“Se acercaban a Jesús los publicanos a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: Éste acoge a los pecadores y come con ellos”. “Se acercaban a Jesús los publicanos a escucharle. Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: Y los fariseos y los letrados murmuraban entre ellos: Éste acoge a los pecadores y come con ellos”.
Ignoran que Jesús ha venido a buscarlos. Los representantes de la Ley de Israel se escandalizan de que Jesús comparta la comida con los pecadores. Los representantes de la Ley de Israel se escandalizan de que Jesús comparta la comida con los pecadores.
Tal vez hubieran aceptado a un mesías diferente, pero no aceptan al que Dios les envía. Los que deberían conocer más a Dios, se escandalizan de la misión misma del Mesías.
Jesús responde a la murmuración con tres hermosas parábolas. Más que la pérdida, importa aquí el hallazgo.
Las tres parábolas de la misericordia son una meditación sobre el ser humano y una revelación del verdadero Dios. Reflejan la peripecia humana en términos de pérdida y hallazgo. Reflejan la peripecia humana en términos de pérdida y hallazgo. Afirman la misericordia de Dios. Dios invita a la alegría al recobrar lo que se había perdido. Dios invita a la alegría al recobrar lo que se había perdido.
Nuestra sed de libertad oculta esa lejanía en que nos hemos perdido.
El hermano mayor llegó del campo y preguntó qué era aquello. qué era aquello. “ Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque lo ha recobrado sano”.
Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: “ Hace tantos años que te sirvo… pero jamás me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos”. has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos”. Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: “ Hace tantos años que te sirvo… pero jamás me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos”. has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos”.
“Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero este hermano tuyo estaba muerto, pero este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado”. Lc 15, 24-32
Padre nuestro que estás en los cielos, acoge el reconocimiento de nuestro pecado y muéstrate como Padre a los que no merecemos llamarnos hijos tuyos. Amén.
José Román Flecha Andrés Palabra del Señor, Salamanca, Editorial.Secretariado Trinitario,2007 Presentación: Antonia Castro Panero