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Canción de Adviento https://youtu.be/75gJA- puxv8?list=RDfqH_7AIa6ZQ 1º Dom. Adviento. C Despierta  “FORTALECERSE INTERNAMENTE”. La invitación de san.

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1 Canción de Adviento https://youtu.be/75gJA- puxv8?list=RDfqH_7AIa6ZQ 1º Dom. Adviento. C Despierta  “FORTALECERSE INTERNAMENTE”. La invitación de san Pablo sigue resonando hoy en mi vida. Si mi camino de fe no lo construyo día a día, con constancia, con esfuerzo, con perseverancia, con alegría… terminará siendo irrelevante, lo irá carcomiendo la rutina, la acomodación y la apatía. Alimentar mi fe de “amor mutuo y amor a todos”, de escucha de la Palabra, de relación con Dios, de encuentro con los hermanos, de compromiso con la construcción de mundo más humano… es la mejor “receta” para mantener el vigor, la fuerza y el empuje para que mi fe se mantenga viva y fresca. El tiempo de Adviento que inicio es un buen momento para revitalizar mi compromiso cristiano y poner en marcha pequeñas acciones que me lleven a vivir la fe con más profundidad ¿De qué alimento mi fe? ¿Cómo puedo fortalecerme internamente para crecer como seguidor de Jesús? ¿Qué compromisos concretos puedo poner en práctica este Adviento?  EVITAR EL PESIMISMO. Nuestra vida, nuestra sociedad, nuestra Iglesia, nuestro mundo… están llenos de sobresaltos, inquietudes, preguntas, convulsiones que hacen tambalearse muchas cosas, nublan el horizonte, nos llenan de miedos e inseguridad, despiertan dudas… La tentación es convertirnos en personas negativas, fatalistas, caminando por la vida viéndolo todo negro (“esto no tiene remedio”, “qué mal va todo”, “donde vamos a parar” “ya no hay solución”…) Quien así vive se queda sin cimientos, no tiene donde agarrarse, se tambalea… El Evangelio no niega que haya situaciones duras, difíciles, negativas. Las acepta. Pero da una perspectiva nueva para no enfocarlo todo desde la tragedia: en medio de las dificultades Dios aparece como sólido fundamento donde agarrarse. Enraizados en Él podemos afrontar “lo que venga”, porque nos dará fuerza y esperanza para que nuestra vida no se pierda. Ver los brotes de esperanza, las pequeñas semillas de bien que están surgiendo y cuidarlas, apostar por los pequeños gestos que vayan construyendo nuevas relaciones y generando confianza… ¿Soy una persona pesimista y catastrofista? ¿Soy persona positiva que transmite esperanza? ¿Puedo aportar algo a “los negativos”, a los que “lo pasan mal”, a los “deprimidos por el peso de la vida”?  NO DEJAR QUE SE ME EMBOTE LA MENTE. Hay muchas cosas que me adormecen, me hipnotizan, me quitan la sensibilidad, me paralizan…. Pasan los días, los acontecimientos, las cosas, las personas… a mi lado y apenas me “tocan” el corazón, me cuesta percibir la realidad sencilla de Dios en la vida ordinaria. La frivolidad, la ligereza al plantear los temas serios de la vida, la superficialidad con que vivo las cosas, el instalarme en mi pequeño mundo y olvidarme de lo que me rodea, el vivir tranquilo y cómodo sin mayores aspiraciones y problemas… me impiden vivir “al aire de Dios”, acogerle cuando se me acerca. ¿Cómo se me va embotando la mente y el corazón? ¿Qué “receta preventiva o curativa” puedo aplicar en este adviento para que eso no me ocurra? ¿Cuáles son hoy los motivos para la esperanza? Quiero prepararme para ver venir al Señor. Verle venir cada día que amanece. Verle venir en cada hermano que saludo cada mañana. Verle venir en cada hermano al que le sonrío Verle venir en cada hermano al que le tendiendo la mano. Verle venir en cada palabra de bondad que digo Debo aprender a «ver venir a Dios que siempre está viniendo». Sé que está, pero cada día se hace nuevo. Sé que me ama, pero cada día con un amor nuevo. Sé que espera mucho de mí, pero cada día es una esperanza nueva. Verle venir en cada niño que nacerá en este tiempo del Adviento. Verle venir en cada amigo que me encuentre en el camino. Verle venir en cada dificultad que me acontece en el camino. Verle venir aunque el día se me ponga oscuro. Verle venir aunque los problemas me agobien. Verle venir de lejos, pero verle también cercano a mí. Verle venir en cada encuentro conmigo mismos. Verle venir en cada llamada que siento de cambiar. Verle venir en cada comunión que recibo. Verle venir en cada perdón que se me regala. Dios está viniendo cada día y en cada momento. Lo que importa es que sepa verle venir. No sea que Dios venga y encuentre las puertas con llave. No sea que Dios venga y se pase de largo. No sea que Dios venga y no me encuentre en casa. [J.J.] Señor, al comenzar el Adviento quiero estar disponible para acogerte cuando vengas a mi encuentro, con el corazón alerta y con los ojos bien abiertos para descubrirte presente en todo lo que voy viviendo, en las cosas más cotidianas y en los signos más pequeños porque Tú siempre te encarnas desde abajo y desde dentro. Señor, ilumina mi vida para que sepa estar atento a quien necesita a mi lado ayuda, compañía y consuelo. Que el camino de la misericordia aprenda a recorrerlo como Tú nos enseñaste, como Tú supiste hacerlo para que aparezcan brotes de algo nuevo que hagan de nuestro mundo un lugar más justo y más fraterno. Ayúdanos, Señor, a ponernos en pie… -y a iniciar el camino que nos lleve a ayudar a las personas que nos necesitan. -y a esperar con confianza que tus promesas las veremos cumplidas. -y a buscar formas concretas de preparar tu venida. -y a vivir con fidelidad y honestidad los compromisos en lo cotidiano de nuestra vida. -y a vencer los miedos y temores que nos paralizan. -y a no dejarnos llevar por la pasividad, la comodidad y la apatía. -y a saber discernir los signos de los tiempos donde Tú habitas. -y a mirar las cosas, las personas y los acontecimientos desde otra perspectiva. -y a escuchar tu Palabra con atención para encontrar en ella la luz que nos guía. -y a apoyar a grupos, personas e instituciones que trabajan por un mundo mejor donde desaparezcan las injusticias.

2 Lectura del libro de Jeremías (33,14-16): Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora suscitaré a David un vástago legítimo, que hará justicia y derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá y en Jerusalén vivirán tranquilos, y la llamarán así: Señor-nuestra-Justicia. Salmo 24 R/. A ti, Señor, levanto mi alma Señor, enséñame tus caminos, instrúyeme en tus sendas, haz que camine con lealtad; enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/. El Señor es bueno y recto, y enseña el camino a los pecadores; hace caminar a los humildes con rectitud, enseña su camino a los humildes. R/. Las sendas del Señor son misericordia y lealtad, para los que guardan su alianza y sus mandatos. El Señor se confía con sus fieles y les da conocer su alianza. R/.

3 Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,12–4,2) Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos. Y que así os fortalezca internamente; para que, cuando Jesús nuestro Señor vuelva acompañado de todos sus santos, os presentéis santos e irreprensibles ante Dios nuestro padre. Para terminar, hermanos, por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios: pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos en nombre del Señor Jesús. Lectura del santo Evangelio según san Lucas (21,25-28.34-36): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y del oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad, ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros temblarán. Entonces, verán al Hijo del Hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.»


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