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25º Dom. T. O. Ciclo B De qué hablas por el camino  ¿DE QUÉ HABLAS POR EL CAMINO? Para el evangelista Marcos el “camino” es la vida entera, en cuanto.

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Presentación del tema: "25º Dom. T. O. Ciclo B De qué hablas por el camino  ¿DE QUÉ HABLAS POR EL CAMINO? Para el evangelista Marcos el “camino” es la vida entera, en cuanto."— Transcripción de la presentación:

1 25º Dom. T. O. Ciclo B De qué hablas por el camino  ¿DE QUÉ HABLAS POR EL CAMINO? Para el evangelista Marcos el “camino” es la vida entera, en cuanto peregrinación a un destino a una meta. Así que la pregunta es una invitación para pararme y reflexionar sobre cuáles son los temas de conversación habituales, con quién los realizo, cuánto tiempo dedico a ellos… Ser consciente de ello es un buen termómetro para medir por dónde oriento mi caminar por la vida. Porque todo eso está reflejando mis preocupaciones, a qué doy importancia, que es lo que me llama la atención, en qué pongo mis intereses… En mis conversaciones ¿predominan temas superficiales, frívolos, importantes, profundos…? ¿Me preocupo solamente de las cosas que me afectan directamente o también me planteo cuestiones sobre los grandes interrogantes de la vida, de nuestra sociedad, de la fe, de nuestro mundo…?  ¿QUIÉN ES EL MÁS IMPORTANTE? ¿A quién pongo en el centro de mi vida? Jesús pone a un niño como signo de debilidad, de indefensión, de vulnerabilidad, de irrelevancia, de fragilidad… que es necesario acoger, ayudar, cuidar, proteger… En la acogida me juego mucho para mostrar la calidad de mi fe. La manera más concreta, visible y real de acoger hoy a Jesús es acoger los más indefensos, a los más necesitados, a los más débiles, a los más perdidos y ninguneados. ¿Quiénes son hoy, en mi realidad? ¿qué puedo hacer por ellos? Jesús realiza una gesto cercano y cargado de humanidad: abrazar. ¿Quién necesita hoy de mí un abrazo, una escucha, una atención especial, un gesto de atención y de cariño?  ¿DE DÓNDE PROCEDEN VUESTRAS DIVISIONES? Los conflictos, las discusiones, las dificultades en la convivencia… son frecuentes en las relaciones humanas. Es importante también detenerse a pensar en ellas, analizarlas y ver por qué se generan. En el fondo siempre hay actitudes que las originan y las fomentan: rivalidades, “luchas de poder”, deseos de prestigio y dominación, envidias… La lista que hace el apóstol Santiago puede ser un buen test para analizar qué es lo que más se da en mi vida, si lo fomento o trato de superarlo, si me dejo llevar por mis criterios o pongo como referencia “la sabiduría que viene de lo alto” que propone el apóstol para ir transformando mi corazón. La lógica de Jesús comienza con el “abajamiento”, poniéndose a servir como actitud de entrega para determinar el éxito o el fracaso, la ganancia o la pérdida. ¿Qué es lo que más me cuesta asumir de esta propuesta de Jesús?  ¿QUIÉN ME SOSTIENE EN LA ENTREGA? No es fácil vivir de forma coherente y convencida la fe. Mantenerme firme en medio de incomprensiones, rechazos, indiferencia… requiere unas buenas raíces, unos buenos cimientos y una buena base. Porque siempre habrá “trampas” imperceptibles, “ofertas” más tentadoras o más cómodas, “justificaciones” tranquilizadoras, “presiones” más o menos encubiertas… ¿Qué me hace perseverar y permanecer en mis compromisos, en mis responsabilidades y en luchar por lo que merece la pena? Podría seguir así, tirando más o menos como hasta ahora: manteniendo el equilibrio prudentemente, justificando mis opciones dignas, diciendo "sí" cuando todo es a medias... Pero también puedo ser... discípulo. o me detengo haciendo juegos de equilibrio; me gusta apuntarme a todo y dejar las puertas abiertas, por si acaso. Me asusta tu oferta... Pero también puedo ser... discípulo. Quiero ser dueño de mi vida, no renunciar a mi libertad, gozar de tantas cosas buenas, entregarme a los míos, y tener esa serena paz del deber bien cumplido... Pero también puedo ser... discípulo. Puedo cargar con mi cruz, quizá con la tuya; también complicarme la vida y complicársela a otros con osadía, hablar de la buena noticia y soñar nuevas utopías... Pero también puedo ser... discípulo. Anhelo hacer proyectos, proyectos vivos y sólidos para un futuro solidario; deseo ser eficaz, acertar, dar en el clavo y ayudar... Pero también puedo ser... discípulo. Soy capaz de pararme y deliberar, escuchar, contrastar y discernir; a veces, me refugio en lo sensato, otras, lanzo las campanas al vuelo y parece que rompo moldes y modelos... Pero también puedo ser... discípulo. No siempre acabo lo que emprendo; otras arriesgo y no acierto, o me detengo haciendo juegos de equilibrio; me gusta apuntarme a todo y dejar las puertas abiertas, por si acaso. Me asusta tu oferta… pero también puedo ser… discípulo [F.U.] Enséñame, Señor, la sabiduría que viene de ti… perder para ganar, desprenderse para compartir, escuchar para comprender, abajarse para servir, caminar para perseverar, contemplar para discernir, acompañar para sostener, entregarse para construir, abrirse para aprender, acoger para incluir, sembrar para cosechar, perdonar para convivir, provocar para despertar, comunicar para seducir, soñar para avanzar, permanecer para resistir, valorar para agradecer, dialogar para transmitir, ayudar para proteger, confiar para seguir, orar para profundizar, defender para unir… Enséñame, Señor, la sabiduría que viene de ti. Señor, te pedimos luz y fuerza para orientarnos… -Ayúdanos a buscar espacios de encuentro y diálogo para construir un mundo más humano. -Danos tu fuerza para acoger a quienes se encuentran perdidos y desamparados. Que nos les cerremos nuestras puertas ni nuestras manos. -Aleja de nosotros la envidia, las rivalidades y los engaños. Que nos dejemos guiar por la sabiduría y los valores que tú nos has enseñado. -Cuida de los pequeños, los pobres, los más necesitados. Despierta en nosotros corazones solidarios. -Mantennos firmes en la fe y en las opciones de vida que hemos ido tomando, aunque seamos poco reconocidos o ninguneados. -Enséñanos a mirar las cosas y a las personas desde abajo, poniéndonos al nivel de la gente sencilla que está a nuestro lado. El Señor sostiene mi vida. Salomé Arricibita https://youtu.be/E2z-BVNVqJM

2 Lectura del libro de la Sabiduría (2,12.17-20): Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.» Salmo 53,3-4.5.6 y 8 R/. El Señor sostiene mi vida Oh Dios, sálvame por tu nombre, sal por mí con tu poder. Oh Dios, escucha mi súplica, atiende a mis palabras. R/. Porque unos insolentes se alzan contra mí, y hombres violentos me persiguen a muerte, sin tener presente a Dios. R/. Pero Dios es mi auxilio, el Señor sostiene mi vida. Te ofreceré un sacrificio voluntario, dando gracias a tu nombre, que es bueno. R/.

3 Lectura de la carta del apóstol Santiago (3,16–4,3): Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones. Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,30-37): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se entera se, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.» Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?» Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.» Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.»


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