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Todos los años en este 2º domingo de Pascua nos presenta la Iglesia la aparición de Jesús a los apóstoles el domingo de resurrección y el siguiente.

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Presentación del tema: "Todos los años en este 2º domingo de Pascua nos presenta la Iglesia la aparición de Jesús a los apóstoles el domingo de resurrección y el siguiente."— Transcripción de la presentación:

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3 Todos los años en este 2º domingo de Pascua nos presenta la Iglesia la aparición de Jesús a los apóstoles el domingo de resurrección y el siguiente domingo.

4 El evangelio de este día está tomado del evangelista san Juan. Jn 20,19-31 Dice así:

5 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado así también os envió yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos." Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo." (Sigue)

6 A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto." Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

7 Lo primero que queremos hacer notar es cómo Jesús de esta manera quiso acentuar la importancia que debe tener su resurrección haciendo que el domingo día en que resucitó, fuese el día del Señor.

8 Por eso es que el domingo nos reunimos los cristianos para alabar al Señor, porque es su fiesta. Es nuestra fiesta porque es la fiesta del Señor.

9 es la fiesta del Señor, Automático

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12 Para los judíos el domingo era el primer día de la semana, después del día de descanso o sábado. Para los romanos era el día del sol. Estaba bien que en ese día celebremos al verdadero Sol, que es Cristo Jesús, que brilla por su resurrección.

13 La primitiva cristiandad se reunía el domingo para recordar las palabras y los hechos de Jesús, quien se hacía presente en la Eucaristía, cuando “partían el pan”.

14 La resurrección de Jesús nadie la pudo ver porque fue un hecho sobrenatural, pero sí debían ser patentes los efectos. Y Jesús quería que sus discípulos fueran testigos de los efectos de la resurrección. El día de la resurrección estaban diez. Faltaba ya Judas y también faltaba Tomás.

15 Jesús entra, sin que nadie le abra, y lo primero les da la paz. En verdad que la necesitaban. Estaban desalentados y habían perdido las esperanzas de volver a verle. Claro que estaban ya avisados por el mismo Pedro y otras personas sobre que había resucitado. Pero les era muy difícil de creerlo mientras no le vieran.

16 Y como Jesús quería que los apóstoles quedaran bien persuadidos de que era Él, les mostró las llagas hechas en la cruz. Son signos permanentes, ahora de gloria y de amor.

17 Jesús les da la paz y la alegría. Son frutos del Espíritu Santo que nosotros también necesitamos. Para que fuese más real esa paz y esa alegría, Jesús les infundió el Espíritu Santo.

18 Sopló. Fue el signo de darles su aliento de Vida.

19 El Espíritu es como el principio de una nueva creación. Los discípulos estaban como muertos de miedo, de dudas. Y ahora les viene una nueva vida de esperanzas nacidas en el Espíritu.

20 Nosotros también necesitamos que Cristo resucitado nos infunda su Espíritu, porque a veces nuestra fe se va apagando. Necesitamos la brisa renovadora que recrea y fortalece. Hoy pedimos a Cristo resucitado que envíe su Espíritu.

21 Ya les había prometido Jesús a los apóstoles que no les iba a dejar solos, porque les enviaría su Espíritu, que es persona divina viviente. Pongámonos también en las manos de Dios para que Jesús nos envíe su Espíritu y podamos proclamar de verdad que Jesús es nuestro Señor.

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24 Y os recordará todo lo que os dije, y él os dirá que yo soy el Señor.

25 Jesús es el Señor.

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27 Jesús es el Señor.

28 Para gloria de Dios Padre, Hacer Click

29 Alguno suele preguntar: ¿Pero no vino el Espíritu Santo el día de Pentecostés, cómo es que lo recibieron el día de la resurrección? El Espíritu Santo puede venir muchas veces y cada uno le recibe según la capacidad de preparación que tenga. En el día de la resurrección no estaban muy preparados los apóstoles; pero sí estaban extraordinariamente preparados el día de Pentecostés.

30 En este día de la resurrección los apóstoles estaban también recibiendo una gracia especial para poder perdonar pecados.

31 Pero no estaba Tomás. Habría tenido quizá que ir hasta su tierra a algún asunto. El caso es que parece que tardó unos días. No se comprende que estuviera siete días en contra de sus compañeros. Quizá un día o dos. El hecho es que, cuando llegó, alegres los apóstoles se lo dijeron.

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35 Tomás era un buen hombre; un poco terco y pesimista; pero amaba mucho a Jesús. Cuando avisaron a Jesús que Lázaro estaba enfermo y, cuando Jesús se decidió a ir sabiendo que los jefes del pueblo querían matarle, algunos discípulos tenían miedo; pero Tomás dijo: “Vayamos a morir con él”.

36 Cuando los apóstoles dijeron a Tomás que Jesús resucitado había estado allí, seguro que estaba enrabietado consigo mismo por no haber estado. Y, como era pesimista, comenzó a pensar que todo podría haber sido como una visión de fantasmas. Y no quiso creer.

