria de Dios. Vicio opuesto El Don de Fortaleza se opone al temor desordenado o timidez, acompañado muchas veces de cierta flojedad natural, que proviene del amor a la propia comodidad, que impide emprender grandes cosas por la gloria de Dios.

Medios para Fomentar este Don • Acostumbrarse al cumplimiento exacto del deber a pesar de todas las incomodidades. • No pedir a Dios que nos quite la cruz, sino que nos dé la fuerza para sobrellevarla santamente.

• Enfrentar con valentía las cruces grandes o pequeñas de cada día. • Buscar en la Eucaristía la fortaleza para nuestras almas.

Oración ¡Oh Espíritu Santo, dulce huésped de mi alma! Yo te adoro, te alabo, te amo y te bendigo. Me entrego a Ti para que me ilumines y fortalezcas, me serenes y me bendigas. Inunda mi inteligencia de Tu Luz Celestial, para conocer Tu Divina Voluntad, lo que debo hacer, lo que debo modificar, cómo debo conducirme en los acontecimientos de la vida.

Robustece mi voluntad para afrontar los problemas y dificultades, para soportar las molestias y enfermedades, para ser bueno, tolerante y paciente con todos. Te doy gracias por Tu Presencia en mi vida y te ruego me ayudes a perseverar en tu amor y en el bien, a vivir y obrar en unión Contigo, a fructificar en mí los siete dones, a permanecer fiel a tus inspiraciones para poseerte eternamente en el Cielo. Amén.

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