le agradecemos por Sus regalos, y adoramos Su inmensa majestuosidad

Presentación del tema: "le agradecemos por Sus regalos, y adoramos Su inmensa majestuosidad"— Transcripción de la presentación:

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2 le agradecemos por Sus regalos, y adoramos Su inmensa majestuosidad
Cuando oramos le pedimos a Dios lo que necesitamos, confesamos nuestras faltas, le agradecemos por Sus regalos, y adoramos Su inmensa majestuosidad Aquí hay 5 recomendaciones para aprender a orar de Santo Tomás de Aquino.

3 reconoceremos más profundamente nuestra necesidad de orar más.
1. SER HUMILDE Santo Tomás nos enseña que la humildad es una virtud por medio de la cual reconocemos la verdad. Reconocemos nuestra necesidad ante Dios para todo y en todo momento: nuestra existencia, vida, respiración, cada pensamiento y acción. A medida que seamos más humildes, reconoceremos más profundamente nuestra necesidad de orar más.

4 2. TENER FE La fe es un regalo que hay que pedir y solo es concedida a los humildes de corazón. Santo Tomás dice que “la fe es necesaria… es decir, necesitamos creer que podemos obtener de Él lo que buscamos”. Es la fe que la nos enseña acerca de “la omnipotencia y la misericordia de Dios”, la base de nuestra esperanza.

5 3. ORAR ANTES DE ORAR Santo Tomás le pedía a Dios antes de orar: “Ilumina mi mente, enciende mi corazón, que yo merezca de manera atenta y devota, recitar este Oficio y que se escuche el mérito en vista de tu divina Majestuosidad”. La atención y la pureza de corazón necesaria para dirigirse a Dios en la oración.

6 Santo Tomás explica que nuestro mérito descansa principalmente
4- SER INTENCIONADO El mérito en la oración fluye de la virtud de la caridad. Y ésta a la vez, fluye de nuestra voluntad. Santo Tomás explica que nuestro mérito descansa principalmente en nuestra intención original al orar.

7 5. ESTAR ATENTO Aunque, necesitamos ser solamente intencionales y no estar perfectamente atentos para alcanzar el mérito en la oración, la atención es verdaderamente importante. Cuando llenamos nuestras mentes con verdadera atención a Dios, nuestros corazones se encienden con el deseo de Él.

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