37 Lo peor fueron las condiciones que puso para creer: No le bastaba con ver; tenía que tocar las mismas llagas de Jesús. Además parece que lo dijo de modo airado, como no queriendo seguir escuchándoles a los otros.

38 Hasta que llegó Jesús el siguiente domingo y se puso en medio.

39 Él sabe que hay quienes piden pruebas por maldad, otros por curiosidad; pero Tomás lo hacía por amor, porque, si Jesús estaba vivo, pensaba amarle más. Y Jesús con toda delicadeza le diría algo así: Jesús vino lleno de bondad y misericor- dia. Jesús ve los corazones.

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42 ¿No crees lo que tus ojos ven?

43 H a c e r C L I C K

44 Jesús es el buen pastor que busca la oveja extraviada, sobre todo si se ha extraviado no por maldad. Y Jesús le presenta las manos y el costado. Las llagas de Jesús son prueba de su amor y han suscitado una gran devoción en muchos santos. Jesús murió por nosotros, pero resucitó. Su resurrección es una realidad fascinante.

45 Hay muchos que se parecen a Tomás en esa primera parte: que se sienten desencantados y desilusionados por cualquier tropiezo. Y en el sentido de religión se sienten desorientados por tantos falsos profetas y visionarios. Debemos sentirnos interpelados por las llagas de Jesús, que son fruto de su amor.

46 Pero como santo Tomás en el fondo estaba lleno de amor por Jesús, hace la exclamación más sublime de todo el Evangelio: “Señor mío y Dios mío”. Una exclamación que podemos usar, con muchas gracias concedidas, y que muchos lo hacen en el momento de la consagración de la misa.

47 Señor mío y Dios mío Automático

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51 Este amor a Jesús se hace realidad en el amor a los hermanos. Hoy, en la primera lectura de la misa del ciclo B en el que estamos, se nos habla de cómo convivían los primeros cristianos. Es un testimonio de la fe en Cristo resucitado que vive entre nosotros.

52 Hechos de los apóstoles 4,32-35 En el grupo de los creyentes todos pensaban y sentían lo mismo: lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía. Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor. Y Dios los miraba a todos con mucho agrado. Ninguno pasaba necesidad, pues los que poseían tierras o casas las vendían, traían el dinero y lo ponían a disposición de los apóstoles; luego se distribuía según lo que necesitaba cada uno.

53 Pero en realidad ese estilo de vida de la primitiva cristiandad ha sido un referente de muchos grupos de hombres y de mujeres, y aun de familias que buscan la unidad compartiéndolo todo. A alguno quizá le parezca que esa vida que se nos muestra en los Hechos de los Apóstoles es demasiado idealista.

54 Esta vida en común, como testimonio de Cristo resucitado, en todas las épocas del cristianismo ha habido comunidades de hombres o de mujeres que lo han hecho realidad. Es el testimonio de que Cristo vive entre nosotros y sigue enviando su Espíritu.

55 Es cuestión de amor: un amor que se identifica hacia Dios y hacia los demás. Cuando hay amor, todo se hace mucho más fácil. Un poco de esto nos habla hoy san Juan en la segunda lectura. Ahí nos dice que el que tiene verdadero amor vence al mundo: a sus categorías y manera de pensar y vivir.

56 Queridos hermanos: Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a Dios que da el ser ama también al que ha nacido de él. En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos. Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Éste es el que vino con agua y con sangre: Jesucristo. No sólo con agua, sino con agua y con sangre; y el Espíritu es quien da testimonio, porque el Espíritu es la verdad. 1Juan 5,1-6

57 En realidad todos los sacrificios que a veces hay que hacer en la vida, si no se tiene amor, de poco sirve. En realidad siempre debemos pedir la fuerza del Espíritu Santo para que se una a nuestra pequeña fuerza.

58 Es muy posible que nuestro ideal de vida no compagine con la visión de la primitiva cristiandad ni de tantos cristianos que la procuran realizar; pero sí debemos aspirar a una mayor unidad en la fe y en el amor.

59 Terminamos recordando que mucho depende del grado de Espíritu que tengamos; pero depende de ti y de mi que el mundo sea mejor.

60 Depende de ti y de mí que el mundo sea mejor, Automático

61 crear esa tierra nueva de libertad y de amor.

62 Depende de cada hombre el crear lazos de unión.

63 No hay más que una gran familia, no hay más que un pueblo de Dios.

64 Hagamos un mundo fraternal, un mundo en que podamos todos compartir,

65 sin racismos, sin odio, sin temor, donde, unidos, sepamos convivir.

66 Hagamos un mundo de igualdad, un mundo que despierte al amor,

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68 hagamos un mundo verdadero, hagamos un mundo para Dios.

69 Que con María encontremos a Jesús en el amor. AMÉN


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