Riesgos emergentes en las ciudades

Riesgo emergente es cualquier riesgo nuevo y creciente. El riesgo se considera emergente cuando era previamente desconocido y causado por nuevos procesos, nuevas tecnologías, cambios sociales u organizativos o que a ´pesar de tratarse de una cuestión de larga existencia, esta se considera como riesgo debido al cambio en las percepciones social o pública. El nuevo conocimiento científico permite a una cuestión antigua identificarla ahora como un riesgo.

El riesgo emergente se considera ‘creciente’ si: El número de peligros que conducen al riesgo está creciendo; o la probabilidad de exposición a los peligros que pueden conducir al riesgo se está incrementando (nivel de exposición y/o número de personas expuestas al mismo). El efecto del peligro está empeorando (seriedad de los efectos sobre la salud y/o número de personas afectadas)

El espacio social de riesgo y daño Estudios realizados en los años 70’ y 80', demuestran la poderosa significación de las condiciones sociales en la incidencia, extensión y distribución de los riesgos y daños. La pérdida y supervivencia se relacionan con patrones establecidos y variaciones en la calidad de vida material de la sociedad, tanto en la ocurrencia y el tipo de daños, así como dónde, cómo y especialmente a quién afectan.

La distribución y concentración de pérdidas humanas se relaciona principalmente con la condición socio económica de la población. La mortalidad es algo que puede estar enormemente influenciado por la calidad de alerta y los preparativos para la emergencia; sin embargo, su efectividad depende de la disponibilidad y utilidad por aquellos individuos que se encuentran en mayor riesgo.

Las pérdidas de propiedades dependen del uso del suelo, los patrones de asentamiento y el diseño y ubicación de estructuras construidas. Como resultado, la explicación subyacente se relaciona con qué o quién controla la calidad y la geografía social del entorno construido.

Los riesgos tecnológicos son una clase relativamente novedosa de peligros que el mundo contemporáneo apenas comienza a reconocer como ocasiones de desastre, consecuencia inesperada a largo plazo de la tecnología producto del desarrollo de la industria en gran escala iniciado en el siglo XIX con la Revolución Industrial europea.

Actualmente, las mayores amenazas tecnológicas están en la producción química y el área nuclear. La manufactura, proceso, transportación o distribución, almacenamiento y uso de muchos productos en estas dos áreas son peligrosos y aseguran, cuantitativa y cualitativamente, más y peores ocasiones de riesgos y futuros desastres. Las localidades que tenían pocos riesgos, causado por agentes naturales, ahora son vulnerables si tienen vías de comunicación o ríos por donde se transporta material químico o nuclear.

Riegos emergentes Existen enlaces particulares y especialmente severos entre las formas sociales los y riesgos emergentes: Agotamiento de recursos naturales, contaminación e insuficiencia en la prestación de servicios públicos e infraestructura. Sobrepoblación: disminución de la calidad de vida, asentamientos irregulares, invasión de aéreas verdes, industrialización, desempleo.

Riegos emergentes Agotamiento de recursos naturales y contaminación. Violencia: Suicidios, homicidios, secuestros, delincuencia organizada, narcotráfico. Accidentes de trafico vehicular

Emisión de contaminantes líquidos, sólidos aerotransportados, incluyendo químicos, residuos de antimicróbicos, o de productos fitosanitarios. Aparición de brotes de infestaciones de plagas asociadas con el cambio climático o la hibridación de especies.

Riesgos emergentes: Grandes apagones energéticos que afecten extensas áreas geográficas; Probabilidad de emisión de nubes tóxicas o radiactivas de industrias químicas o centrales nucleares. Terrorismo

Riesgos emergentes: Depósitos de materiales peligrosos y sustancias químicas altamente toxicas, del contaminación de suelo. Detección de contaminantes altamente tóxicos en el agua.

Riesgos emergentes: Presencia de tóxicos presentes en productos de uso frecuente. Enfermedades de etiología desconocida que afecten a personas, animales o plantas. Casos o brotes asociados con amenazas exóticas o la emergencia de cepas microbianas anteriormente controladas, de resistencia múltiple a medicamentos.

