Ignacio Martinez, profesor de Paleontología de la Universidad de Alcalá de Henares: “El resultado de un largo y complejo estudio consagrado a establecer las capacidades auditivas de los humanos de la Sima de los Huesos, a partir de la morfología de los huesecillos y de las cavidades y conductos del oído externo y medio, ha sido el de establecer claramente que aquellas personas oían como nosotros y no como los chimpancés. Este dato indica que su voz también era como la nuestra y apunta en la dirección de que serían perfectamente capaces de hablar como nosotros. Y como ellos, sus descendientes los neardentales. No deja de ser interesante que nuestra mejor aproximación al origen del lenguaje no haya sido a través del órgano que produce la voz sino por medio del que la percibe. Cráneo Toumai, de entre hace 6 y 7 millones de años. Nuestro antepasado más antiguo. Hallado en Chad en 2001

Oír ha sido desde el principio de los tiempos no sólo una capacidad fundamental para la supervivencia, también como hemos visto para la comunicación oral con el grado de sofisticación en el análisis del sonido que ello comporta. La degradación del sistema auditivo que se produce inevitablemente con el paso del tiempo, tuvo que intentar encontrar alguna solución, un remedio que paliara sus consecuencias, la compensación de la pérdida de sensibilidad del sistema auditivo. Ejemplar de Homo Heidelbergensis (entre y años) Encontrado en Atapuerca

La audición se identificó con los oídos y evidentemente con su manifestación externa y más visible, las orejas. Es lógico pensar que muy pronto se empezara a utilizar por lo tanto el primer “sistema de ayuda a la audición”

La ampliación del pabellón auricular, el aumento de la presión sonora que se conduce a la membrana timpánica a través del conducto auditivo externo, pudo ser, con mucha probabilidad, el primer sistema utilizado para la compensación de la disminución de la agudeza auditiva, de la hipoacusia.

Podemos utilizar la división clásica del oído en oído externo, medio e interno como elemento conductor del desarrollo de las ayudas a la audición y los audífonos. Las trompetillas, como hemos indicado anteriormente simulan o se basan en el comportamiento del oído externo.

En función de sus características físicas, - longitud, forma, relación entre el diámetro de entrada y de salida de la señal – el valor de la amplificación y su respuesta frecuencial que ofrecían estas ayudas auditivas variaba. Se llegaron a fabricar incluso unos sillones “de orejas” en los que los apoyos laterales para la cabeza estaban huecos y comunicados con la parte frontal del sillón que recogía así el sonido del interlocutor y lo dirigía hacia los oídos del usuario del sillón.

Este par de trompetillas para la compensación de la pérdida auditiva se fabricó en 1930 y podemos ver la curva de ganancia de inserción que producía, una ganancia de hasta 30 dB en las frecuencias 500 a 1000 Hz. Debemos añadir el efecto de sumación que producía al ser una amplificación binaural. Por lo tanto el camino que las ayudas a la audición posteriormente los audífonos siguieron, comenzó con instrumentos que imitaban y ayudaban manteniendo los principios de funcionamiento del oído externo.

Los audífonos lineales ofrecen amplificación suficiente para compensar los problemas de audición que suponen las patologías conductivas. Cuando los mecanismos de amplificación del oído medio (Diferencia superficies de la membrana timpánica, efecto palanca de la cadena osicular y morfología de la membrana timpánica) están dañados o no pueden ejercer su función, los audífonos lineales permiten recuperar parte de la audición perdida.

¿Que es un audífono?, ¿cómo definimos actualmente los audífonos? Un audífono es un aparato electrónico de amplificación selectiva del sonido que amplifica de forma diferente, diferentes frecuencias, para ayudar a la discriminación verbal de los hipoacúsicos mejorando sus umbrales de audición. La Comisión Nacional de Homologación de Francia lo define como: El dispositivo activo destinado a mejorar, corregir o rehabilitar la audición de los deficientes auditivos, mediante una adaptación de sus características, específica y apropiada a sus capacidades de percepción y tolerancia. S.F. Lybarguer (1985) dice que la función de un audífono es amplificar el sonido en grado y manera tal que permita a una persona con hipoacusia utilizar su audición residual de forma efectiva. Nos encontramos con los primeros audífonos como el mostrado en la imagen que ofrecían ya una amplificación máxima de hasta 60 dB y 30 dB en las frecuencias entre 200 y 4000 Hz. Micrófono Auricular

Los avances tecnológicos permitían la fabricación de audífonos con dos micrófonos, podemos ver que el usuario se acercaba el auricular al oído para recibir el sonido amplificado. Auricular Micrófonos

En este modelo podemos ver él vibrador para la vía ósea montado en una diadema.

La evolución técnica redujo el tamaño de los audífonos y su eficacia tanto en la amplificación como en el ancho de banda sobre la que la amplificación resulta eficaz.

Un audífono actual.