Domingo 5º Cuaresma - A Con frecuencia andamos como cadáveres ambulantes. Dice el Papa Francisco que nuestra primera tentación es la acedia o pereza espiritual. No podemos pasar la vida como aletargados.
Las imágenes, preanuncian ya la fe en la resurrección: El profeta Ezequiel se refiere a la restauración social, política y religiosa del pueblo de Israel. (Ez 37, 12-14). Las imágenes, preanuncian ya la fe en la resurrección: “Pueblo mío, voy a abrir vuestras tumbas… Pondré en vosotros mi aliento de vida, y reviviréis”.
Al escuchar los lamentos de las hermanas de Lázaro nos preguntamos: ¿Cómo podemos acercarnos, como persona y como comunidad, a quienes han visto morir a un ser querido?
La vida sin fronteras ni final, La resurrección de Lázaro, nos dice que Jesús ha venido para dar la vida a los muertos. La vida sin fronteras ni final, para los que le confían esta vida caduca y quebradiza.
Contemplamos a Jesús en pie ante la tumba de Lázaro y escuchamos su oración: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado”. También podemos reconocer su amor al amigo.
Jesús devuelve la vida a su amigo Lázaro. Pero ese “signo” le costará a él mismo la vida. Junto a nosotros pasa el que es la vida. Y el que desea que vivamos ya en plenitud.
“Yo soy la resurrección y la vida”. Jesús participa del poder del Padre. Él aporta su rescate definitivo cuando la vida ha sido secuestrada por el pecado y por la muerte.
“El que cree en mi aunque haya muerto vivirá”. Cuando las esperanzas se agotan, sólo en Él se recobran. La muerte física no es el final del camino humano, si ha estado marcado por el amor de Él y por la fe en Él.
“El que está vivo y cree en mí no morirá para siempre”. A la vida física es preciso que se añada la fe en el Mesías Jesús. Sólo así será vencida la muerte.
Señor Jesús, que lloras por nosotros y nos has dado la vida verdadera, quita la lápida de nuestros sepulcros, acepta nuestra gratitud por este don, mantén nuestros ojos abiertos a tu presencia y consérvanos vivos junto a ti, por los siglos de los siglos. Amén.
José Román Flecha Andrés Texto: EL CÁNTARO, Ciclo A –Editorial Monte Carmelo 2016 Presentación: Antonia Castro Panero