Cambio climático: Incendios forestales, fenómenos meteorológicos extremos (lluvias torrenciales, inundaciones, aludes, sequias, congelamientos)

En el encuentro celebrado el 24 de octubre del 2001, desastres y asistencia humanitaria de la OPS, se llegaron a las siguientes conclusiones: Con base en la reciente experiencia en E. U., se reconoció que en este campo la Organización y sus estados miembros están ingresando en un terreno desconocido. Los riegos emergentes implican una curva de aprendizaje para todos los involucrados. Los preparativos para enfrentar desastres naturales y antrópicos, permiten disponer de cierta capacidad existente para enfrentarse a ellos.

Es posible que los daños no resulten aparentes hasta que la población afectada recurra a los servicios de urgencias. Los primeros en responder, en estos casos, serán los hospitales; más concretamente, el personal de emergencia en salud. Es el sector salud quien debe enfrentarse a las consecuencias. Por lo tanto, debe incluirse a los hospitales el personal de emergencia desde las primeras etapas de la planificación para estas situaciones. Si bien la capacidad hospitalaria puede ser motivo de preocupación, los planes de emergencia en los países de América Latina incluyen procedimientos para incrementar la respuesta durante una emergencia.

La información pública es un elemento clave en la respuesta a las situaciones de emergencia. Los gobiernos deben ofrecer información completa y fidedigna para impedir el pánico. En bioterrorismo se han identificado seis amenazas a la salud graves como para ameritar preparativos: la viruela, ántrax, peste, tularemia, las toxinas del botulismo y las fiebres hemorrágicas. La contención de las fuentes de contaminación, y su limpieza, deben ser responsabilidad de la estructura de preparativos y gestión de los desastres en cada país.

Recomendaciones Preparativos nacionales La amenaza del bioterrorismo debe incluirse en los planes y estructuras que tiene cada país para enfrentar los desastres. Estos planes deben ser intersectoriales y contemplar capacitación para todos los sectores, así como "simulacros de escritorio“, deben integrar la detección, el diagnóstico y la respuesta.

Recomendaciones Los planes deben incluir un inventario de recursos disponibles humanos y físicos. Los países deben estar preparados para proporcionar información actualizada y fidedigna sobre la protección de la salud pública.

Recomendaciones Los países deben compartir información sobre los resultados de sus investigaciones epidemiológicas y cooperar entre sí en la respuesta a los incidentes. Los países deben contar con comisiones de expertos en riesgos emergentes, creándolas de no existir o, expandiendo las entidades existentes que se dedican a la reducción de los desastres

Vigilancia Los países deben tomar medidas para fortalecer su capacidad para detectar, identificar, investigar y responder rápidamente a los informes de riesgos emergentes. Esto podría requerir el establecimiento de equipos de respuesta rápida.

Vigilancia Los proveedores de atención en salud deben recibir capacitación en el diagnóstico y la notificación de aquellas presentaciones clínicas que resulten consistentes con afectación a grandes grupos de personas, ataques terroristas, intoxicaciones masivas. Deben existir procedimientos por escrito sobre el manejo y transporte seguro de materiales relacionados con sustancias químicas, derrames, incendios, contaminación de agua, enfermedades infecciosas y debe disponerse de pautas sobre el tratamiento requerido para responder a estas situaciones.

La escala y financiamiento, la calidad del equipo y la moral de su personal, el grado de asumir responsabilidades y sus relaciones con las personas a quienes sirven, son fundamentales en la determinación del impacto relativo de los desastres en las sociedades modernas.

Estas redes permanentes de cuidado y servicios, su alto financiamiento y moral, hace que la gente se sienta más segura, y le han permitido a la mayor parte de países como Canadá, Nueva Zelanda o Suiza evitar o sufrir privaciones durante situaciones de desastres. Las sociedades modernas o en vías de modernización que carecen o dejan de invertir una parte de su riqueza en servicios sociales y redes de seguridad están expuestas a un riesgo mucho mayor daño.