GLORIFIQUEMOS AL DIOS CREADOR “Por él fueron creadas todas las cosas, las que están en los cielos y las que están en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados o autoridades. Todo fue creado por medio de él y para él” (Colosenses 1:16).

GLORIFIQUEMOS AL DIOS CREADOR TEMA 1 “Del Eterno es la tierra y su plenitud, el mundo y los que habitan en él” Salmos 24:1)

Gracias a Dios por darnos el privilegio de estar este sábado glorificando su bendito nombre, tenemos la bendición de ver culminar los últimos días del año; muchos de nuestros hermanos y amigos hoy no están con nosotros y no gozan de esa dicha. Gracias a Dios por la dadiva de la vida, hoy iniciamos la semana de gratitud, titulada “GLORIFIQUEMOS AL DIOS CREADOR”.

La gratitud es una práctica sagrada, una forma de reconocer y agradecer a Dios. La gratitud eleva nuestro espíritu, cambia nuestra perspectiva y suaviza nuestros corazones. Cuando somos agradecidos, somos humildes, estamos despiertos y maravillados. Al leer la Biblia, lo primero que aprendemos, es que Dios es el Creador. Y el último libro de las Escrituras, Apocalipsis, nos advierte de que el último mensaje que se proclamará en el mundo, pondrá de manifiesto una vez más que Dios es el Creador (Apocalipsis 14: 6-7).

LA EVIDENCIA BÍBLICA Génesis 1: 1, el primer pasaje de la Biblia, expresa con suma claridad que todo lo que existe tuvo su origen en Dios. El salmista declara con firmeza la condición de Creador que tiene Dios: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan. Porque Él la fundó sobre los mares y la afirmó sobre los ríos” (Salmo 24: 1).

El mismo salmista nos dice el método que Dios llevó a cabo en su creación: “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca” (Salmo 33: 6). El profeta Isaías también proclamó al Dios Creador: “Así dice Jehová, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan” (Isaías 42: 5).

LA SRA. DE WHITE DICE: “Debido a la bondad de Dios, hemos sido rodeados por innumerables bendiciones. Por doquiera hay pruebas de su amor. La naturaleza parece regocijarse delante de nosotros. Las bellas cosas del cielo y de la tierra expresan el amor y el favor del Señor de los ejércitos hacia los habitantes del mundo. La luz del sol y la lluvia caen sobre buenos y malos. Las colinas, mares y planicies hablan elocuentemente al alma del hombre del amor del Creador” (A Fin de Conocerle, 147).

LOS ATRIBUTOS DE DIOS “Porque los atributos invisibles de Dios, su eterno poder y su divinidad, se ven claramente desde la creación del mundo, y se entienden por las cosas que han sido creadas; de modo que no tienen excusa” (Romanos 1: 20).

Sin duda alguna, que Dios sea nuestro Creador constituye la verdad más elemental de la Palabra de Dios. Ese atributo, que pone de manifiesto que Dios es nuestro Creador, también nos explica lo que realmente somos: Creaturas. Nuestra relación con él no es de iguales, tampoco es de socios; él es el creador y nosotros la obra de su creación.

A Dios, nadie lo iguala o alcanza su condición A Dios, nadie lo iguala o alcanza su condición. Él es absolutamente distinto a todo lo creado. Por ejemplo, él no tiene principio, mientras que nosotros sí tenemos un origen. Él es autosuficiente, pero nosotros dependemos de él. Es infinito, pero nosotros somos finitos.

Por medio del profeta Isaías, el Señor ha reclamado su condición de incomparable: “Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos, porque yo soy Dios; y no hay otro Dios, ni nada hay semejante a mí” (Isaías 46: 9). “¿A quién me asemejáis, me igualáis y me comparáis para que seamos semejantes?” (Isaías 46: 5). Queda claro, entonces, que ninguna creatura puede ocupar el lugar de Dios, o pretender igualdad con él. Dios es incomparablemente único, de su especie sólo existe él

LO QUE APRENDEMOS ACERCA DE DIOS Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,  diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas” (Apocalipsis 14:6-7) 

El entender que Dios es el Creador, es una invitación constante para ofrecer gratitud. Cuando damos el lugar de Dios a otras cosas, la idolatría llega a nuestra vida y vivimos para complacernos. Él es nuestro Creador, nos ayuda a reconocer que el único lugar que Dios puede ocupar en nuestras vidas es el primero, y por lo tanto debemos vivir para agradecerle.

Que Dios es el Creador, también expresa con claridad que nosotros somos sus mayordomos; por tanto él es dueño. Nadie comparte con él sus derechos sobre su obra creadora. Ya lo dijo el salmista: “De Jehová es la tierra y su plenitud, el mundo y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos” (Salmo 24: 1, 2).

Si Dios creó el universo, nadie debería discutirle su derecho de propiedad sobre todo lo que hay en ese universo, incluido nosotros. Lo que le da a Dios el derecho de propiedad sobre este mundo, es el hecho de haberlo creado (Salmo 24: 1-2; 50: 10-11; 89: 11).

RELACIÓN DE ESTE ATRIBUTO CON NOSOTROS Nuestra relación Cristiana está basada en la noción de que Dios ha de ocupar el primer lugar en cada aspecto de nuestra vida. Todo en nuestra vida estará bien si él ocupa el centro de nuestra existencia. En realidad, lo mejor que se puede decir de un mayordomo, es que es alguien que reconoce que no es dueño o propietario de nada; que acepta que es un administrador de los bienes y bendiciones que pertenecen a Dios, que es el único Dueño y Creador de todo.

CONCLUSIÓN Como Dios nos creó, él tiene derechos sobre nosotros y puede perfectamente asignar responsabilidades, fijar límites y pedir cuentas. Hemos de desarrollar una relación con él, que se caracterice por la obediencia, fidelidad, servicio, gratitud y amor. Como Dios es el Creador y nosotros las creaturas, dependemos en todo momento de su misericordia hacia nosotros, “porque en él vivimos, nos movemos y somos” (Hechos 17: 28).

Nunca debemos darle el lugar del Creador a lo creado Nunca debemos darle el lugar del Creador a lo creado. Si lo hacemos caemos en las redes de la idolatría y nos lleva por el camino de la depravación espiritual (Romanos 1: 18- 22). Reconozcamos, pues, el lugar único e incomparable que tiene Dios en todo el universo. Ocupemos el lugar que bondadosamente nos ha dado de ser criaturas de sus manos e hijos amados. Y tomemos la sabia decisión de vivir con reverencia delante de él, y mostrando nuestra gratitud.